La realidad, tal como yo la veo, es bien distinta. De apocalipsis nada. Más bien es tiempo para maravillarse y aprovechar los increíbles dones que nos procura la contemporaneidad. Porque es tal el desarrollo alcanzado que a veces parece que estás compartiendo mesa con los dioses del Olimpo. Sin moverte de tu ergástula puedes mandar al espíritu a la conquista de los abundantes espacios del conocimiento.
Les relato estas impresiones porque desde que comenzó el presente curso, así, como para ir abriendo apetito, vivo colgado de las enseñanzas que ofrece la Khan Academy. El que no se maraville por poder tener en casa a un sólo golpe de ratón todos esos vídeos esclarecedores es que está sencillamente muerto. No se ha enterado de nada del mundo que viene por delante. El del crecimiento exponencial del conocimiento en general y de las matemáticas en particular. Ni más ni menos. Es de todo punto imprevisible qué consecuencias traerá, pero yo apostaría que, entre otras cosas, será más difícil engañar, es decir, vender motos averiadas.
Lo de Bárcenas, lo de los EREs, incluso lo de Siria, frente a semejantes realidades casi sobrenaturales, pelillos a la mar.
Creo que era Marie Curie quien decía que valía más preocuparnos por las ideas y no por la gente. Lo de Barcenas, la infanta y tal, como dices, cosas de poco. Cuando era estudiante ya querría haber tenido yo toda la literatura latina y griega en el Kinddle como ahora, y además gratis. Y la española, y la francesa, y...
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