Por la noche ya, desde mi trono de jerife, me enfrasqué en la contemplación de Bibliotheque Medicis. Se presentaba esta vez a un grupo de triunfadores en el campo de le numérique. Le numérique es como los franceses llaman a lo digital. La informática para que nos entendamos todos. De los seis debatientes cinco no sobrepasaban l0s treinta y el otro, de edad mediana, era el CEO del centro de investigación que Orange, multinacional francesa, tiene en Silicon Valey. El moderador, el carcamal Elkabbach, a vueltas como siempre con la patria chica, como si de una forma consciente quisiera resaltar el contraste con la gente que ya dio el salto hacia la patria global. Es lo que tiene lo digital que es como aquel perrito del viejo chiste que saltaba las montañas, cruzaba las fronteras y se limpiaba el culo con la bandera.
El mundo que viene, que ya está aquí, que habla el lenguaje de los ordenadores, el más universal. Para absolutamente todo, hasta para que te arreglen la persiana en un visto y no visto. De aquí y de allá, de derechas y de izquierdas, rubio o moreno, alto o bajo, todo da exactamente igual menos comprender o no ese lenguaje. Un salto cualitativo en la evolución de la especie. Del homo palillensis al homo bobo.
En fin, no tengo ni idea de quién va a ser el que en el futuro se va a encargar de arreglar las persianas atascadas. Quizá la respuesta es que no habrá persianas porque, en realidad, ¿para qué sirven?
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