viernes, 3 de julio de 2015

Cartujos II.

Leo hoy un artículo de Félix Ovejero sobre "la temeridad de opinar". En esencia, creo, viene a decir lo que les conté el otro día en el post "Cartujos". Y también creo, y no me perdonen la inmodestia, que yo lo decía mejor por aquello de que lo breve dos veces bueno. En cualquier caso lo que cuenta es que ya vamos siendo unos cuantos los que estamos que no podemos más de escuchar tonterías revestidas de respetabilidad. Ya saben que una de mis reiteraciones es la de denunciar ese pensamiento, por así decirlo, conjetural que se las da de serio. Suposiciones a las que se las da categoría de hechos. Suposiciones que, por descontado, se adaptan a las mil maravillas a la estulticia de los deseos. En fin.

El caso es que a Ovejero, que suele ser bastante plasta por minucioso, le escuché en repetidas ocasiones cuando intervenía en aquellas reuniones casi familiares que organizaba una Asociación por la Tolerancia que por aquel entonces se había constituido en Barcelona. Y a esto es a lo que quería ir, al hecho real de la constitución de una asociación por la tolerancia. En Barcelona, ¡figúrense ustedes!, la ciudad más abierta del mundo al decir de la fama. Una contradicción total, ¿no les parece? 

¿En cuantas ciudades, que ustedes sepan, se ha constituido una asociación para luchar contra la intolerancia? Yo sólo conozco Barcelona. Y no es porque yo fuese bastante asiduo a las reuniones, pero les puedo asegurar que allí sólo acudía gente que se dice de nivel. Profesores de universidad e instituto mayormente. Y, por supuesto, allí se opinaba  de hechos. Hechos nada más de los que cualquier nacionalismo proporciona para dar y tomar.  Poco después, apareció el diario digital "Factual" del que también tuve el honor de ser socio fundador. Con 50 euros, todo hay que decirlo. Duró cuatro días, pero dejó su mensaje liberador, no les quepa la menor duda. Quizá el partido político Ciudadanos sea la secuela de lo uno de lo otro. Veremos en qué queda. 

En definitiva: hermanos, morir tenemos, ya lo sabemos. Y en boca cerrada...

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