jueves, 17 de diciembre de 2015
Monumentos
La historia de la humanidad tiene una media docena de reales monumentos que para mayor desgracia de la industria turística y su ingenua clientela no se pueden visitar viajando en el espacio. Su difícil comprensión exige de otro tipo de viajes que están reservados a un pequeño porcentaje de mortales que por el querer de los dioses nacieron dotados de un cierto sentido de la trascendencia. Y el sacrificio.
Apunten en primer lugar la Grecia Clásica. El orden de los siguientes ya da igual. Pongamos que la Viena de Wttigenstein o las universidades estadounidenses que consiguieron en el siglo pasado desentrañar con una aproximación turbadora la estructura íntima de la materia. Pues bien, los que hemos nacido por estos lares tenemos la inmensa suerte de tener al alcance de nuestra lengua materna otro de esos incuestionables monumentos, el que se conoce como Siglo de Oro Español. Un puñado de autores que disecaron la condición humana hasta los límites de lo imposible. Desde luego que en tales cuestiones pocos hilos sueltos dejaron para ser atados por la posteridad.
Y ese es el caso que uno, a veces, al observar la realidad circundante tiende a pensar que en general hemos aprovechado muy poco ese inmenso caudal de sabiduría que corre por delante de las puertas de nuestras casas. Tú dices aquí Critilo y Andrenio y el común de los que te oyeron pensarán que se te ha ido la olla. El otro día, por ejemplo, tuve el mal trance de observar un vídeo que reproducía un lamentable pasaje del debate recientemente habido entre los dos hombres con más posibilidades de llegar a Presidente de la nación. Me pareció evidente que por ninguno de los dos había pasado ni de refilón ese Siglo de Oro. Una pena, desde luego.
En fin, tampoco creo que la cosa sea grave porque a la vista está que el país funciona. Y el mundo. Porque, ya digo, es el orden de la naturaleza que dispone que para que todo sea mejor sólo sea necesario un pequeño porcentaje de dotados con capacidad para visitar monumentos de los de verdad. Así, de una forma natural, la chusma se mantiene apartada y les deja trabajar para el bienestar de todos.
Coda.- Sigo con lo de Feynman. Me he enterado de que hay una teoría que llaman QED (cuantum electrodynamics) que explica cómo interactúa la luz con las partículas con carga (fotones con electrones). Parece ser que la cosa tiene mucha más importancia de lo que a primera vista nos pudiera parecer a los profanos. En fin.
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