Claro que mis datos sobre el particular están cogidos por los pelos y, seguramente, habría que cortar mucha más tela para llegar a conclusiones exactas, pero como lo del yate me ha chocado y suelo enterarme de cómo van las top teen de la economía pues me ha parecido que ahí había tema.
El caso es que las acciones de Apple han pasado en las ultimas 52 semanas de los 750 $ a los 390$ actuales. Mientras que las de Microsoft han oscilado de los 30$ a los 35& con los naturales balanceos del mercado. Es un dato incontrovertible a la hora de valorar la solidez de un producto. Porque ya se sabe que el diseño, es decir, lo de fuera, tiene tirón, pero a la larga lo que cuenta es lo de dentro. Sirve para las guapas y guapos y también para los ordenadores.
No es que uno desprecie a las guapas y los guapos, ni mucho menos. De la misma manera que no niego genialidad a los diseños de Apple. Ni tampoco es que piense que la suerte de la fea la guapa la desea, pero como he leído lo que afirma Critilo sobre lo difícil que es averiguarse con una guapa que a la vez es inteligente, a la hora de comprarme un tablet he optado por el de Microsoft que es bastante mono, igual de inteligente y cuesta menos.
Y ahora ya sólo me queda preguntarme por lo que impulsa a unas personas a comprarse un yate y a otras a dedicarse a la filantropía. ¿No hubiese estado mucho más de acuerdo con la supuestamente exquisita sensibilidad de Jobs, ya que parece que le gustaba tanto navegar, un velerito de dos mástiles y tal? ¡Pobre hombre! Suerte que no vive para ver como se precipitan sus acciones. Seguro que los inversores han visto el yate e inmediatamente han pensado: ¡tate, aquí hay bluff! Y han pasado su dinero a lo de Bill Gates porque saben que en el peor de los casos ira a educar niños en África.
En fin, uno nunca podrá saber qué hubiese hecho caso de tener dinero a espuertas. Comprendo que la tentación de horterificarse debe ser inmensa y difícil de controlar. Sin embargo hay formas de forrarse, como la de Jobs, a las que se les supone ser consecuencia de una gran inteligencia. Otras, como la de Elton John o los Beatles de un don para algo concreto que no requiere formación ni cacumen. Lo que sorprende es que tanto el uno como los otros dediquen el dinero a lo mismo, o sea, el apabullamiento del personal. En fin.

Hay dos anécdotas que circulan sobre Jobs que si son verdad dirían mucho del personaje: una es que, cuando le dijeron de su enfermedad, optó por una terapia "alternativa" y que solo en momento avanzado recurrió al tratamiento ortodoxo contra el cáncer. La otra habla de que en el hospital rechazó una máscara de oxígeno porque el diseño era muy feo. Me parecen dos metáforas excelentes de la realidad contemporánea.
ResponderEliminarLo evidente es que ser muy valioso para algo concreto no exime de ser un perfecto tonto el culo para todo lo demás. El mundo está lleno de ejemplos al respecto. Los "alternativos", el modelo más acabado porque, además de dar pena, te ponen de los nervios.
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