lunes, 18 de marzo de 2013

Dulce de membrillo



Una vez, hace ya bastantes años, estaba Don Segundo tomando el sol y leyendo sus revistas favoritas al borde de la piscina del Club de Golf cuando se le aproximaron unos socios a pedirle opinión sobre la moda que se estaba imponiendo en el club de tirar a la piscina a la gente que andaba por allí. Don Segundo, que solía ser parco en palabras aunque las pronunciase con un cierto deje cheli, fue contundente en su respuesta: "a mí me parece bien siempre y cuando la persona que arrojen a la piscina sea su puta madre".

Otra vez, hace bastantes años también, iba Loroño escapado en la escalada de un puerto cuando, de pronto, se le empieza a acercar uno por detrás con aires de ir sobrado de fuerzas. No tardo en comprender Loroño que se trataba de Bahamontes. Y se llenó de una rabia incontenible porque comprendió de inmediato  que otra vez más le iba a ser arrebatada la victoria. Y así fue que cuando unos minutos después fue sobrepasado no se pudo contener y le grito "hijo puta" al bueno de Bahamontes. Entonces, Bahamontes, sintiéndose ofendido en lo más profundo, se bajó de la bici y esperó a Loroño y cuando le tuvo a mano empezó a bombazos con él. ¡Pues menuda somos los ciclistas!, dijo después, cuando le entrevistaron a propósito de tan chusco suceso. 

"Mentar a la madre" es una expresión hispanoamericana que significa gran ofensa donde las haya. Tu le mientas la madre a cualquiera allí y tienes garantizada la correspondiente balacera. Porque es que si hay una raya que no se puede sobrepasar es esa, la de la madre. Entronca con lo sagrado. Con lo de la Virgen María. O sea, que en lo más profundo de las conciencias se alberga el convencimiento de haber sido concebido por un rayo de sol que paso por el himen de la madre sin romperle ni mancharle. ¡Miraculoso!

Sin embargo, no sé si desde siempre, pero de un tiempo a esta parte decir ¡de puta madre! es señalar que algo está francamente bien. Son cosas que no cuadran. ¿En qué quedamos? Bueno, la verdad es que ya iba siendo hora de   dejar de valorar a los hijos por la profesión de la madre. Que cada uno sea lo que sus propios méritos le asignan. Que ejemplos de desclase los tenemos de todos los colores. Hacia arriba y hacia abajo. Y si pocos hijos de puta ascendieron a magnates, muchos hijos de magnates bajaron a hijos de puta.  

En resumidas cuentas, que, para el común de los mortales, madre no había hasta hace poco más que una, la Virgen María, pero desde que a la Virgen María la empezaron a utilizar para decorar las tapas de las cajas de dulce de membrillo... ya, cualquier cosa. 

2 comentarios:

  1. pedro,qué recuerdos,el membrillo.Míra si éramos menbrillos,que en el internado teníamos auténticas pedreas por el dominio y explotación de un árbol de membrillo que había en el patio del colegio.Yquellas frutas tan ácidas.Era el colmo de superioridad,comerse un membrillo delante de todos..Ahora los insultos y acepciones han cambiadeo mucho.Nunca he entendido lo de puta madre como algo positivo.Como lo de trabajar "duro" del inglés o el clásico "está que te cagas" aunque ésta la entiendo mejor pues algunas cagadas pueden ser antológicas.en mis tiempos y en los tuyos se decía gachí,fetén,chorbo y a las amantes se les ponía un piso y se llamaban queridas..qué tiempos,algunas veces pienso mejores que estos de asalto a mano armada legal...

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  2. Cuando estuve viviendo en Alar tenía un membrillero en el patio que daba unos membrillos pequeños y muy aromáticos. Un año hice mermelada con la cosecha y por lo visto estaba buenísima. Lo de "está que te cagas" y otras expresiones en boga me imagino que vienen vía serie americana del tipo "The wire" y así. Son modas supongo, pero en caso de duda consultamos a nuestro consejero aúlico Japónicus y en seguida nos pone al día.

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