Porque supongo que se habrán fijado que las personas a medida que se van constituyendo como individuos van dejando de lado las celebraciones colectivas. Pasan de cumpleaños, pasan de fiesta del pueblo, pasan del día de la patria. Pasan en definitiva de todo aquello que no tiene que ver con su propia lucha por alcanzar el objetivo que se han propuesto. Y sí, quizá compartan con los próximos por medio de la confidencia las alegrías por sus avances. En cualquier caso, por lo general, tratará de evitar bullicios que trasciendan los muros de su intimidad.
Bien, como se suele decir, que cada uno haga como mejor le parezca siempre y cuando no perturbe la paz del vecino. ¡La paz del vecino, menudo problema! Si el vecino no se entera a quoi bon tomarse tantas molestias. Hacemos todo esto, entre otras cosas, para que los demás se enteren de lo unida que está nuestra familia, o nuestro pueblo, o nuestra nación. Llevado ya al extremo, no sólo unidos sino encadenados, incluso de por vida. Ejemplos no faltan. Y, entonces, no nos engañemos, ya no se trata de presumir de júbilo sino de exhibir poderío. ¡Que tiemblen nuestros enemigos! O, simplemente, que se exilien los cenizos del pueblo o la ciudad la semana de fiestas.
Es lo malo, bajo mi punto de vista, de cada vez más celebraciones, que sirven, sí, para unir a los nuestros, pero siempre contra otros, o sea, mal rollo. Así es que se celebró el otro día la fiesta de la Hispanidad y no digamos, ya, sólo, lo que pudo molestar a algunos ilustres periféricos de nuestra propia patria, también, allende los mares levantó no pocas suspicacias entre los que consideran que, cuando pasó lo que se celebra, les destrozamos el paraíso. Comprendo que tanto en un caso como en el otro fue cosa de redomados idiotas, porque ni los unos van a dejar de ser españoles por mucho que se inventen historias ni a los otros se les destrozó nada que no fuese su afición a comerse al vecino cuando la necesidad apretaba o, simplemente, querían celebrar cualquier cosa.
En fin, celebración y canibalismo, quizá no haya que retroceder tanto para relacionarlos. ¿Que se lo digan si no al Sr. Maduro, presidente de Venezuela?
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