Yo, devoto sin reservas de Gracián, sigo pensando que lo breve si bueno dos veces bueno. Y por ello me acojo a aquello de donde salió todo lo demás. A los orígenes y, luego, que cual haga de su capa un sayo. Es decir, a las inscripciones que dicen había en frontón del templo de Apolo en Delfos: "conocete a ti mismo" y "nada en demasía". Con esos dos pilares bien asentados no creo que pueda haber vida que se tambalee.
Andaba esta mañana pensando en estas vulgaridades porque el otro día vi una cosa, en la tele, claro está, que me sorprendió no poco. Fue en el canal Rusia Today, un canal por lo general dedicado a ensalzar a Putin y denigrar a lo que se conoce como democracias occidentales. Y claro, para eso, suele echar mucha mano de los voceros de las revoluciones bolivarianas que, esos, otra cosa no, pero verborrea criptocristianomarxista para dar y tomar. En fin, el caso es que el asunto de marras que les quería comentar nada que ver con el discurso acostumbrado. Era un programa sobre la conquista de La Florida por los españoles y, maravíllense, no les estaban denigrando. El historiador que largaba sobre el tema cantaba las excelencias de aquel choque de culturas y las enormes ganancias que obtuvieron sobre todo los conquistados.
Ganancias que nada que ver con la cruz como tantas veces se ha sostenido. Las ganancias consistían en la llegada a aquellas tierras de Grecia y Roma. Eso es lo que habían llevado allí los españoles. Fueron en busca de la fuente de la eterna juventud y resulto ser que la llevaban en el bolsillo.
Grecia y Roma. Casi na. Conócete a ti mismo, es decir, encárgate de tu propia vida. Nada en demasía, o sea, que de balde compra el que compra lo que ha de menester, por decir algo.
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