martes, 20 de agosto de 2013

Dianas y Afroditas




Lo que va de Mark&Spencer a Pirelli. Las mueres más influyentes de Inglaterra en un caso, modelos de pasarela en el otro. Distanciamiento apolíneo, contra amontonamiento dionisiaco. 

Antaño hubo un Mark&Spenser en la Plaza de Cataluña de Barcelona al que me encantaba acudir. Lo mismo por la ropa de arriba de la que todavía conservo algo que por la comida preparada que había en los sótanos. Un buen día decidieron cerrar porque por lo visto no les salía a cuenta tenerla abierta. Me llevé un disgusto. Porque para mí Mark&Spencer era mítico. Como quien dice lo primero que hacíamos los españoles que íbamos a Londres en los años sesenta era pasarnos por el Mark&Spencer de Oxford Street a comprar jerséis. Eran increíblemente buenos, bonitos y baratos. Y un signo de distinción, pensabas. Londres, Oxford Street, Mark&Spenser, se lo contabas a la gente de a pie y se quedaba boquiabierta. Y ahora, ya ven, esas señoras tan imponentes en todos los sentidos dejándose retratar a mayor gloria de la marca. The Tower Bridge y The Sharp como fondo. Tradición y modernidad. Y unas grúas a un lado como dando a entender que siguen en la brecha. ¡Pena que se fuesen de España! 

Lo de las chicas Pirelli es otra cosa. Cosa de camioneros. Por cierto que una vez que anduve por la Segarra arreglándome una casa contraté los servicios de un herrero para que me hiciese un balcón voladizo sobre el barranco. Bueno aquello no es que quedase como el de "Con la muerte en los talones", pero resultó cosa notable. El caso es que el herrero hacía honor a su patrón Hefestos en lo de la cojera y, también, en su querencia por las mujeres de arquetipo venusiano. Así era que su taller en Freixenet, una preciosa nave modernista de ladrillo rojo, estaba literalmente forrada por las portadas de los calendarios Pirelli. Sin duda aquel hombre era más sabio que Hefestos porque en vez de las de carne y hueso se conformaba con las estampas. Hubiera hecho igual Hefestos y de buenos líos se habría librado, que ya es sabido la propensión que tienen las venusianas a colgarse de los guerreros. De venusiana a bacante, ya se sabe, sólo un paso. Y luego pasa lo que pasa que ni con una red de hierro se la puede sujetar. 

En fin, les dejo que tengo un montón de cosas que hacer. 

2 comentarios:

  1. Cuando veo a tantas señoras juntas y de tan buen ver me acuerdo de aquella insensatez de Fernando Trocóniz -a lo mejor conociste a su tío el famoso pediatra- que soltó en el Parlamento de que como las mujeres vivían más y por tanto cobraban más pensión, era lógica de todo sistema sostenible o que pagaran más o que se jubilaran después. Ya sabes el final de la historia: ese fue el fin de la carrera política del pobre Fernando. No voy a defender yo la misma idea, los cielos me libren, ahora, desde entonces nunca he dejado de pensar que si los hombres viviéramos más y esta idea tan genial se le hubiera ocurrido a alguna de las chicas de Zapatero, a estas horas le habrían hecho un monumento.

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  2. Menos mal que los hombres nos desquitamos cuando estamos entre nosotros. Porque en público nos está vedado todo comentario al respecto. Imagínate lo que le sucedería a alguien que dijese hoy día las lindezas que dijo Shopenhauer.

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