Baloney quiere decir chorradas o chuminadas, como más les guste. Así es como Feynman denominaba a todas esas cosas que se escriben y dicen sobre los temas que siempre serán controvertidos porque no hay forma de encuadrarlos en un sistema de ecuaciones matemáticas. Desde niño quiso razonar con elementos medibles que sólo pudiesen dar una respuesta: la exacta. O sea, comprender las leyes por las que se rige la naturaleza. Ir a lo esencial.
Lo esencial, el átomo. Un átomo, como supongo que saben, groso modo está formado por un núcleo compuesto de protones y neutrones que está rodeado de una corona de electrones. Como si fuese un sol y sus planetas. El caso es que esa combinación de protones y neutrones mantienen su estabilidad gracias a su inestabilidad. Siempre hay un protón que se está convirtiendo en neutrón y viceversa. Por ejemplo, un neutrón pierde un electrón y se convierte en protón. Y entonces lo que era carbono se convierte en nitrógeno. El caso es que los físicos se pusieron a pesar las cosas después de un cambio de esos y no les salían las cuentas. Tenía que haber algo que acompañaba al electrón en su fuga para que todo cuadrase. Y se inventaron el neutrino. Y no sé, de vez en cuando nos dicen que han conseguido encontrar uno, pero no sé cómo andará la cosa de verdad, aunque por el medio han construido todo eso del CERN y yo qué sé cuantas cosas más para tratar de cazarlo. Es quizá la historia más apasionante de la humanidad, pero, ya ven, pasa casi desapercibida.
Pasa desapercibida porque su comprensión exige esfuerzo. Las cosas son como son y aunque no haya forma de medirlo si que se puede intuir que no hay verdad que más rehuya el común de los mortales que aquella que vi un día escrita en la fachada de un bar del Camino: NO PAIN/ NO GLORY.
Y así son las cosas y nadie va a poder cambiarlas. El común de los mortales siempre ha querido, quiere y querrá gloria a cambio de juerga. La cuadratura del círculo. La independencia sin armas por usar una metáfora muy de moda.
Sí, el que el CERN, el Laboratorio de dinámica solar o las misiones a los planetas reciban menos atención del público que los señores que corren en calzoncillos nos convencen de la estupidez infinita de la que hablaba Einstein.
ResponderEliminarSé que es un tópico manido, pero creo que no hay que perder ocasión para dar la tabarra en un tema tan importante.
Cada vez estoy menos convencido de que merezca la pena esforzarse por la educación más allá del mero civismo. El mundo feliz es el de Huxley: conocimiento para los alfa y soma para los epsilón.
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