Ir lejos, de por sí, ya tiene suficiente prestigio. Llegas allí, echas un vistazo y te vuelves para casa con el conocimiento de una nueva cultura en el bolsillo. Porque esa es la cuestión, que en el mundo, dicen, hay más culturas que clases de hongos. Y luego, eso sí, están las diez clases de hongos que no te puedes perder. De hongos o lo que sea, el caso es que sean diez. Y todos pagando, bien sure.
Hoy he leído la frase que ha dicho una de esas chicas monas que ahora llaman it girl, que no sé lo que quiere decir, pero sospecho que debe ser influyente o cosa por el estilo. Y la verdad, me he quedado encantado porque nunca había visto resumido en cuatro palabras gran parte de la filosofía de la vida en la que me sustento. Le preguntaba un simple a la chica que por qué no explotaba más su físico. "Para qué me voy a fijar en esas cosas teniendo dos carreras. ¡Uf, con lo que se gastaron mis padres en mí!", ha contestado ella.
Ahí está el quid de la cuestión me he dicho, en el tener dos carreras. El esfuerzo de la inteligencia frente al mero azar. El no necesitar ir lejos para ver cosas sorprendentes porque todas lo son si has aprendido a mirar. A ser libre en definitiva.
Estos días de atrás se pudo ver en la BBC un documental sobre el gótico. ¡Monumental! En un 90% por lo menos estaba dedicado a la novela de Bram Stoker, Drácula. No sé si la conocen. Aunque películas basadas en ella seguro que han visto porque se han hecho cientos, si no millones. Y es que es difícil encontrar una literatura con semejante carga simbólica. Quién es Drácula. Qué representa. Su casi ilimitada capacidad de seducción. Si te muerde en la yugular para qué quieres dos carreras si ya no te ves en los espejos. Y, por tanto, eres inmortal y con el don de la ubicuidad.
Así son las cosas. Un gigantesco vampiro se abate sobre el mundo desde que se inventaron las máquinas. Y nunca cesa de susurrarte al oído que hay diez cosas que no te puedes perder si quieres curar las insufribles cuitas de tu alma de ocioso. Diez cosas que no te tienes que preocupar porque estén lejos porque, te recuerdo, desde que te mordí tienes alas.
No sé, pero quiero imaginar que la cruz y los ajos como escudo antidrácula es la representación simbólica de las dos carreras: el sufrimiento de la cruz y la constancia de los ajos para conseguir ese escudo apolíneo que te defiende de la seducción de las diez cosas que te puedes perder perfectamente porque no son nada. Humo acaso.
Coda.- http://www.bbc.co.uk/programmes/n3cszssg
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