D´altra banda, un profesor de una universidad catalana hace hoy en el periódico global, antiguo independiente de la mañana, un estudio semiológico impecable que deja visto para sentencia las cualidades de provinciano y cosmopolita. Eres lo que eres según lo que haces y ya no valen los camuflajes. Nos quita la máscara a todos y en adelante pareceremos lo que somos.
Esa es la cuestión, que cada cual sepa por fin lo que es: ¿payo o gitano?, ¿cosmopolita o provinciano?
Lo que sí les puedo decir es que en mis ya largas andanzas por la vida he conocido a gitanos mucho más payos que los más payos de los payos. Y por contra estoy fartuco de tratar a gente que se cree paya y son mucho más gitanos que los gitanos más gitanos. Para que nos entendamos, decir payo y gitano parece muy peyorativo, pero, sin embargo, a mi nada modesto juicio, son palabras que expresan a la perfección dos condiciones humanas perfectamente contrapuestas: la del que lucha con todas sus fuerzas para constituirse como individuo y la del que se siente a sus anchas en ese permanente baile de los vampiros que es la vida en la tribu.
Individuo o tribu, no se equivoquen y me vengan con que no tienen por qué ser tan contrapuestas. Pues sí, lo son, amigo, y no saben hasta qué punto. Hacerse individuo, o sea, tratar de aprender matemáticas, no es posible tocando palmas todas las noches alrededor del fuego. Es como pretender escalar el Everest entrenándose en los Sanfermines.
En fin, allá cada cual con su deambular por la vida, pero que nadie se crea que va a dar el pego por mucho tiempo. Cada cual es lo que es y como dijo Noséquién, por sus quejas, o no quejas, les conoceréis.
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