viernes, 4 de diciembre de 2015

A little bit of something

Sigo con la lectura de la biografía de Feynman. He de confesar que salvo las escasas líneas que dedica a las cosas mundanas no entiendo lo que se dice nada. Sin embargo me fascina. Me da una idea de la dimensión humana por su lado más sobresaliente. ¿Cómo es posible que se pueda calcular la energía que pierde un electrón cuando salta de una órbita a otra? Y todo resumido en fórmulas matemáticas que funcionan cuando la experimentación reproduce los fenómenos más íntimos de la materia. Es como si la evolución de la Naturaleza no tuviese otra finalidad que la de entenderse a sí misma. Y al respecto, a veces da la impresión de que se está muy cerca de ese fin... sería terrible haber agotado los motores de la curiosidad.  

Me relaja pensar en estas cosas y, lo que es más, me sustrae de todo este ruidoso alarde de la nada que en fechas como éstas, por caprichosa confluencia de rituales, amenaza con una esquizofrenización colectiva de consecuencias imprevisibles. 

La curiosidad como motor de vida. La exploración de lo desconocido. La progresiva profundización en los entresijos de lo que te rodea. Hasta llegar si fuera posible a los niveles de Feynman. Eso sí que tiene sentido, pero, claro, el camino tiene etapas previas que es imprescindible recorrer. O comprender. ¿Cómo se ha conseguido, por poner un ejemplo, que la inmensa mayoría de los habitantes de un país tengan no sólo agua, luz y gas en su casa, sino, también, todo tipo de alimentos a menos de cien metros de ella? Ese prodigio logístico que nunca hubiera sido posible si alguien no hubiera descubierto las herramientas del cálculo. Sí, no está de más interesarse por el cálculo si te gusta pontificar desde la barra del bar o en donde sea sobre lo que sea. Porque todo está sujeto a las reglas del cálculo. "Ecuaciones diferenciales contra el VIH", se titula un artículo que me envía Jacobo. Y ya les conté un día como el pastor de Nogales de Pisuerga utilizaba esas ecuaciones para obtener rendimientos óptimos de sus ovejas. Máximos y mínimos y puntos de inflexión, tres referencias claves para estructurar cualquier sistema. En fin, no es tan difícil y sí muy divertido. Cogen, agarran, se van a Proyecto Gutenberg, mathematics, "Calculus made easy", y se lo bajan. Es gratis como todo lo que merece la pena. Y lo puede entender un niño. Y, después, el subidón. Al fin y al cabo una derivada no es otra cosa que a little bit of something, o sea, como aquel pellizco de hongo que hacía flipar a Alicia en Wonderland. 

En fin, perdonen el desvarío, pero es que cualquier cosa es buena con tal de esquivar en lo posible esta, como digo, confluencia de rituales que se avecina que para un fóbico social como yo es poco menos que una pasada por el potro. 

2 comentarios:

  1. Así me gusta. Cuando acabes te mando el primer tomo de su manual de física... Y el suplemento con los ejercicios...

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  2. No sé si voy a poder con tanto. De momento, un día de estos les voy a pegar una pasada a los vídeos del curso de física elemental que imparte Walter Lewin en el MIT.

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