Sigo leyendo: "Michel Leiris, in his essay “The Autobiographer as Torero,” says that the only writing project worth attempting would be one that risked ruining his personal life. Karl Ove Knausgaard, whose multivolume self-portrait triggered several legal threats, talks about the need to court risk, and even shame, then moved his family to the country to protect them from the press."
(Michel Leiris, en su ensayo "El Autobiógrafo como Torero", dice que el único proyecto de escritura que merece la pena sacar adelante es el que pone en riesgo la propia vida. Karl Ove Knausgaard, cuyo voluminoso autorretrato le costó varias demandas judiciales, habla de cortejar el riesgo e incluso la vergüenza, y luego trasladó a su familia al campo para protegerla de los periodistas.)
Hombre, arriesgar la propia vida me parece demasiado. Pero si es verdad que, como sostiene Sostres, escribir es meterse en problemas. Escribir de verdad, es decir, sin cortarte un pelo, es tratar de sacar a la luz los entresijos del alma, los pensamientos que no por más detestables dejan de ser aquellos con los que interpretas la realidad. Tu verdad en definitiva. La que se suele ocultar para tener la fiesta en paz. Y así es que tengo por ahí, metidos en un cajón, unos cuantos tomos rellenos con mis opiniones y andanzas por esos mundos de Dios. Y a veces me digo que les debería sacar a la luz. Me consta que no están mal escritos y tienen su interés porque me lo ha asegurado gente con mucho criterio. Así y todo me resisto porque pienso que pudieran herir alguna susceptibilidad... por más que siempre procuré ser moderado. Pero es que ya saben, a la gente no le gusta que le recuerden lo que tanto se ha esforzado en olvidar. Por lo demás, mis vergüenzas pueden quedar bien al aire sin que se me dé un higa. En fin, ya veremos, quizá algún día de estos. Total, sólo hay que mandarlos a Amazón y ellos se encargan de todo.
Sigue: "A need to speak the unspeakable thing. The very thing you most do not want to say, even to yourself. When someone tells me a bit of my writing was upsetting or depressing or tough to read, I want to say, No kidding. Try writing it."
(La necesidad de hablar de lo que no se debe hablar. La cosa que menos quisieras decir, incluso a ti mismo. Cuando alguien me menciona que mis escritos son tristes o deprimentes o duros de leer, quisiera decirle: No me vaciles. Trata de escribirlo.)
Recuerdo que cuando publiqué un pequeño divertimento sobre mi infancia en el pueblo no tardé en recibir una carta de los hijos de uno de los personajes que había citado poniéndome como chupa de dómine a propósito de mi parcour que razón no les faltaba. Yo no tengo conciencia de haber denigrado a aquel hombre sino todo lo contrario. Pero no hacía apología de él. Contaba anécdotas de su vida que no por más heroicas dejaban de estar teñidas por la cutrería ambiental reinante en la época. Aquellos hijos, sin duda dolorosamente susceptibles, sólo se fijaron en el tinte. Y no les gustó lo que se dice nada. Y ya digo, me insultaron de mala manera. La verdad, me hizo bastante ilusión porque, ya sea para insultarte, ya sea para alabarte, lo importante es que te escriban. Lo otro es vacilar, generalmente a tus espaldas. Una perdida de tiempo y energía. Y también algo de cobardía.
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