jueves, 3 de octubre de 2013

No se puede caer más bajo



"Si nos acostumbramos a que un partido pueda chantajear... cualquier presidente que venga después de mí no podrá gobernar eficazmente", ha dicho Obama. Bueno, no creo que nos debamos alegrar de que un presidente de los EEUU diga semejantes cosas. Acusar de chantajista al adversario que acertada o equivocadamente hace su trabajo es, cuanto menos, una bajeza moral. Como no se puede salir con la suya, ¡ala!, a insultar. Esos son sus argumentos. 

El caso es que los conservadores no quieren dar su voto favorable a que los liberales pongan en marcha su reforma sanitaria. ¡Si serán hijos de perra! ¡Por Dios bendito, quién puede estar en contra de eso! Claro, ya se sabe, los conservadores siempre dando su apoyo a los lobbys, en este caso al de la industria sanitaria, para que los ricos sigan ganando dinero de mala manera y los pobres sean un poco más pobres. Esa es una lógica muy en boga entre ciertos sectores de la población, más o menos los mismos que hace unos años veían por todos los lados a la CIA con sus aviesas intenciones. Esos sectores de población que sustentan sus argumentos en dos premisas que de tan falsas casi dan risa. Una, que el Estado para obtener dinero sólo tiene que dar a la manivela. Dos, que todo ese rollo de la seguridad es un invento del complejo político-militar-armamentístico para tener a la gente sometida. 

A mí, cuando ganó Obama no me pareció ni bien ni mal. Si hubiese ganado su oponente me hubiese parecido igual. Pensaba que tanto uno como otro daban muestras de ser competentes y, además, tengo entendido que en ese país los contrapesos del poder son tan eficaces que es muy difícil que a un presidente se le pueda ir la mano. De hecho, a algo tiene que ser debido el que aguanten tanto en la cresta de ola y sigan sin dar muchas muestras de decadencia... pese a quien pese.  

Pues bien, en lo que estamos ahora es en que Obama quiere extender la cobertura del sistema sanitario estatal y los conservadores, que tienen mayoría en las cámaras, le bloquean el proyecto. Según dicen, la cobertura allí es mucho más precaria que aquí. Eso tiene algunas consecuencias que aquí nos parecen horrorosas a casi todos, pero que allí no se lo parecen tanto a una considerable parte de la población. La consecuencia más llamativa, o que más se presta a demagogia, es que los pobres tienen muchas menos posibilidades de sobrevivir a una terrible enfermedad que los ricos. Otra consecuencia es que la muy extendida clase media, siendo consciente de cuales son las reglas del juego, se dedica a ahorrar por si vienen mal dadas. De esto no se suele hablar mucho por aquí, pero la cosa tiene una importancia considerable de cara a la economía de la nación. Porque el ahorro, por lo general, se invierte. Aparte de lo dicho, otra consecuencia no baladí de la precaria presencia del estado en la asistencia sanitaria es el fomento de la acción filantrópica. ONGs de todo tipo que recorren el país dando asistencia a los que la han de menester. En fin, citar el poderío de los seguros médicos, huelga por obvio. Allí, por lo visto, con cualquier contrato de trabajo tienes asegurada una póliza para uno de esos seguros privados.  

Ya digo, los conservadores se pueden estar equivocando o acertando, pero llamarles chantajistas me paree despreciable y, la verdad, no me esperaba eso de Obama. Porque es que, además, se da la muy inquietante circunstancia de que la deuda del estado estadounidense es monstruosa. Hasta tal punto que todos están absolutamente convencidos de que hay que recortar gastos sea como sea. ¿De dónde? Bueno, los conservadores piensan que para empezar lo más sensato es no meterse en nuevos gastos. ¿Se equivocan? ¿Aciertan? Lo que es seguro es que Obama se equivoca utilizando el insulto como argumento. Como si fuese un político nacionalista catalán. No se puede caer más bajo. 

2 comentarios:

  1. Lo que más envidia me da de los americanos es que tengan una sociedad tan vertebrada, muchísimo más solidaria en el fondo que la nuestra. Creo que hay estudios por ahí de las horas de trabajo voluntario que pasa un americano y un español: no hay color. Incluso en este país en el que vivo: suelo ver carteles en mi universidad sobre actividades como acompañar viejos, sacar a jugar a niños de orfanatos o atender a discapacitados.

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    1. Sí, nos sacan unos cuantos pueblos esa gente. Pero cada día que pasa nos vamos pareciendo más a ellos porque no queda otro remedio. Ahora va a tocar lo de los voluntariados. No es que en España no haya de eso, pero hace falta multiplicarlo por cien para quitar presión al Estado y, sobre todo, para quitar poder a los políticos.

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