Personalmente acepto la versión oficial porque entre otras cosas es la que mejor casa con mis intereses. Pero comprendo que hay aquí material más que de sobra para poner a trabajar la mente de los propensos a la conspiranoia. Demasiado cúmulo de coincidencias para un final feliz para los ya felices. Los resentidillos de siempre no lo van a poder soportar y no les van a faltar elementos para redondear su teoría. Descargar sobre quien ya no se puede defender, el copiloto, toda la culpa debiera ser cuanto menos una simple presunción y nunca una certeza ya demostrada. Porque, ¿quién ha analizado y cómo esas destartaladas cajas negras? Podemos suponer a los lobbies concernidos merodeando a la puerta de los despachos con sus carteras llenas de billetes de quinientos. Es una bonita estampa para una imaginación recalentada.
En cualquier caso lo que cuenta es el relato que queda. Como en las más primitivas inculturas hemos ofrecido a los dioses una generosa cuota de víctimas a cambio de que nos dejen seguir con nuestros juegos. Como todo sacrificio resulta eficazmente conmovedor y, a la vez, efímero para el que se libra. Apenas unas horas y ya sólo queda el recuerdo de los aspavientos que hacen las autoridades cuando se humillan ante la diosa Masa... la única, quizá, a la que todavía no se le ha perdido del todo el respeto.
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