domingo, 7 de febrero de 2016

De ninis y frikis

El otro día vi una película curiosa de título "Como cada mañana". Está rodada en Palma de Mallorca y juraría que es el resultado de un proyecto de amiguetes que se han financiado por ese procedimiento que llaman crowdfunding, que es algo así como rascarse todos los bolsillos a ver cuanto sale.

"Como cada mañana" viene a ser una historia de frikis  y ninis, mitad a mitad. Frikis y ninis, un subproducto inevitable de las sociedades opulentas por competitivas. Sociedades, como se dice, de igualdad de oportunidades, cosa que sí, por supuesto que está muy bien y es muy deseable, pero que obvía el hecho incuestionable de las insalvables diferencias que crea la madre naturaleza al repartir sus dones. Lo que natura non da, non presta ni Salamanca ni la igualdad de oportunidades y, entonces, sólo queda el recurso a hacer cosas raras, ir de artista y cosas así, a ver si alguien se fija en ti y llueve algo del cielo. 

Como todo, es una cuestión matemática. De probabilidades. Cuanto más opulenta y sofisticada es una sociedad mayor es la competitividad entre los miembros que la componen y, de ahí, de esa relación directamente proporcional, que se pueda extraer una constante, k, que sirva para calcular el número de fikis y ninis que irán surgiendo con cada punto que crece el Producto Interior Bruto. El PIB, que le dicen.

Y en esas estamos, tan ricos ya que se ha disparado exponencialmente el número de colgados. Si con un punto de PIB se multiplican por dos, con dos puntos lo hacen por cuatro, con tres por ocho y con cuatro por diez y seis. Imagínense por donde andaremos ya con todos los puntos que hemos subido. Hay ninis y frikis hasta en la sopa. Incluso desgobernando las instituciones. Empezando por la familiar que es por donde suelen empezar todos los males. Y siguiendo por las municipales que es donde se consolidan las hecatombes... aunque hay que reconocer que pocas cosas son más entretenidas que una buena hecatombe. 

En fin, Pilarín, así anda la Villa y Corte,  llena de carteles que instan a Abraham a detenerse porque está a punto de pisar mierda. ¡Tanto artista! 

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