martes, 28 de julio de 2015

Templa y aguanta

 
 
Una vez más regreso a Amanecer. En pleno verano, nos dice Carmen, el Camino se apacigua. Efectivamente, apenas hay peregrinos en el hotel. Menos palique, pero mejor atención. Para abrir boca y corregir las fatigas de la pedaleada nos prepara Carmen una paella que, creo, es la primera en mi vida que no me produce reseco por la tarde. Anyway, si alguna vez me pierdo y alguien me quiere encontrar que me busque en el trayecto que va de Frómista a Carrión. A la epoustouflant belleza del paisaje se le añade la incuestionable calidad cosmopolita del paisanaje. Mientras descansaba tumbado sobre una de las mesas de piedra del descansadero de Armenteros de Campos estaba escuchando las divagaciones sobre la aceleración producida por la fuerza gravitacional con las que un adolescente italiano estaba seduciendo al que bien pudiera ser su profesor o quizá su padre. Todos los idiomas del mundo, todas las razas, y raro es con quien te cruces que no te dedique un saludo afectuoso.

A la entrada de Carrión, a la izquierda, Monsterio Santa Clara. Monasterio Santa Clara,/ en tus piedras venerables/... el inolvidable bolero que cantaba Jorge Sepúlveda. Es albergue de peregrinos. En el zaguán una exposición de esculturas y un mensaje de esperanza de Tordolín de Padilla. El arte de la chatarra. Templa y aguanta:

Amigo, escucha una proclama de la mejor esperanza. Porque hoy te digo que:

Aunque a jirones arranquen tu alma, tú, templa y aguanta.

Aunque a fuego abrase tu alma, tú, templa y aguanta.

Aunque con barro los ojos te cieguen, tú, templa y aguanta.

Aunque tus actos honrados creen la desconfianza, tú, templa y aguanta.

Aunque por decir la verdad te machaque la esperanza, tú, templa y aguanta.

Que envidias propias no te ataquen la mirada, tú, templa y aguanta.

Que envidias ajenas no frenen tu fe en la dádiva, tú, templa y aguanta.

Que contratiempos, desventajas, olvidos y desconfianzas no sean pesas en tu balanza, tú, templa y aguanta.

Porque mucho tiempo después, yo te digo, la puerta del cielo se abrirá a tu alma.

Y cuando allí entres tu felicidad será muy larga.

Pero hasta que esto ocurra, sólo te digo, ¡amigo!, templa y aguanta.

 Y aguanta. Y aguanta.

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