Son muchas cosas apuntando en la buena dirección, dado lo cual, no es extraño que los mercados tiren como motos. ¿Hasta cuándo? Dios dirá. Pero reconocerán conmigo que el mundo se merecía ya un respiro. Un cierto triunfo de la razón sobre los fanatismos o, más bien, sobre los resentimientos. Porque, qué motivos, si no es el resentimiento y el populismo, tienen Rusia y China para prestar ese apoyo suicida a los regímenes que oprimen de mala manera a los ciudadanos de Corea del Norte e Irán. Es como una rabieta infantil para fastidiar a los americanos. Eso no puede durar. Sale demasiado caro.
Es que, además, aunque quisieran, ya no pueden. Lo decía ayer un chino en la mismísima televisión oficial china, que ya es imposible ocultar las cosas y hacer como si no hubiese pasado nada. Internet procura libertad de información allí donde los gobiernos tratan de limitarla. Lo mismo que en las tiranías árabes en donde las multitudes de jóvenes cuando se manifiestan ya no gritan Alá es grande sino Facebook. Y por Facebook quedan los jóvenes marroquíes para hacer en las playas los picnis del Ramadán. Y se ponen de alcohol y hachis hasta la coronilla a plena luz del día ante la mirada atónita de la autoridad competente.
Es difícil prever en que va a terminar todo esto, pero me arriesgo a opinar que será en "Grecia" para todos. Es decir, libertad individual para los que la quieren y también para los que no la quieren porque ya no les van a quedar Persias donde ir a que les pastoreen.
En fin, ya veremos, pero si yo fuese devoto del Sagrado Corazón iría corriendo a hacerme un lifting. Para despistar.
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