Yo también voy hacia Madrid leyendo sobre economía. La hizo buena Jacobo mandándome "Economics in Perspective" de Galbraith. Porque es que una cosa lleva a otra y esa otra cosa es, ni más ni menos que "An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations". El caso es que entre uno y otro libro tengo un enganche peor que cuando me dio por la mariguana. Dios mío, me digo, a estas alturas de la vida y sin haber caído en la cuenta de que existían tales maravillas.
"Economics in perspective" es el típico libro de divulgación. Está, a mi juicio, maravillosamente escrito, pero adolece de lo que todos los libros del género, es decir, que si uno no posee una considerable noción de todos esos conocimientos que el libro pone en orden, al cabo de un rato de haberlo leído ya no te acuerdas de nada y sólo queda la incomoda sensación de haber tenido la gloria al alcance de la mano y no haber podido aprovecharla. Como de haber querido empezar la casa por el tejado, por emplear una metáfora de fácil comprensión. No, convénzanse, la divulgación es un engaño, o, mejor, una redundancia que sólo aprovecha a los ya iniciados. A los que ya leyeron y comprendieron los textos básicos sobre la materia en cuestión.
La primera parte de "Economics" está dedicada en su casi totalidad al análisis de "The Wealth of Nations". Bueno, sí, muy interesante todo lo que dice Galbraith, pero por qué no voy a poder yo crearme mi propia opinión al respecto si, además, "The Wealth" fue la primera obra que me baje al kindle desde Galaxia Gutemberg. Y así fue que me puse a la tarea y no vean lo contento que estoy por haberlo hecho.
"The Wealth of Nations"es lo que se podría considerar un libro iniciático. Como la Biblia y dos o tres más, pero mucho mejor a mi juicio. Si hubiese un poco de sentido común en el mundo serían muchas las historias que en él se cuentan que se enseñarían en las escuelas como modelo del sencillo, ocurrente y recto razonar. Porque esa es, creo, la gran enjundia de este libro, un canto permanente a la necesidad de fundamentar adecuadamente las opiniones. Las cosas son como son, no porque sí, sin más, como nos tienen acostumbrados los tiranuelos de toda laya, no, las cosas son como son por esto y esto y esto. Y puedo estar equivocado, pero convendrán conmigo que mi explicación es ocurrente y plausible y mientras no me demuestren ustedes lo contrario tendremos que convenir que es muy posible que yo esté en lo cierto.
Razonar. El discurso razonado hasta donde es posible. Esa es la cuestión. El porqué de las cosas. Ese fundamento cuya construcción exige intuición, método, memoria... cosas que no vienen dadas porque sí. Hay que trabajárselas.
Me alegra que estés con esas lecturas tan suculentas. Desde luego que si cuando teníamos catorce años en lugar de hacernos leer La familia de Pascual Duarte y El camino hubiéramos tenido a mano el de Smith nuestro país seguro que era diferente ahora. Galbraith dice una cosa que muchas veces olvidamos: que los que menos lo han leído son los que se llaman liberales. Una pena para ellos, porque, como dices, es una lectura muy suculenta. Para perezosos también está estupenda la grabación de Librivox, gratuita. Escuchas un capítulo todas las noches antes de dormir y descanso asegurado...
ResponderEliminarHay una frase que yo creo que se da muchas veces. "El maestro llega cuando el alumno está preparado". Luego pienso que es ahora el momento en el que tiene que leer esos libros.
ResponderEliminarMaría, creo que detrás de esa frase se esconde un cierto conformismo bastante desazonador. El maestro, por lo general, no tiene que llegar porque siempre está ahí, cual es el caso de Smith que para leerle no hace falta ninguna preparación especial sino solamente que alguien a tu alrededor te diga, chaval, o chavala, no pierdas el tiempo con La familia de Pascual Duarte, lee La Riqueza de las Naciones y no sólo aprenderás muchísimo más sino que también disfrutarás el doble.
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