Hace dos días, referendum de autodeterminación en Escocia. A las ocho menos cuarto pm estoy viendo el telediario de ARTE. Las imágenes esperadas: los jóvenes del sí inundan las calles con alboroto como dando por segura su victoria. A continución, por derecho de referencia, pasamos a Cataluña. La marea de esteladas a perte de vue que dicen los franceses como metáfora de lo infinito. Sigue una entrevista en la que el entusiasmo y la contundencia de la entrevistada es indescriptible. Nosoltres els catalans una raza superior, en definitiva. Sólo un pequeño detalle que da idea de la sutilidad de la cadena ARTE: la entrevistada no llega a los catorce años. A continuación la cámara se pasea por entre la marea y queda claro que está compuesta en su inmensa mayoría por niños y viejos. Resumiendo: ¿se acuerdan de aquella escena de "Cabaret" en la que unos adolescentes uniformados llegan a un merendero y se ponen a cantar canciones patrióticas? Pues eso.
Ya lo dijo el poeta, juventud divino tesoro. Que se lo digan al Mr. Salmond, que se lo digan al Sr. Mas, que se lo digan a Hitler. Recuerdo que cuando tenía doce años o así me llevaron a un campamento de verano en Laredo regido por lo que se conocía entonces por Frente de Juventudes, una especie de juventudes hitlerianas o cosa por el estilo. Bueno, tengo que decir que a los dos días de estar allí agarré una cagalera que casi se me lleva al otro barrio. Pasaba las noches de la tienda a las letrinas y de las letrinas a la tienda. Se lo conté a mis padres, pero me obligaron a resistir. Les estoy agradecido por ello. A la mierdosa comida que nos daban allí, se añadía el hacernos pasar todo el día haciendo instrucción, aprendiendo el armar y desarmar fusiles, marchando por las dunas llenas de lagartos al ritmo de "Sole, Sole, cuanto me gusta tu nombre Soledad" y canciones por el estilo. Fue realmente esclarecedor todo aquello, y dos años después ya me habían expulsado del colegio por haber tenido unos argumentos con el profesor de Formación del Espíritu Nacional. Tampoco en aquella ocasión se pusieron mis padres de mi parte por lo que les sigo estando agradecido. Ni te digo todo el aprovechamiento que he sacado a lo largo de la vida a aquellos reveses.
Siempre ha sido, es y será igual. Los aprendices de brujo por ley de oficio siempre ponen en el centro de su estrategia a la juventud. Sus ventajas son infinitas. Su entusiasmo para comprar motos vistosas. Su memoria virgen para recordar y cantar slogans. Su capacidad para el alboroto y hacer parecer con ello que las cosas son mucho más de lo que son. Y en última instancia, su rara habilidad para armar y desarmar fusiles.
Juventud divino tesoro, sí, pero ya te vas para no volver. Y entonces las motos ya no se compran sólo por su vistosidad ni la memoria es virgen, ni gusta el alboroto. No digo ya lo de armar y desarmar fusiles. Y al final, cuando llega el referendum, pues va a ser que no. Son las cosas de la vida.

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