martes, 5 de noviembre de 2013

Platón



"Uno de los castigos por rehusar participar en política es que acabarás siendo gobernado por tus inferiores."

El otro día dí en un figón de pueblo para, como se dice ahora, restaurarme y, no sé si en buena o mala hora, se me ocurrió preguntarle al mesonero por la cerca que habían puesto al tronco de un magnífico magnolio que hay en el jardín. ¡Bueno, las ganas que tenía aquel hombre de largar para poner todas las cosas en su sitio! Como el figón está en un edificio oficial supongo que el mesonero habría recibido la concesión por cuestiones más políticas que de capacitación para el oficio. De hecho éramos los únicos clientes y la comida que nos dio era bastante porqueriosa. Eso sí, amenizada hasta casi la náusea, porque uno está que ya no puede más de soportar los razonamientos de gente a la que Platón catalogaría de  inferiores. A mí cuando alguien empieza a demonizar a unos abstractos "ellos" lo único que lamento es no tener una pistola a mano para pegar unos cuantos tiros. Para toda esa gente que babea viendo los programas del Wyoming y basura por el estilo, "ellos" son unos tipos que, al parecer, se follan a cien modelos y comen cien kilos de caviar cada día. En eso se resume el pensamiento de los inferiores: envidia, odio, resentimiento, adobado todo ello de una vaguería proverbial. 

El caso es que ayer venía en ABC una entrevista al polifacético Antonio Escohotado. También este hombre tiene respuestas para todo y seguramente mete mucho la pata, pero eso no quita para que haya que quitarse el sombrero ante su capacidad de estudio y raciocinio. Como nada me lo impide les voy a transcribir un párrafo para que se hagan una idea de por dónde van los tiros: 

"Para acabar de arreglarlo está la supervivencia del trabajo como maldición, heredada directamente de la sociedad esclavista. Así como para el cristianismo reformado trabajar es rezar, para latinos y eslavos trabajar es embrutecerse. No hay mejor empleo del tiempo libre que trabajar, pero para acceder a esa alegría permanente es preciso que cada cual se busque y rebusque, hasta encontrar una actividad donde pueda pasar de aprendiz a maestro, pues el experto resulta demandado siempre. Eso se llama call en inglés, Beruf en alemán y vocación en castellano, y quien no disponga de tal cosa ya puede afanarse en hallarla. En otro caso irá pidiendo sin saber corresponder con un servicio útil a los infinitos terceros de quienes dependemos a cada momento para sobrevivir, y se enajenará tanto el respeto del prójimo como finalmente un simple lugar al sol."

"... irá pidiendo sin saber corresponder con un servicio útil a los infinitos terceros de quienes dependemos a cada momento para sobrevivir...". Éste es, para mí, el mayor de todos los dramas de la vida. Por no haber querido estudiar, que diría el sabio. ¿Y qué pasa cuando recibes un regalo al que no puedes corresponder? Pues muy sencillo, por lo general, en vez de sentir agradecimiento, lo que sientes es humillación y respondes con odio al dadivoso. Él me está dando lo que ha robado. O obtenido explotando a los miserables. Justificaciones las que hagan falta para no mirarse por dentro y hundirse de inmediato en la más absoluta miseria. Y esa es la cuestión, que como son legión los que no han querido estudiar y son incapaces de reconocer su culpa pues van y se unen unos con otros para cantar sus excusas y justificaciones y, al final, acaban por formar la multinacional del odio. Luego, ya sólo falta el vivillo que sabe explotar ese nicho de pestilencia. Los políticos populistas, los cómicos populacheros, los artistas orgánicos... toda esa gente inferior que acaba gobernando por la dejación de los mejores. 

En fin, perdonen el exabrupto, pero es que ayer estuve un rato mirando la televisión española y tal osadía no le puede dejar a uno indemne. ¡Madre mía, que nivel! Si esos no son los inferiores pontificando que venga Dios y me desmienta.  



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