martes, 29 de septiembre de 2015

Culpas ocultas

No voy a decir que en el diario El País no se puedan leer a veces magníficos artículos. Mismamente el pasado 22 de septiembre había uno titulado "La impureza y el alma" de un tal Alejandro Katz que se lo recomiendo vivamente. Aquí les dejo el enlace: http://elpais.com/autor/alejandro_katz/a/.
Pero no es frecuente encontrar tales joyas entre las páginas de esa especie de lavadero de las culpas ocultas del pijoprogrerío.

Las culpas ocultas: todos llevamos unas cuantas encima. Y no sé, pero tiendo a pensar que la mayoría de las tonterías que decimos, o hacemos, a lo largo de la vida es una ingenua manera de tratar de aliviar ese molesto peso. Al respecto, los pijoprogres de El País me parecen paradigmáticos. Sin por ello olvidar, claro está, a los frikicarcas de otros medios. Esa es la esencia de la naturaleza humana degenerada, ser muy progre porque tu padre era muy facha, o viceversa, y cosas así de estúpidas. Culpas telúricas, en definitiva, que están en el origen de nuestro ridículo deambular por la vida. Y no hay cura que valga para esto en la botica. 

En fin, sea como sea, que no siempre va a tener razón Freud, lo que les quería contar es que ayer leí, o traté de leer, un artículo en El País de un tal John Carlin que era para desternillarse de risa. Para ese señor no cabe la menor duda de que todo el "desmadre", como él lo llama, catalán  no es sino la lógica consecuencia del desprecio que los del Partido Popular, más el odio de los madrileños, hacia las muy normales gentes que habitan en aquel rincón de España. Desprecio del PP y odio de los madrileños hacia los catalanes, así, porque yo lo digo. Y los del periódico global, antiguo independiente de la mañana, van y lo publican en lugar señalado porque, supongo, su director tiene que lavarse las culpas de su falangista juventud para dar gusto a su franquista papá.

Para que nos entendamos, es nuestro deteriorado sentido del humor, por el peso de la culpa, bien sure, el que se esfuerza en convertir la comedia humana que es todo esto en drama cuando no en tragedia. Y así, llorando en vez de reír nos las damos de ser mejores personas y aligeramos el peso de la culpa que nos transmitió la herencia. Créanme, la mayoría no tenemos solución.  

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