miércoles, 30 de diciembre de 2015
Tejas
Podría ser Tejas, pero sólo son los aledaños del Cerrato.
Por cómo me habían hablado de Boyhood tenía ganas de verla. Por fin la otra noche pude satisfacer el deseo. Y ¡vive Dios! que lo disfruté. Boyhood es a mi juicio la modernidad. Una sociedad que no apesta porque está enseñada a actuar con valentía, o sentido común, como quieran llamarlo, cuando surgen los problemas. Todo ello no es más que la consecuencia de la buena educación. A las crías se las protege mientras son crías. A la primera juventud se les echa a la calle, pero no sin haberlas enseñado antes a disparar. ¡Es tan importante saber disparar!
Y ya ven, es precisamente en Tejas, la Tejas de los Presidentes Bush, donde en los colegios enseñan mitología clásica desde la primera infancia. Cada niño elige un dios que luego debe explicar a sus compañeros. Así es, claro, que luego les sea tan fácil entender lo que leen. Y lo que les dicen. Si su madre les llama egocéntrico narcisista cuando sólo tienen diez años saben perfectamente a qué se está refiriendo y, por tanto, tomar conciencia de su propio ser. ¡Es tan importante crecer!
Según Boyhood, diría, Tejas es el lugar en el que la gente tiene la edad que tiene. Dicho así parece una simpleza, pero miren a su alrededor, observen con atención, reflexionen si pueden un poco y no tardarán en darse cuenta de que nuestro mayor problema es que demasiada gente no tiene la edad que le corresponde. Por la mala educación recibida, evidentemente. Y así es que cuando le llegan los problemas propios de la edad que deberían tener no saben qué hacer con ellos y se contentan con la queja y la búsqueda de un culpable. Pues dispárale entonces, le podríamos decir. Pero es que nadie le enseño a disparar. Un verdadero drama. Por eso hay tantos socialistas.
En fin, es tan importante saber disparar para alcanzar la condición de individuo que qué les voy a decir.
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