Como dijo aquel torero, hay gente pa to. Por ejemplo, les hay que tienen un mosqueo de aquí te espero porque el MIT ha decidido retirar de la red las lecturas de Walter Lewing sobre introducción a la física. Me he enterado porque pensaba pegarles otra pasadita para entretener estos primeros de año antes de que el alargue de los días me permita ponerme en camino. Supongo que sus justificadas razones tendrán los del MIT y no voy a ponerme ahora como hacen otros a reivindicar, casi con insultos, como un derecho lo que sólo puede ser gracia que nos hacia un institución que es quizá la que más a contribuido a que el mundo sea tal como es. Así que gracias por la gracia y a otra cosa mariposa, que tajo nunca nos va a faltar dada la estruendosa ignorancia en la que vivimos.
Total, que entre otras cosas tengo entre manos un libro que en principio es de una elementalidad apabullante pero que, luego, te vas enterando de lo terriblemente laborioso que ha sido el avance por el proceloso mar del pensamiento abstracto. La matemáticas concretamente. Hoy día, claro, andamos muy ufanos porque, coges, agarras la integral trigonométrica más enrevesada, la metes en cualquier calculadora y al instante te da la respuesta. Pero, ¿se han preguntado alguna vez cómo ha sido posible llegar hasta aquí? Pues pasito a pasito, con millones de millones de horas de cavilaciones por medio. Pero, lo verdaderamente curioso e ilustrativo de todo esto es que nosotros, que andamos por el mundo como si dispusiesemos del de la ubicuidad entre otros divinos dones, si nos pidiesen que diésemos por nuestra cuenta y riesgo uno de esos primeros pasitos, triseccionar el ángulo, la duplicación del cubo, cosas así por ejemplo, nos haríamos con la picha un lío y nos tendríamos que volver a subir a las ramas para que no nos comiesen las fieras. La verdad, es increíble lo discapacitados que estamos la mayoría de los humanos para el pensamiento abstracto y la creación en general.
Y ésta es la cuestión que me planteo, cómo podemos presumir tanto y dar opinión de todo si por nuestros propios medios, ya digo, subidos a las ramas. Ya que no humildes, por lo menos debiéramos ser prudentes. Y sobre todo saber y reconocer lo que se debe a cada cual, que no es lo mismo Eratosthenes que Cristiano Ronaldo, ni el Sr. Cayo que Belén Esteban. En fin, obviedades que huelga recordar.
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