Hoy, en una de esas encuestas que hacen los periódicos, concretamente en "El Mundo", preguntan si debe dimitir el Sr. Wert, pues bien, una abrumadora mayoría opina que sí.
Por otra parte, creo haberles contado ya que el Ilustre Colegio de Doctores Ingenieros Industriales ha enviado a diversos medios un extenso y muy razonado comunicado en el que se da punto por punto apoyo a la reforma educativa que pretende sacar adelante el Sr. Wert.
Tres opiniones. Las dos primeras basadas en el common-sense knowledge y la tercera en el scientific knowlwdge. El conocimiento por el sentido común y el conocimiento por el análisis científico. El sentido común del que, jugando con las palabras, se suele decir que es el menos común de los sentidos. Yo, no sé qué decir a ese respecto ni, la verdad, me importa un comino. Pero de una cosa sí estoy casi seguro por la experiencia acumulada y porque lo pensaba el gran Foción aquel legendario Arconte de Atenas. Si me aplauden, decía para sí, es que me estoy equivocando. Porque esa es la cuestión que si consideramos que el sentido común es el común sentir de la gente, entonces, vamos dados, porque ya sabemos que al único sitio al que llevan los sentimientos comunes, o el más común de todos los sentimientos, es a dar con la cabeza en un pesebre.
Yo, de lo poco que he conocido de la nueva ley de educación no puedo decir otra cosa sino que me parece muy oportuno. Introducir criterios de excelencia y derivar a los rezagados hacia enseñanzas más, por así decirlo, menestrales es exactamente imitar lo que hacen países como Alemania, Austria, Suiza, donde, por cierto, el paro es mínimo. Porque, aunque algunos pretendan pasarlo por alto, es mucho más que probable que haya una estrecha relación entre el modelo educativo y los porcentajes de paro.
Cuando alguien argumenta su rechazo a la ley diciendo que ese modelo crea desigualdades sociales, uno no puede pensar otra cosa que, una de dos, ese tipo es un perfecto sinvergüenza o un no menos perfecto cretino. Como si no hubiésemos tenido la reciente experiencia histórica de ver las monstruosas diferencias sociales que se han producido en los países regidos por la mandanga marxista de la igualdad a ultranza.
En cualquier caso, dice el filósofo que si el conocimiento por el sentido común no va seguido por un análisis científico de ese conocimiento es imposible avanzar. Pues bien, la escritora esa del premio a la que aludía al principio así como los que han participado en esa encuesta se limitan a dar una opinión basada únicamente en un sentir muy común que no es, sin embargo, el sentir de los miembros del Ilustre Colegio de Ingenieros Industriales, unos señores, éstos, a los que se les supone, por deformación profesional, la manía de analizar científicamente cualquier cosa sobre la que deban pronunciarse.
En fin, ¿conseguirán cargársele? ¿No lo conseguirán? Esperar para ver, aunque, la verdad, no creo que el desenlace tenga la menor relevancia a efectos prácticos porque hay un hecho, o tendencia, que avanza inexorable: la decisión de los padres de emplear sus ahorros en enviar a sus hijos a centros de enseñanza privados. ¿Por qué será?
¿No te mcansarás nunca de alabar todo lo que hace el gobierno actual? ¡dredelamorhermoso!
ResponderEliminarComo se suele decir, me alegro de que me hagas esa pregunta. Pues sí, no me canso de alabar según y qué cosas, sobre todo cuando veo la catadura de los que tratan de denigrar sustentándose en ideologías que, en mi opinión, tanto daño .hacen sobre todo a los más desgraciados.
EliminarLo de siempre: Que las alternativas no sean buenas no debe ser óbice para poder criticar lo que parece a todas luces indeseable, como recortar presupuestos para educación, investigación y demás, que no solo hace que los desfavorecidos eternicen su situación, si no que empeora la situación de casi todo el país.
ResponderEliminarPero contra la terquedad todavía no se inventaron vacunas.
Lo de recortar presupuestos en educación me parece poco deseable. Sin embargo se han alzado muchas voces para señalar que el problema educativo de España o Francia o Italia no es una cuestión de dinero sino de modelo. Estos días estoy viendo muchos debates en las televisiones francesas que tratan el asunto. Siempre llegan a la misma conclusión, el modelo es Alemania. Por lo demás, de donde no hay no se puede sacar. Ni hay dinero. Ni tenemos un cuadro docente para tirar cohetes. Ni una sociedad que valore el saber en su justa medida. Aunque creo que esto último está en trance de cambiar a mejor.
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