Les digo que rezo y no digo mal. Mayormente por las mañanas y a mi manera. Con la guitarra entre las manos para ser exactos, pero me gustaría hacerlo con más frecuencia y de más diversas formas porque me he dado cuenta de lo muy rentable que resulta. No por nada sino porque te hace consciente de lo que tienes y de lo que te falta. Das las gracias por lo uno y suplicas por lo otro. ¿A quien? Pues no lo sé muy bien, pero necesito creer en una especie de ente inmaterial que está en el origen de todo esto porque, para la mente humana, todo lo que existe de algún sitio ha tenido que salir. En fin que no me quisiera poner en plan tomista ni nada de eso, pero como todo el que desde el origen de los tiempos se puso a pensar en estas cosas tengo mi particular teogonia de andar por casa y a ella me remito rezando, tanto cuando estoy contento como como cuando desespero.
Todas estas cosas de las que nunca se habla entre gente de mundo, y menos si es de provincias, pero que, leyendo por fin el libro que tanto me ha recomendado Isi y, por lo cual, le tengo que dar tantas gracias, digo, que leyendo ese libro, fuente inagotable de sorpresas, encuentro: "la desesperación es muerte, pero rezar quita la desesperación, y cuando un hombre ha rezado se siente respaldado por una nueva confianza y con una nueva fuerza que le permite actuar". Bueno, no les voy a decir con esto que es mejor que el prozac, pero está más a mano y a falta de pan...
Luego continua el autor: "As to de position which our body uoght tu assume when we address ourselves to the Creator, a line of Petrarch settles it:
Con la ginocchia della mente inchine."
Por mucho que nos comamos el coco, esas cuestiones de las causas y los efectos, en las vidas de los humanos me refiero, no en las ciencias, se nos escaparán. Uno que tenía todas las papeletas para ser feliz acaba siendo un pobre desgraciado y al revés. En esto los antiguos, los que más los romanos, rodeados de más dioses que ciudadanos, daban explicaciones tan convincentes, si no más, que las que podamos dar nosotros... o los japoneses del Shinto, si se me perdona que arrime el ascua a mi propia sardina, digo...
ResponderEliminarSi hay cosas que no tienen enmienda esa es una. Encontrar la causa de cualquier efecto es el máximo consuelo que se puede obtener en esta vida y por eso cuando no se encuentra se disimula y se hace como si se hubiese encontrado. ¡Faltaría más!
EliminarAprovecho la aparición de Jacobo por estos lares para hacerle una pregunta sobre lengua y le agradecería mucho que me contestara si lo tiene a bien, nada tiene que ver con el origen de todas las cosas , que ahí yo ya me he resignado a seguir en la eterna ignorancia y sin el maravilloso consuelo de la oración, porque no siempre querer es poder.
ResponderEliminarMi pregunta va sobre el verbo saber (de sabor), por ejemplo, la tarta sabe a miel, tu sabes a sudor etc.¿Como sería la primera persona del singular del presente de indicativo?
Pido mil perdones al autor del blog por aprovecharme de esta puerta abierta para satisfacer mi curiosidad y agradezco de antemano a Jacobo su respuesta.
Carmen
"Saber" es, desde el punto de vista léxico, el mismo verbo en todas sus acepciones. Por tanto, su conjugación es siempre la misma. "Yo sé a sal", es el ejemplo que da el Diccionario Panispánico de Dudas.
ResponderEliminarQue raro parece! Muchas gracias.
ResponderEliminarCarmen