lunes, 26 de octubre de 2015

Cada loco con su tema


María anduvo el fin de semana paseando por el Canal, sacó estas fotos y me las whatsappeo. Así que, tan pronto me he levantado, me ha faltado tiempo para coger, agarrar la bicicleta, llevarla a SEUR y enviarla para allá. Si Dios quiere el jueves ya andaré por allí dando la vara. No lo puedo evitar, Castilla en general y la Tierra de Campos en concreto, es mi particular relación con eso que llaman síndrome de Stendal, o sea, una especie de postración melancólica causada por la percepción de la belleza. Un enganche.

Percepción de la belleza, placer estético que también le dicen. Algo que te limpia las perturbaciones del espíritu y hace que te sumerjas en un orden perfecto e intemporal. Dicho en plan místico sería algo así como la conciencia de la existencia de Dios. Como cuando te colocas con una de esas yerbas maravillosas y le tratas de tu a tu.   

En definitiva, me gusta Madrid, flipo por la Gran Vía, por las terrazas de Malasaña, por los pasillos del Prado, por los bosques del Retiro, pero,¡ay!, nada que ver con las calles salmantinas, las plazas porticadas castellanas, los horizontes lejanos tras las suaves curvas del paisaje... por allí me siento plenamente capacitado para comprender el sentido de la vida: estar a bien con uno mismo. No tiene otro.

En fin, cada loco con su tema.

2 comentarios:

  1. Ni contigo ni sin ti. A mí me pasa lo mismo: añorando Castilla en la lejanía, pero sabiendo que a las cuatro semanas estaré deseando poner pies en polvorosa. Eso sí: luz más hermosa no la he visto en ningún otro rincón del mundo (aunque tampoco he visto tantos, ya sabes...)

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    1. Sí, ese es el drama, que vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que muero porque no muero. Mística en definitiva.

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