Ayer se estaba celebrando un campeonato de voleibol en la Segunda Playa. Los organizadores habían colocado un chiringuito en el paseo adyacente en el que entre otras cosas había dos altavoces. Pues, ¡maravíllense!, la música que emitían estaba a un volumen tan bajo que casi ni se oía y, además, nada de regionaladas, era una especie de popjazz como de aeropuerto. Bueno, pensé, tenga o no tenga que ver con el mogollón de cartas que he enviado al ayuntamiento reflexionando sobre el ruido, lo que importa es que algo, sin duda, está cambiando en la mentalidad de los municipes. ¡A buenas horas greensleeves!
Vamos a ver lo que pasa ahora que la marea populista que veníamos padeciendo ha dado su cosecha. Venga derechos, fuera obligaciones. A ver quien es el tonto que no se apunta a eso. Claro, puestos todos a lo mismo, se lo han llevado los que menos se han cortado a la hora de echar venenos sobre la tierra. Ni una mala yerba en su impoluto campo de promesas. Así cualquiera. Bien, seguramente es lo que estaba haciendo falta: todo el mundo sabe que tras un baño de fantasías es inevitable otro de realismo. Es entonces cuando se avanza.
Les pondré un ejemplo. La candidata al Ayuntamiento de Madrid de un partido que se llama Ciudadanos dijo que si ganaba en un mes dejaría la ciudad como una patena. Esa es la fantasía. Ahora al que ha ganado, sea el que sea, no le quedará más remedio que recurrir al realismo: si quieren una ciudad limpia dejen de ser unos cerdos, porque ni hay dinero para más barrenderos ni aunque hubiese todo el del mundo sería suficiente para bregar con semejante encerdamiento del personal. En resumidas cuentas, a la postre siempre es el realismo de las obligaciones el que se impone sobre la fantasía de los derechos. El realismo del respeto sobre la fantasía de la tolerancia. El realismo de los hechos sobre la fantasía de las promesas. Las Tablas de la Ley sobre los Derechos Humanos, para resumir.
Nos vamos a divertir. Aunque es posible que vuelva a subir el volumen de la música por una temporada. Después, ya verán, carriles bici y calles peatonalizadas por todos los lados. Ya me estoy regodeando.
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