Ayer leí en un periódico lo que una cuantas personas, más o menos famosas, opinaban sobre lo que significaba para ellos ser español. Desde luego que ninguno dijo cosa parecida a aquello de José Antonio de que era la cosa más importante que se podía ser en el mundo. Claro, eso suena ridículo, pero a lo mejor en su contesto no lo era tanto. Como si hoy día muchos vascos o catalanes no pensasen cosa parecida sobre su inmenso privilegio por haber venido al mundo en sus respectivas patrias chicas. Son sin duda opiniones coyunturales emitidas desde la necesidad de apuntalar algo que se siente frágil o, simplemente, que va a menos. Cuando uno se siente razonablemente seguro supongo que lo normal es tomar distancia para ver las cosas con perspectiva, es decir con sus pros y contras que, por cierto, nunca dejarán de variar en función del estado de ánimo de cada momento.
Sea como sea, la mayoría de los entrevistados dijeron cosas que parecían razonables, un pelín pedantes a veces, como forzando la originalidad de su pensamiento, pero en fin, ya digo, evitando siempre la boutade, claro que en ningún caso pregutaron al Gran Wyoming y frikis por el estilo. La cosa tenía vocación de ser seria. Y así, de tal tenor, voy a intentar que sea mi personal opinión al respecto.
Para mí ser español es fundamentalmente un chollo que me ha caído en suerte. No hay nada más que mirar alrededor para darse cuenta de que es así. Podría haber sido algo mejor, bien sure, pero no mucho más. Así que es algo por lo que me siento muy contento y, sobre todo, agradecido a los dioses omnipotentes que quisieron concedérmelo. Lo que nunca podría, como les pasa a algunos, es sentirme orgulloso porque me haya tocado una lotería de la que ni siquiera tuve que molestarme en comprar el boleto. Pero, en fin, ya saben que hay gente para todo, sobre todo para las tonterías.
Lo que pasa es que, también, por haber nacido español he podido leer en su lengua original, y así entenderle mejor, El Criticón de Gracián, lo cual no es cosa baladí. Para empezar me ha puesto en guardia contra los chollos que caen del cielo. Como bien dice Critilo, al que más favorece para mayores trabajos le guarda. No, desde luego, no es fácil ser español, como tampoco lo debe ser nacer alto y guapo o cualquiera de las otras bicocas que generan desmesuradas expectativas sin tener en cuenta la exigencia que conllevan. Así, si naces aquí y te tumbas a la bartola es mucho peor que si hicieses lo mismo en Somalia porque, allí, por mucho que curres, poco te vas a diferenciar de los demás, mientras que aquí, si no curras de lo lindo te quedas colgado a kilómetros de distancia de la mayoría y ya sólo puedes recurrir al alivio del resentimiento: primero te haces socialista y si la dosis no basta pues las pastillas Podemos.
Por tanto, eternamente agradecido por haber nacido en España. Y más todavía por haberlo hecho en un medio que desde los primeros pasos me obligó a pagar el precio de lo recibido. Ya saben, si te enseñan a pagar desde pequeño lo tomas como la cosa más natural del mundo y, en lo sucesivo, no te cuesta nada.
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