Termina hoy su artículo cotidiano el director de La Vanguardia afirmando que "es hora de ponerse a cubierto". ¿Se dan cuenta? En eso consiste todo, en ponerse a cubierto cuando toman conciencia de que se les ha ido la mano esparciendo el veneno. Realmente, lo que cada vez entiendo menos es que parezca que nos importa mucho que esa gentuza se vaya a tomar vientos.
Según cuentan, el general Espartero, el de los cojones de su caballo, decía que la estabilidad de España sólo se podía conseguir bombardeando Barcelona cada cuarenta años. La verdad, creo que nadie ha dicho nunca nada tan acertado al respecto. Es como en las películas del oeste, que por mucho que el bueno haya sacado más rápido que el jugador con cartas marcadas no pasan cuatro días antes de que aparezca otro con los mismos ardides. Y otra vez el bueno tendrá que sacar más rápido.
El problema es ese, que se dejó a esa gente acostumbrarse a jugar con las cartas marcadas. Todas aquellas leyes comerciales protecionistas que perjudicaban al resto de España en la misma medida que beneficiaban a Cataluña. Cuando por el propio devenir histórico se empezó a jugar con barajas nuevas se sintieron en inferioridad. Y ahí reside toda la enjundia del conflicto.
No hay otra. Si quieren comprobarlo, cojan, agarren y váyanse a vivir una buena temporada a Cataluña. A la que hayan conseguido "deconstruir", por decirlo catalinamente, la costra hortera que les camufla se darán cuenta de que allí casi sólo se respira complejo de inferioridad. Son como ese conocido desgraciado que todos tenemos que siempre está dando la murga con las mierdas que tiene y las más mierdas que ha hecho. Y siempre comparándose con aquel al que envidia. Es de libro, como se suele decir.
Pues eso, si por mí fuese, una de dos, o les pegaba un bombardeo que tuviesen no para cuarenta sino para cuatrocientos años. Como, un suponer, el que se hizo en Alemania que tan finos les dejó. O, bien, les dejaba irse con nuestra bendición y la de Dios y no les volvía a ver el pelo por los restos. Dos opciones extremas, sí, pero cuando la psicopatía es grave los paños calientes no sirven para otra cosa, como estamos viendo, que para infeccionarlo todo a su alrededor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario