Cuanto más escuchaba más me convencía de que lo único que contaba allí era la cara, o la pinta, de buena persona que tiene el Sr. Salmond. Con ese aspecto de padre bonachón, regordete y tal, daba por respuesta encantadoras soluciones a todos los previsibles problemas que, al decir del Sr. Darling, la independencia les pudiera plantear a los escoceses. El meollo de la cuestión quedó bien al descubierto cuando una señora de inconfundible aspecto pequeñoburgués se levantó para decir con tono airado que el Sr. Darling sólo hablaba de economía y empleo y que a ellos sólo les interesaba la nación... bueno LA NACIÓN para ser exactos. Como era de esperar, una cerrada ovación remachó la intervención de la pequeñaburguesa. Una nación y un padre. Llegados a este punto comprendí lo inteligente de la postura del gobierno de Su Majestad Isabel II. Incluso se mostró, por boca del Sr. Darling, dispuesto a mantenerles, si se separan, dentro del sistema monetario inglés. Pues claro hombre, ya me dirás tú qué independencia va a ser la vuestra si la llave de la caja la tenemos nosotros.
Imagínense la cantidad de energía ahorrada y coñazo evitado si el gobierno de España les hubiese organizado el referendum de secesión a vascos y catalanes. Si se van que se vayan que la llave de la caja la tengo yo. ¿Qué iban a hacer todos esos vascos que no ven llegar el fin de semana para salir pitando hacia sus casitas de fuera de sus fronteras? Mira que si nos diese por cobrarles una tasa cada vez que nos visitasen.. tendría guasa la cosa. Y a los catalanes, ni te digo porque sólo hay que darse una vuelta por el supermercado del más remoto rincón del país para darse cuenta hasta que punto dependen de lo que aquí consumimos. Y aunque no fuese así, ni unos ni otros iban a menoscabar con su ida nuestro bien común sino todo lo contrario. Se lo puedo asegurar que conozco bien España y sé donde reside su fuerza... sólo hay que pedalear un poco por las llanuras de Castilla para darse cuenta.
En fin, que por la propia experiencia hay una cosa que debiéramos dar por axiomática: en la guerra entre sentimientos y razón, a corto plazo siempre ganan los sentimientos. Sentimientos, o sea, batacazos garantizados, pero da igual porque para eso está el amor propio, para convencernos de que nos los damos por que somos víctimas... donde debiéramos decir necios.
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