El otro día pudimos leer en casi todos los rotativos una de las noticias que no por pasar casi desapercibida deja de tener una trascendencia que me atrevería a calificar de decisiva. No por nada sino porque de ser tomada en serio obligaría a revisar todo el sistema político, de valores y demás, con los que, por lo menos en esta parte del mundo que llamamos occidental, nos venimos rigiendo... con menos pena que gloria diría yo si nos atenemos a las comparaciones.
Pues bien, la noticia en cuestión venía avalada por estudios científicos realizados en una de entre las más prestigiosas instituciones dedicadas a la neurociencia y venía a señalar que apenas un 5% de la población es capaz de pensar. Así como les digo: pensar a secas. Es decir, extraer conclusiones después de haber interrelacionado una serie de variables. Claro, yo no sé lo que habrán hecho los demás recién leída tal noticia, pero yo, lo primero, decirme que eso lo explica todo; lo segundo, preguntarme si estaré entre ese 5%.
Lo explica todo. O casi todo. Y no es que me esté refiriendo al resultado del reciente referendum en Grecia, que también. No, son cuestiones de la vida cotidiana como recoger caquitas de perro, cruzar a diario la ciudad en coche, veranear en la costa, sobre todo la levantina... en fin, para qué seguir si cada cual tiene su lista de preferencias. Nadie capaz de pensar un ápice irá por ahí todos los días, durante diez o quince años, recogiendo caquitas de perro. Sólo desde el pensamiento plano se puede comprender esa actitud acrítica hacia los postulados de Walt Disney. O de Hitler, que viene a ser lo mismo.
Pero bueno, la cuestión primordial es recapacitar, si de ello soy capaz, sobre mi situación en ese desesperanzado ranking. ¿Hasta que punto lo que digo es cosecha de mi propio pensamiento? ¿Hasta que punto son consignas aprendidas y copiadas de mis particulares ídolos? ¿O acomodación a mis fobias y deseos? Peliaguda cuestión. Porque el caso es que pruebas de atolondramiento he dado a todo lo largo de la vida para llenar un foudre... o mejor un tren de foudres. Y, sin embargo, les diga lo que les diga, en mi más interno fuero me resisto a creer que sea un zote. Y así, supongo, es como creemos todos que somos: más listos que el hambre aunque metamos de vez en cuando la pata. Triste consuelo en cualquier caso.
5%, sí, me parece razonable. Y el 95% restante, epsilóns. ¡Y viva la democracia!
Hoy he visto que los del PP ponían en el atril de lo de su congreso "X el futuro de España". Apaga y vámonos...
ResponderEliminarlo suyo hubiese sido: XXX el futuro de España.
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