Un padre dejo a su bebé en el coche pensando que iba a volver al instante, pero se puso a hacer sexting y se le fue el santo al cielo. Para cuando volvió al coche habían pasado siete horas y el bebe estaba para comérsele en el sentido literal del término. Claro, lo que no sabía el padre es que un coche al sol es un horno como los que usa Cándido para sus famosos cochinillos.
El sexting es un deporte que consiste en enviar y recibir mensajes guarros. Si consigues formar un buen equipo la cosa puede dar mucho de sí. Es lo que le pasó al desventurado padre. Por lo demás, parece un asunto bastante inocente ya que lo que se dice relacionado con el sexo es de lo que menos necesidad hay de arrepentirse de haberlo dicho porque es lo primero que se lleva el viento del olvido.
El caso es que de un tiempo a esta parte uno no para de maravillarse con esta pérdida rampante del recato que para mí la hubiese querido cuando estaba en edad de merecer. Ahora nos enteramos que por las discotecas de Levante se están poniendo de moda los concursos de felaciones. La verdad es que cuesta mucho comprender como semejante actividad puede ser sometida a concurso porque dada la labilidad de las sensaciones que produce veo muy problemático el establecimiento de los parámetros medibles indispensables a toda competición.
La lista de desinhibiciones relacionadas con el sexo es extensa. Lugares como Cap D´Agde que antaño fue famoso por haber sido escogido por Le Corbusier para instalar su cabanon, hoy pasa por ser el lugar donde por fin sucumbió la madre de todos los tabús. Nunca olvidaré a Marguerite Yourcenar afirmando categórica que todas las generaciones en su juventud han pretendido acabar con ese tabú, pero ninguna lo ha conseguido ni lo conseguirá nunca. Bueno, no sé lo que diría hoy a la vista de los acontecimientos. Sólo hay que ir a Google y poner Cap D´Agde y darse un paseo por aquellas playas. Uno no sabe si lo que ve es producto del infantilismo más acabado y simplemente una regresión al foso de los monos de cualquier zoo.
Yo supongo que todas estas cosas tienen mucho que ver con el puto aburrimiento. Ya se sabe lo que pasa, te aburres y sacas el juguete que más a mano tienes. Y como no molestas a nadie, o a casi nadie... de todas formas, nada nuevo bajo el sol: sesenta años seguidos sin guerras y siempre se da en lo mismo.
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