miércoles, 19 de junio de 2013

Con la ginocchia della mente inchine



Los que se han forrado aquí, en Santander, este año, son los que venden gabardinas para perros. No hay uno que no la lleve y predominan las de color rojo banco por lo que me pregunto si no las regalarán por domiciliar la nómina, no la del perro sino la de su dueño. En fin, da igual, porque lo que cuenta es que no para de llover y esto se está pareciendo cada vez más a Macondo. A mi no es que me importe sino todo lo contrario, porque le da un toque surrealista al ambiente, por los comentarios más que nada y, por otra parte, cuando las condiciones ambientales son adversas parece como que se está mejor en casa, por no hablar de lo agradable que es salir a pasear bajo el paraguas sin tener que esquivar a las masas de viandantes que aparecen cuando sale el sol. A veces rezo para que esto dure cuarenta años que, a buen seguro, los que consiguiesen sobrevivirlo darían con sus deteriorados huesos en la tierra prometida. 

Les digo que rezo y no digo mal. Mayormente por las mañanas y a mi manera. Con la guitarra entre las manos para ser exactos, pero me gustaría hacerlo con más frecuencia y de más diversas formas porque me he dado cuenta de lo muy rentable que resulta. No por nada sino porque te hace consciente de lo que tienes y de lo que te falta. Das las gracias por lo uno y suplicas por lo otro. ¿A quien? Pues no lo sé muy bien, pero necesito creer en una especie de ente inmaterial que está en el origen de todo esto porque, para la mente humana, todo lo que existe de algún sitio ha tenido que salir. En fin que no me quisiera poner en plan tomista ni nada de eso,  pero como todo el que desde el origen de los tiempos se puso a pensar en estas cosas tengo mi particular teogonia de andar por casa y a ella me remito rezando, tanto cuando estoy contento como como cuando desespero. 

Todas estas cosas de las que nunca se habla entre gente de mundo, y menos si es de provincias, pero que, leyendo por fin el libro que tanto me ha recomendado Isi y, por lo cual, le tengo que dar tantas gracias, digo, que leyendo ese libro, fuente inagotable de sorpresas, encuentro: "la desesperación es muerte, pero rezar quita la desesperación, y cuando un hombre ha rezado se siente respaldado por una nueva confianza y con una nueva fuerza que le permite actuar". Bueno, no les voy a decir con esto que es mejor que el prozac, pero está más a mano y a falta de pan...

Luego continua el autor: "As to de position which our body uoght tu assume when we address ourselves to the Creator, a line of Petrarch settles it: 


Con la ginocchia della mente inchine."

Es decir, conscientes de nuestra impotencia e ignorancia. 

  

5 comentarios:

  1. Por mucho que nos comamos el coco, esas cuestiones de las causas y los efectos, en las vidas de los humanos me refiero, no en las ciencias, se nos escaparán. Uno que tenía todas las papeletas para ser feliz acaba siendo un pobre desgraciado y al revés. En esto los antiguos, los que más los romanos, rodeados de más dioses que ciudadanos, daban explicaciones tan convincentes, si no más, que las que podamos dar nosotros... o los japoneses del Shinto, si se me perdona que arrime el ascua a mi propia sardina, digo...

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    1. Si hay cosas que no tienen enmienda esa es una. Encontrar la causa de cualquier efecto es el máximo consuelo que se puede obtener en esta vida y por eso cuando no se encuentra se disimula y se hace como si se hubiese encontrado. ¡Faltaría más!

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  2. Aprovecho la aparición de Jacobo por estos lares para hacerle una pregunta sobre lengua y le agradecería mucho que me contestara si lo tiene a bien, nada tiene que ver con el origen de todas las cosas , que ahí yo ya me he resignado a seguir en la eterna ignorancia y sin el maravilloso consuelo de la oración, porque no siempre querer es poder.
    Mi pregunta va sobre el verbo saber (de sabor), por ejemplo, la tarta sabe a miel, tu sabes a sudor etc.¿Como sería la primera persona del singular del presente de indicativo?
    Pido mil perdones al autor del blog por aprovecharme de esta puerta abierta para satisfacer mi curiosidad y agradezco de antemano a Jacobo su respuesta.
    Carmen

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  3. "Saber" es, desde el punto de vista léxico, el mismo verbo en todas sus acepciones. Por tanto, su conjugación es siempre la misma. "Yo sé a sal", es el ejemplo que da el Diccionario Panispánico de Dudas.

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  4. Que raro parece! Muchas gracias.
    Carmen

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