lunes, 23 de marzo de 2015

La yenka



Quiero facer una prosa en el roman paladino... decía hace muchísimo el poeta. Es decir, quiero hablar para que se me entienda, para lo cual condición sine qua non es saber con precisión lo que significan las palabras que utilizas. Pongamos por caso izquierda y derecha.

Traigo esto a colación porque el otro día apareció un artículo en ABC de un reputado intelectual francés arremetiendo contra los partidos de centro. No se puede ser de centro, argumentaba, porque por definición una persona es de izquierdas o de derechas. Muy francés, por cierto, porque no hay debate ni entrevista en un medio francés en el que no se empiece por etiquetar políticamente a cualquiera que ose abrir la boca. Claro, al tal artículo se le veía el plumero de lejos por muy bien escrito que estuviese, que lo estaba. Era artillería pesada del Partido popular disparando contra el nuevo partido Ciudadanos que se dice de centro y amenaza con robar votos a los que se dicen de derechas. 

Venía a sostener el articulista que de derechas es el que prefiere que primen los intereses del individuo sobre los de la colectividad y de izquierdas lo contrario. Así, a primera vista, parece un buen sistema para diferenciar, pero a nada que lo piensas le encuentras la pata que cojea que no es otra que la de la generalización. Como cuando se dice, los franceses tal, los americanos cual y no te digo ya los catalanes que a esos se les considera unidad de destino donde las haya. La realidad es bien distinta: todas las personas prefieren que prime lo individual para lo que le conviene y lo colectivo para lo que le conviene también. Y si no que se lo digan a según quien de derechas cuando se trata del tema del aborto o la eutanasia. Entonces, todos a una como Fuenteovejuna y, si no, mato si es preciso. De los de izquierdas ya ni hablo porque so capa de buen corazón chupan la calefacción al vecino que la enciende, la sanidad al que paga una mutua, la educación al que lleva a los hijos a un colegio privado  y todo para poder seguir yendo a tomar el aperitivo todos lo días y rodear el mundo una vez por lo menos al año y cosas por el estilo que son la quintaesencia del ande yo caliente y jódase la gente. Eso sí, luego tienen la desfachatez de decir que la educación y la sanidad privada son indecentes o, lo que es lo mismo para ellos, de derechas. Lo mismo que presumen de listos por calentarse en invierno a costa de los vecinos de arriba y abajo. No pueden entender que todo ello no es más que las preferencias de cada cual a la hora de gastar su dinero. 

En fin, no creo que merezca mucho la pena darle más vueltas. Derecha e izquierda se mire por donde se mire son dos palabras que sólo sirven como referencia espacial. Y la política es una cosa más bien temporal. Todo cambia con el tiempo, sobre todo las circunstancias de las personas y, así, según nos vienen dadas votamos a unos o votamos a los otros. Por así decirlo, la mayoría bailamos la yenka y, luego, los pobrecillos, miran con envidia mientras siguen bailando a lo agarrao. 

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