martes, 15 de septiembre de 2015

Migraciones.

Ayer en el telediario de TV5 que dirige David Pujadas nos pasaron un lacrimoso reportaje sobre el asunto éste tan de moda de las migraciones. Un periodista se metió en una barcaza repleta de padres e hijos que había de recorrer los diez kilómetros que separan la costa turca de la isla de Lesbos. Como la cosa era bastante aburrida hubo que ingeniárselas para que se echase la noche encima y que a tiro de piedra de la costa se parase el motor y tuviese que venir un pescador con su diminuta lancha a remolcarlos. Por supuesto que los primeros en descender entre lloros fueron los niños, uno de seis días, que eran recibidos amablemente por las ONGs que allí estaban a tal efecto.  Claro, David Pujadas, estrella donde las haya de la televisión francesa, es nacido en Barcelona, cosa que como de todos es sabido imprime un cierto carácter de tipo sensibilero hacia la galeria. Como cuando todo aquello de Reina por un día y cosas así que de allí venían. Unos jetas de aquí te espero.

Lo que es esto de las migraciones ya quedó niquelado para la historia cuando lo de la isla de Tera que con tanto detalle nos cuenta Heródoto. Cuando el territorio no puede alimentar a todos los que en el viven no queda más remedio que disminuir la población por el procedimiento que sea. Los de Tera armaron un barco y luego echaron a suertes los que se tenían que ir. Se fueron los desafortunados, anduvieron por ahí un buena temporada sin encontrar donde asentarse y, entonces, decidieron volver a Tera. Y Tera les expulsó sin contemplaciones. Con todas variables que ustedes quieran esa historia es la historia de la humanidad. Physic work, que diría Walter Lewin.

Las fronteras son membranas porosas que tienen a cada uno de sus dos lados soluciones, o disoluciones si mejor quieren, con diferente densidad. Así que buena gana de ponerse a lucubrar sobre las migraciones y todas sus indeseables consecuencias cuando no son más que la inexorable adaptación de la naturaleza a las leyes de la física. De donde hay más densidad pasan elementos hacia donde hay menos densidad y en eso consiste todo. Como es lógico pensar, cuando la diferencia de densidades es grande, la velocidad de paso se incrementa. Es lo que está pasando ahora en esta Europa semidesierta que ve como se van rellenando todos los agujeros negros que la vida muelle fue generando. Imagínense la debacle que sería esto si se llegasen a cumplir las previsiones de un trabajador por pensionista. Es evidente que si los que vienen nos necesitan nosotros les necesitamos mucho más a ellos. Porque ellos, que ustedes lo sepan, no vienen a recoger caquitas de perro por las calles, no, vienen a someterse a la extenuante tarea de procrear. A procrear, es decir, a tener hijos que tan pronto alcanzan el uso de la razón ya te quieren quitar de enmedio. Por eso es que todas las civilizaciones cuando llegan a ese grado de desarrollo en el que las necesidades perentorias son cubiertas empleando una mínima parte del tiempo disponible y que, por tanto, la gente puede dedicar millones de horas a mirarse el ombligo, entonces, más pronto que tarde, los padres llegan a la conclusión de que, cuando por descuido, dan en reproducirse, lo sensato es agarrar al neonato y dejarle expuesto a las fieras en mitad del bosque o encerrarlo en una torre para que se pudra. Como Segismundo. Y por supuesto, vigilar que no haya por allí una loba que lo amamante o un pastor que se le lleve a casa y le críe. Siempre ha sido así y esto no va a cambiar. Los ricos no son ricos porque sí sino porque utilizan la cabeza, lo cual, lógicamente, les lleva a no meterse en problemas de imposible solución. Para eso echan mano de los pobres que se cuelan por los poros de la membrana que es la frontera. 

Pero claro, los políticos y los periodistas, aunque supiesen estas cosas nunca las dirían. Contar las duras verdades sobre la condición humana es tarea que sólo los poetas pueden realizar sin poner en peligro su integridad. Más que nada porque casi nadie les entiende. Sófocles, Esquilo, Eurípides... de qué me habla usted.

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