Así es que ésta que le dicen crisis que venimos padeciendo tiene para la inmensa mayoría unos culpables perfectamente identificados: unos abstractos "ellos" al estilo de Mabuse, Moriarty, Fumanchu y así, que, como todo el mundo sabe, no hay manera de echarles el guante, que si no, ya te digo... nunca se me olvidará una magistral lección que dictó el ínclito Agustín García Calvo en la ciudad del saber, arte y toros, en la que la paz universal hubiese quedado resuelta de una vez por todas si se hubiese sabido despejar la incógnita "ellos". "Ellos" por aquí, "ellos" por allá y la audiencia babeando de placer porque si lo decía Agustín... él sabría a quién se estaba refiriendo y con eso bastaba. ¡Pues anda que no era sabio ni na!
El caso es que estos días que corren andamos con urgencias matemáticas por causa de las incógnitas que nos ha venido a plantear la publicación de un informe que le dicen PISA. Saquen lápiz y papel y empiecen a operar: ¿quién es el culpable de que estemos a la cola como quien dice en la cosa educativa entre los países de nuestro entorno psicosociopolíco-armamentístico y demás hierbas? Bien, algunos investigadores ya han presentado sus resultados y, para mí, que presentan morrocotudos errores de método. Pregunta la encuesta: ¿quienes son más responsables de los malos resultados obtenidos, los políticos o los profesores? Respuesta: 85 % los políticos, 15 % los profesores. Claro, faltaba más, los políticos jugando una vez más el agustiniano papel de "ellos"... y todos los demás felices y cantando "que yo no fui, que fue Tantín..."
Bromas a parte, quiero decirles que a mí me ayuda a clarificar el planteamiento de este tipo de problemas las horas que paso viendo debatir a los franceses. Los franceses, ya saben, son en eso del razonar muy apegados al método cartesiano, es decir, a no dar un paso adelante antes de tener perfectamente resuelto el precedente. Resumiendo, si les dices "ellos" te preguntarán de inmediato quienes son ellos y, si no se lo aclaras, no te dejarán continuar con la monserga. Así es que como tampoco ellos, los franceses, han quedado muy bien parados en el citado informe de marras, pues han puesto todo su arte especulativo al servio de desentrañar las causas. Y han empezado por preguntarse: ¿cuales son las diferencias metodológicas, en lo que a la educación hace, entre nosotros y los primeros de la lista? Y han encontrado respuestas bastante contundentes: profesores y padres. Lo que todos sospechábamos.
Por lo visto, Finlandia, el país que encabeza los resultados, tiene por norma exigir que sean los mejores expedientes académicos los que den acceso a ser profesor de enseñanza primaria, la cimentación del edificio educativo por así decirlo. Pero es que, además, una vez alcanzada tan prestigiosa posición tendrán la obligación de asistir a recurrentes cursos para perfeccionar su competencia sobre la madre de todos los corderos educativos: la comprensión lectora. Porque es que, por lo visto, han llegado a la conclusión de que ese el el nudo gordiano que hay que desatar. Si no se sabe enseñar a comprender lo que se lee todo lo demás es esfuerzo tirado por el retrete. Comprensión lectora, ¡casi na!
Por otra parte, los mejores del mundo, Singapur, Hon-Kong, Macao, Corea del Sur, no tienen otro secreto que los padres. Unos padres cancerberos que no pasan una a sus hijos. A la más mínima grieta en el aprendizaje les colocan un profesor particular para que se la repare. No hay más secreto.
Así que lo tenemos claro: padres y profesores. Lo demás, el típico deporte de las culpabilidades.
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