lunes, 24 de junio de 2013

El lenguaje de las ciudades



Dice la leyenda que cuando Cécrope fundó Atenas escogió un lugar árido e inhóspito con la finalidad de desincentivar la codicia de las naciones vecinas. Esa elección le proporciono a la ciudad un largo periodo de paz, por un lado, y por otro obligó a sus habitantes a exprimirse el cerebro porque allí nada estaba dado de antemano. El resultado es de todos conocido: nunca, quizá, en toda la historia de la humanidad hubo lugar en el planeta que brillase tanto. Allí se sentaron las bases de todo lo que somos hoy. Y por eso, creo yo, no estaría de más que nuestras autoridades educativas se dejasen de promocionar anjanas y Corokotas y pasasen a introducir en los programas académicos el mundo clásico griego. 

El caso es que al margen de la valoración que el común de las gentes haga de ese conocimiento nuestras ciudades están trufadas de guiños hacia él. Y cuando más importante y próspera es la ciudad más te los encuentras por todas las partes. Es un lenguaje simbólico que tantas cosas explica y cuyo dominio, por poner un ejemplo, hubiese podido evitar a mucha gente caer en la trampa de las denominadas "preferentes". 

Venía pensando el otro día en estas cosas porque paseando por la ciudad de pronto caigo en la cuenta de que hay allí una cosa en la que no me había fijado los miles de veces que habré pasado por allí. Está en la fachada del que fuera Banco Hispano Americano y realmente merece la pena plantarse un rato a contemplarlo porque es toda un lección de filosofía de la vida. 




Presidiendo, sobre la puerta, está la Gorgona. O Medusa si quieren. ¡Ojo al parche! Porque como la miren con descaro se quedarán de piedra. O sea que ya saben, si piensan entrar por esa puerta háganlo con la cabeza baja para mostrar el debido respeto no vaya a ser que la irriten y, en el mejor de los casos, no saquen nada de allí.  

A la derecha tienen a Hermes. Un pájaro de cuenta. Le sobra ingenio para todo, lo bueno y lo malo. El comercio, la negociación, el lenguaje... pero también para la trampa y el engaño. Ténganlo todo en cuenta los que entran por esa puerta  y no se quejen después de que les vendieron un producto financiero envenenado porque ya les avisaron. 

A la izquierda, no sé. En principio tendría que ser Demeter, diosa de la fecundidad y las cosechas, pero no le veo por ningún lado las espigas y en cambio lleva una bolsa en la mano izquierda y en la derecha una especie de rueda con dos alas a los lados al estilo de Hermes, o Mercurio que tanto da. He estado pensándolo largo y tendido y no he llegado a conclusión. Podría ser Hera, la madre que administra la bolsa de la familia. Pero ¿y la rueda con alas? Quizá Atenea, la que ordena la industria y el conocimiento en general que no en vano nació de la cabeza del padre...

En fin, el lenguaje de las ciudades. También las estatuas que hay sobre la puerta de la Caja de Ahorros local le dirán mucho a quien tenga algo de memoria y dotes para la hermenéutica -de Hermes-. Como son dos desnudos de mujer, el concejal de cultura del momento, Sr. Mozota, mandó cubrirlas con unas sabanas. Y así estuvieron por lo menos hasta que llegó la democracia o casi. Y entre tanto el pueblo llano ideó el siguiente chascarrillo:


Qué desgracia, qué desgracia, 
Haber nacido en pelotas,
En vez de nacer vestidos,
Como hicieron los Mozotas 


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