No sé cuanta gente hay por ahí que si les dices Ashley Madison no saben de verdad de qué estás hablando. Porque en estas cosas de la privacidad la cautela se impone por goleada a la sinceridad. Y no por nada sino porque, como dijo el sabio, la hipocresía es un homenaje que el vicio hace a la virtud. El vicio y la virtud: dos cabalgan juntos.
Pues bien, Ashley Madison ha sido noticia estos días porque ha dejado a una gran porción de la parte virtuosa de la humanidad a la vista del respetable con el calzón caído. Unos hackers han entrado en sus dominios y se han apoderado de sus archivos que, por así decirlo, son la carga de la prueba de cómo el vicio discreto homenajea a la virtud. A veces, o al final siempre, la verdad sale a la luz por los inescrutables caminos que usa la divinidad. Así que buena gana de esforzarse por ocultar según qué cosas, las del fornicio en concreto que, si bien se mira, tan inocentes son.
Bueno, pues les diré, si ustedes cogen, agarran y, por lo que sea que les apetece, se ponen a ver porno, comprobarán que cada vez que intentan iniciar un vídeo se les cuela otro que se lo impide. La dichosa propaganda. No te mates a pajas, llama a tal número. Soy Titiana y soy tu vecina, en cinco minutos puedo estar en tu casa. Cosas así que sólo hay que clikar en la crucecita adyacente para eliminarlas y ya puedes iniciar el vídeo. Pero hay una página que persiste en inmiscuirse como ninguna ofreciendo discreción total para las relaciones extramatimoniales. Eso es Ashley Madison. Te inscribes, supongo que pagas una pequeña cantidad y puedes estar seguro que por muy roto que seas tienes cerca de donde vives unos cuantos descosidos entre los que escoger. Yo, la verdad, me he sentido tentado más de una vez de hacer uso de semejante prodigio pero siempre me ha vencido la pereza y, ahora, después de lo de los hackers, me alegro de que así haya sido... porque menudo tostón hubiese supuesto tener que dar a estas alturas explicaciones por haber sido cogido in fraganti.
Lo demás, lo que todos, y todas, sospechábamos: en dando facilidades el vicio lúbrico se desborda. Por eso no viene a cuento el hacerse el sorprendido por los millones de clientes que la citada página tenía por todo el mundo. Millones y millones de clientes homenajeando a la virtud. Desde luego que the Holy Father debiera mencionar el prodigio en su Angelus de los domingos.
espero que te vaya bién,un abrazo nacho
ResponderEliminarcomo te digo,hoy por internet ,sin pagar,te pones morao..te lo digo yo..saludos
ResponderEliminarLa cantidad de cosas que me han pillado ya viejo, que si no...
ResponderEliminarbueno,ya sabes ,lo que decía el gran Germán copini ,que en paz descanse,"cuánta puta y yo tan viejo"
ResponderEliminaryo tenía un amiguete en Valencia,algo mayor.estaba casado ,pero tenía una querida,y me sorprendió que la tal Pili o algo así era incluso algo mayor que él.Él simepre me decía"ignacio,cuantgo más viejas más guarrras"..
ResponderEliminarBien sure, Nacho. No todo es perder con la edad.
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