viernes, 22 de marzo de 2013

Hagamos tonterías



"Aquí yace uno porque, estando bien, quiso estar mejor". Es un epitafio gracioso. Y no porque se refiera a esa clase de gentes que no les pasa nada pero van al cirujano porque no se sienten a gusto con su imagen o lo que sea y les sienta mal la anestesia y se quedan en el trance de mejora. No, como todo lo gracioso es algo que resuena en el inconsciente de la mayoría porque la mayoría, sin darnos cuenta, hacemos cantidad de tonterías con la pretensión de mejorar lo que ya de por sí está bien. Si me apuran un poco, les diré que es precisamente  en eso en lo que consiste el proceso civilizador, en hacer una tontería después de otra. ¿O es que acaso alguien me puede asegurar que somos más felices ahora que cuando vivíamos subidos a los árboles? Pero quisimos bajarnos de allí para poder correr más y a la vista están las consecuencias, una ansiedad irrefrenable por hacer lo que sea y una angustia mortal si no haces nada.

Así que, en habiendo aquí llegado, no nos queda otra para frenar la ansiedad y evitar la angustia que hacer lo que sea, es decir, lo que se nos ocurra a la primera de cambio que, no nos engañemos, no suele ser otra cosa que lo que ordena, o sugiere si mejor les gusta, la publicidad. La publicidad que, por lo general, financian las empresas que cotizan en el IBEX 35. Ellas son las que marcan el camino de eso tan misterioso que llamamos MODA, algo que, si me lo permiten, les aventuraré que no puede ser si no la consecuencia de los más viejos atavismos de la especie, a saber, la mímesis y el gregarismo por el orden que ustedes quieran. Si a eso le añadimos la ley de leyes de la termodinámica termoneuronal que no es otra que la del mínimo esfuerzo, pues ya  me tienes aquí haciendo todas esas cosas de las que luego se habla, y se presume, cuando se está de tertulia con los amigos. Bueno, a decir verdad, ahora ya no es preciso esperar a la tertulia, que puedes mandar un WhatsApp sobre la marcha desde donde sea y como sea que estés realizando la mamonada que toca y ya todos se enteran de lo interesante que eres. Y eso, que los demás se enteren al instante, sirve, que quede claro. 

Así que, tomen nota si quieren, las tres patas del trípode sobre el se sustenta lo que hemos dado en llamar civilización no son otras que las tres supremas tonterías: mímesis, gregarismo y ley del mínimo esfuerzo. El que domine las tres tiene el éxito asegurado a efectos de esquivar ambas dos, la angustia y la ansiedad. Se lo digo yo. 

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