miércoles, 26 de junio de 2013

Todos contra la instrucción



Muchas veces les comento las cosas sorprendentes que uno encuentra "escorcollando" los periódicos digitales. Utilizo el verbo escorcollar porque para mina de excentricidades no hay otro que supere al catalán La Vanguardia. Parece ser que los responsables de este rotativo no encuentran la menor contradicción entre teorizar sobre la ficción nacionalista y relatar la realidad social que les envuelve. Así, hay que reconocérselo, han conseguido dar un tono humorístico al producto que para sí quisieran las revistas especializadas. Hoy, sin ir más lejos, nos encontramos con el editorial del director: "Todos contra Wert". Unas viñetas más abajo una encuesta: "¿Está usted de acuerdo con la reforma Wert?", 85% a favor y 13% en contra. 2% no sabe no contesta. 

Ya sabrán ustedes que al ministro Wert se le ha ocurrido la peregrina idea de subir de 5,5 a 6,5 la nota necesaria para obtener una beca. A los catalanes en general, según la mentada encuesta, les parece de perlas la idea. Al director de La Vanguardia una barrabasada. Eso es todo y la rueda sigue girando porque La Vanguardia está para lo que está y la realidad no tiene por qué afectarla en lo más mínimo porque el que paga manda... y ya sabemos lo que quiere el que manda. 

Quiero añadirles que lo que sirve para La Vanguardia sirve en mayor o menor medida para todos los medios de comunicación, porque todos tienen dueños con sus respectivas preferencias y aspiraciones. En definitiva, que nadie da nada por amor al arte y la única forma de que la sociedad en general escape de las nefastas consecuencias de esas verdades de parte con envoltorio de autenticidad es, precisamente, esa, o sea, subir la nota necesaria para obtener una beca. Lo que preconiza Wert y quiere la sociedad catalana según muestra sin ambages la citada encuesta. 

Quizá les parezca cogido por los pelos, pero viene a cuento todo esto porque resulta que ayer me fui de excursión con Pedro e Isi y después de un buen rato caminando recalamos en lo que queda del cementerio civil de Santoña. Les había pedido yo que fuésemos a visitarlo porque cría recordar haber visto allí algo curioso. Y, efectivamente, nada más traspasar la puerta te encuentras con una tumba, la única que queda, de un tal José Rozillo y Fernández. Como pueden ver en la foto, en la lápida hay una leyenda casi ilegible enmarcada por símbolos masónicos. Esforzándose un poco se puede leer un canto a la instrucción como único antídoto contra las preocupaciones oscuras, las tradiciones engañosas, las supersticiones y demás.  O sea, un texto en perfecta sintonía con la ley Wert y en completo desacuerdo con el editorial del director de La Vanguardia. Es un decir.


2 comentarios:

  1. Acabo de leer que un cinco con cinco será el límite para la matrícula gratuita y me parece que es una de las peores noticias que podría haber para el país. Una universidad pública gratuita o casi gratuita solo puede mantener un nivel decente si existe un límite muy estricto al número de estudiantes. El sistema español del café para todos es el más escandalosamente injusto, sobre todo con la gente que menos tiene, porque los condena a la ignorancia. A los ricos les da igual: si la universidad española es una mierda (como está condenada a ser), harán lo que han hecho siempre: mandar a sus hijos a Inglaterra o a América; el chaval brillante que no tiene recursos, en este sistema, poco puede hacer en unas universidades infra-financiadas, sin bibliotecas que merezcan ese nombre, con profesores sin formación y sin posibilidades de tenerla nunca.

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    1. Desde luego que si hay alguien que pueda opinar en este caso concreto ese eres tú. En cualquier caso aquí, como ya hemos comentado, la universidad que mejor funciona es la barra de bar. En esa se ha doctorado todo el país en conocimiento universal. ¿Para qué queremos más?

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