miércoles, 4 de febrero de 2015

Ondas nada más



Con uno de los asuntos que más suelo dar la lata a mis amigos y conocidos en general es con lo del ASTRA. La verdad es que cuanto más lo pienso menos comprendo la indiferencia hacia ese medio de medios de las personas con capacidades intelectuales para aprovecharse de él. Los ingleses, los americanos, los rusos, los franceses, los chinos, los japoneses, los coreanos, los moros, los chavistas de podemos, todos dejan ahí su impronta con su incierto grado de podedumbre. Es una visión del mundo multipolar con sus diversas distorsiones más o menos divertidas en función de su ingenua maliciosidad. Porque no se puede uno engañar al respecto: ni una sola de esas emisiones deja de tener su sesgo de propaganda y manipulación. El mundo de las ondas, por tanto, es la política por excelencia a escala planetaria. Y cada país es lo que son sus emisiones. Díganme, si no me creen, de dónde les viene la importancia a pequeños países como Inglaterra o Qatar. BBC y Al Jazeera.

Anoche, por ejemplo, contemplaba la aparente impecabilidad de un programa sobre el "asalto de las finanzas a la naturaleza" que emitían en ARTE. A medida que iba avanzando el relato más me iba viniendo a las mientes la crítica que hace Houellebecq en su última novela de los medios de comunicación de su país. Según él, están estos medios copados por la generación de los soixante-huitard, sesentaiocheros, que son una especie de cadáveres vivientes arrastrando los despojos de una ideología muerta. Y así es como va Francia, convencida de superioridad moral, intelectual y todo lo haga falta, mientras ve como pasa de largo el tren de la modernidad que no es otro que el de la asunción de la responsabilidad individual como indispensable preámbulo a cualquier tipo de acción coordinada. A todo lo largo del maravilloso documental no se mencionaron para nada a los millones de personas que asaltan a la naturaleza, en estado nada puro por cierto, para sus vacaciones de verano e invierno, por no hablar de los millones de ciudadanos que se benefician del pastel que supone ese supuesto asalto de las finanzas a través de los dividendos que éstas dan. O sea, siempre aquellos famosos "ellos" que tanto gustaba demonizar el ínclito García Calvo sin especificar nunca su verdadera naturaleza. Hubiera sido terrible descubrir un día que esos perversos "ellos" eramos en realidad nosotros agarrando el avión o el coche para ir a esquiar a Los Alpes o a tomar el sol al Caribe. 

Luego, observo las diversas versiones sobre la guerra en Ucrania. la BBC, CNN, BMF por un lado, RToday, Telesur por otro. Y pienso que qué pensarán de todo eso aquellos ucranianos que me arreglaron el piso en que ahora vivo. Nunca, la verdad, había tratado con unos operarios más educados y eficaces. E imagino que en Ucrania habrá mucha gente como ellos y no puedo entender por qué les está pasando lo que les está pasando. Las fuerzas del mal se han desatado allí y algo tendrán que ver todos y cada uno de los que allí viven por mucho que los diferentes medios apunten con precisión a muy concretos responsables. Putin es, evidentemente, un apropiado líder para una sociedad de nazis, pero a alguien se le fue la mano favoreciendo su ascensión con tal de obtener inmediatos beneficios. No diferirá mucho, supongo, de lo que en su día pasó con Hitler y los alemanes. Y su solución, supongo, también será parecida. 

Por no hablar de los chavistas de Podemos. Viera la gente Telesur e inmediatamente se daría cuenta de que todo eso no es más que una broma macabra. No puedo ni imaginar que eso cuaje por aquí. Sería la guerra. Demasiada gente con estudios para consentir semejante felonía. La veleidades utopistas siempre se topan con el muro del conocimiento. Como les está pasando ahora a los chicos de Chiripa en Grecia. Lo de las manos en los bolsillos ya se sabe lo que da de sí. Para ir de volteo, como diría Fede. En fin, en qué cabeza cabe. 

Así uno va viendo por aquí, por allá, y se da cuenta de lo relativamente afortunados que somos en este rincón del mundo y que quizá sea porque ya pasamos lo que otros pasan ahora. O, simplemente, porque ahora toca y hay que andarse con cuidado porque la suerte es muy tornadiza. En cualquier caso, no sé qué haría yo si no estuviese conectado al ASTRA. 

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