sábado, 8 de agosto de 2015

Clérigos laicos

Leo  lo siguiente en un artículo publicado en Jot Down, de un tal Javier Bilbao y titulado "Intelectuales que cambiaron de idea":  "En 1927 Julien Benda publicó La traición de los intelectuales, una obra en la que denunciaba el creciente interés de artistas y escritores por los asuntos mundanos, por bajar a la arena política y tomar partido apoyando apasionadamente a unos u otros, en lugar de cumplir con su deber de ser una especie de clérigos laicos (el título original era La Trahison des Clercs) entregados a la trascendencia, dedicados en cuerpo y alma a cultivar lo universal y lo eterno acordes a la tradición occidental". 

Inmediatamente me quedo con el dato porque es una idea que me viene apasionando desde que mi pensamiento, digamos, empezó a madurar. La necesidad de clérigos laicos, sobre todo en las escuelas, dedicados a cultivar lo universal y lo eterno, lo que trasciende, lo que, por definición, no cabe en el estrecho corsé de cualquier ideología. Y es que, nada me ha producido en esta vida más desazón que la actitud proselitista de cualquier tipo, pero, ya, si va dirigida a las mentes virginales de los niños, entonces, la sensación es de repugnancia incoercible. Casi vomito. 

Este sentimiento de, como digo, repugnancia, pero sobre todo de preocupación, se ha venido agravando a lo largo de los años a medida que, por las circunstancias de la vida, he ido conociendo a profesionales de la enseñanza. Desde luego que a algunos de inmediato les entregaría el título de clérigo laico, pero la inmensa mayoría me han dado la impresión de estar gravemente enfermos de ideología, una patología que, sabido es, no encuentra freno a su propagación cuando entra en contacto con mentes inmunológicamente indefensas ante las promesas de cuadrar el círculo. 

Nadie, sigo pensando, debe ser más intelectual, más artista, que el maestro. Su misión en este mundo, la más importante de todas sin lugar a dudas, se resume en tres palabras: enseñar a pensar. Lo universal, lo eterno. Lo que trasciende las pequeñas circunstancias de lugar y tiempo. La falta, en definitiva, de respuestas tajantes y, por tanto, el dolor de la incertidumbre. 

Pensar, lo que nos hace humanos. Por eso nunca será suficiente lo que reflexionemos sobre ello, porque por mucho que grite el triunfante animalismo que recorre el mundo opulento, lo de ser humano es el verdadero chollo de la vida sobre el planeta. Los humanos, no sólo existimos sino que, además, podemos ser conscientes de ello. Y por ello regocijarnos. En fin, voy a clausurar estas reflexiones con otras que vienen muy a cuento y que me mandó el otro día Fede, el, por así llamarle, sempiterno clérigo laico, alérgico a la adscripción:
  
"En tu nueva -continuada-estancia, no se si como yo es eso de viajero sedentario, aunque uno vaya donde vaya -si piensa-está donde siempre... Bueno te decia que para "festejar" tu nuevo lugar te mando unos textos acerca del tema que acertadamente reiteras como necesidad del ser humano... y de lo que tanto falta: el pensar. Recojo lo que una de las grandes pensadoras -con perdón- Hanna Arendt dice al respecto y que supongo va en lo que tu reclamas al humano para salir del rebaño (Ortega también tiene mucho al respecto, ya tu citaste una de sus obras). Cito textualmente porque como diría Montaigne "yo no cito a otros más que para expresar mejor mis pensamientos"... pues bien al grano: En "La vida del espiritu",  ed. Paidos,  pag 31 (no es pedantería, es por si te interesa ver más cosas y además como buen y riguroso lector te gustará leer en sus textos) "nuestra capacidad de juzgar, de distinguir lo bueno de lo malo, lo que está bien de lo que está mal ¿depende de nuestra facultad de pensar? Por supuesto, no en el sentido en que el pensamiento pudiera producir por si mismo las buenas acciones, como si la virtud pudiera ensañarse y aprenderse; sólo se enseñan los hábitos y las costumbres y conocemos muy bien como se desaprenden y olvidan ante determinadas circunstancias (Esto lo digo yo: comunismos y fascismos )... pág 135.  PENSAR en un sentido no cognitivo y no especializado (es decir lo que voy hacer mañana o en ir aquí o allá, etc.), concebido como una necesidad natural de la vida humana, no es una prerrogativa de unos pocos, sino una facultad; la incapacidad de pensar no es la prerrogativa de los que carecen de potencia cerebral, sino una posibilidad siempre presente para todos -incluidos los científicos, investigadores y los especialistas en actividades mentales- de evitar aquella relación consigo mismo, cuya posibilidad e importancia Sócrates fue el primero e descubrir... Al no pensar, al sustraer a la gente de los peligros del examen crítico, se les enseña a adherirse inmediatamente a cualquiera de las reglas de conducta vigentes o dominantes en una sociedad y en un momento dado. Se acostumbran a no tomar decisiones, a acomodarse a las reglas. Cuanto más firmemente los hombres se aferran a los viejos códigos más ansiosos están por asimilar los nuevos... de aquí lo fácil que a los gobernantes totalitarios les resultó invertir las normas morales básicas de la normalidad occidental: No matarás en en el caso de la Alemania nazi -sus matanzas- ;no levantarás falsos testimonios contra los semejantes -la delación de la Rusia estalinista- pág. 127... "A Sócrates los atenienses le dijeron que pensar era subversivo, que el viento del pensar será un huracán que barre los signos establecidos, trae desorden y confunde a los ciudadanos especialmente a los jóvenes... si una vida sin examen no tiene objeto vivirla, el pensar acompaña al vivir cuando se ocupa de conceptos tales como justicia, felicidad, templanza, placer, con palabras que designan cosas invisibles y que el lenguaje nos ha ofrecido para expresar el sentido de todo lo que ocurre en la vida y mientras vivimos... El pensar es la relación de sí consigo mismo. Al que desconoce esta relación del yo consigo mismo no le preocupará contradecirse a si mismo, nunca será capaz de dar cuenta de lo que dice o hace, ni le preocupará cometer cualquier delito puesto que puede estar seguro de que será olvidado al momento siguiente... pág 135... Ya Shakespeare en Ricardo III hace decir al asesino: "Todo hombre que intente vivir a gusto procura vivir sin ello, esto se consigue fácilmente, porque todo lo que hay que hacer es no iniciar este diálogo silencioso y solitario que llaman pensar".

pág.133 ... "Sin esta escisión original que Platón más tarde utilizó en su definición del pensamiento como el diálogo silencioso entre yo y mi mismo, el dos en uno que Sócrates presupone en su afirmación acerca de la armonía consigo mismo, sin esa escisión el yo mental humano no seria posible...".

Ya digo, en fin... clérigo laico.

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