Por así decirlo es un torpedo en la línea de flotación del globo soberanista. Así, como por ensalmo, Cataluña ya no es un ente diferenciado de una España imperial, opresora y, sobre todo, odiada a muerte. Cataluña es ya una parte de esa España que, cierto es, tiene que redefinir su modelo organizativo para adaptarlo a los fantásticos cambios que se han producido en estos treinta años que llevamos viviendo en democracia. En paz y libertad, subrayan.
Redefinir el modelo con la moderación de todos. Y cuando dicen todos, no dudan en incluirse, sorprendente novedad. Porque es que, hasta ahora, se daba el caso de que los inmoderados eran "los españoles", o sea, los otros. Inmoderados, extremistas, fascistas, exaltados y, sobre todo, ladrones. Por contraposición, els catalans, eran los depositarios de esa cursilería que llaman seny, es decir, el menos común de los sentidos, el de pensar por cuenta propia.
Ya te digo, por cuenta propia. Lo que son las cosas, quitando en el País Vasco, que también se las traen allí en lo de llevar el borreguismo a grados de suma perfección, no creo que haya habido en la historia contemporánea cosa parecida a lo que ha pasado en Cataluña. Esa manipulación burda de las conciencias que les ha llevado a situaciones de ridículo colectivo sin parangón. ¡Recordaban tanto a lo de los primeros años del franquismo! Afortunadamente tenían sobre ellos un ojo vigilante que no les dejaba pasarse de la raya. Se tenían que conformar con el acoso psicológico y, eso, aunque hizo largarse de allí a 14000 maestros en un año, ¡calculen las consecuencias!, pinchaba en hueso con los millones que no dependían del erario público. Y por eso ha sido que en medio de lo que era la imbecilidad colectiva más elaborada han surgido allí como contrapunto las cabezas más lúcidas del país para advertirnos de la real naturaleza de todo el asunto: un globo lleno de aire fétido y nada más.
Así que sólo nos quedan ya cuatro días de mal olor hasta que se vacíe el globo y, después, la nada.
Sinceramente creo que te equivocas, los independentistas han crecido como la espuma, desde mi patio interior del ensanche barcelonés puedo ver veinticinco "esteladas". No existe edificio en ningun pueblo ni ciudad de Cataluña que no tenga unas cuantas senyeras colgadas en la fachada desde hace meses. La mayoría de los pueblos de Cataluña tienen una bandera estelada con muchos metros de mástil en la plaza mas céntrica. Eres mal visto o claramente se te hace el vacío si pronuncias tus dudas acerca de las ventajas de la independencia. La solución a los problemas de la crisis vendrían con la independencia , así España no nos expoliaría, esa es la idea que han vendido y la mayoría ha comprado . Es siempre el mismo proceso , los gerifaltes de las religiones lo conocen muy bien, la oferta del paraíso a cambio del poder. Aquí el terreno estaba sembrado desde hacía muchos años, la xenofobia, el desprecio al emigrante pobre e inculto viene de lejos,lo malo viene de España. No se parará hasta conseguir el desgarro, luego vendrán años de penurias, pero se justificaran porque estarán construyendo un país, los perjudicados, los de siempre , se lo tendrán merecido.
ResponderEliminarCarmen
Quizá tengas razón, pero me reconocerás que a veces las cosas se aprecian mejor viéndolas desde lejos. Por ejemplo, las veinticinco esteladas que dices en el patio. ¿Cuantos pisos dan al patio? Quizá más de cien. Bien sabes tú por experiencia que cuando pocos se movilizan parecen muchos. Y también que esos que parecen muchos, si cambian mínimamente las tornas, serán cuatro gatos. Es lo que tienen las cosas sentimentales, como los perros, que si les suprimes la comida se van con el que se la da. En cualquier caso es un tostón de primera.
EliminarHoy leía una entrevista con una individua que debe de ser ministrilla de educación de la Generalidad o algo así: decía que necesitaban una lengua común para Cataluña y que por eso no podían renunciar a la inmersión. Una falacia, obviamente: cuando yo trabajaba en Galicia daba mis clases en español, los estudiantes preguntaban en la lengua que les daba la gana y me hacían los exámenes en gallego o en español, según les pareciera. Obviamente eso es el bilingüismo, más aun si se trata de dos lenguas que se parecen tanto. No existe ningún motivo que no sea el nacionalista que impida el que se haga lo mismo en Cataluña: la lengua española se da en español, la catalana en catalán y para el resto se usa la lengua que cada uno quiere, todo el mundo se entera y todos tan contentos.
ResponderEliminarCon respecto a lo de las banderas, lo que yo haría es poner la bandera española en el mío. Si me dejan de hablar algunos vecinos, esa ventaja que tengo: quién quiere hablar con fanáticos descerebrados, digo yo.
En cualquier caso, que se vote ya, pero que votemos todos. En Castilla estoy casi seguro que saldrá la expulsión inmediata. Mi voto por lo menos ya lo tienen. Hace falta saber poco de historia para no comprender quiėn ha sido de verdad perjudicado por los siglos de unión y las décadas de matraca separatista. Que se acabe de una puta vez y para siempre... Uno ya no sabe tratar de estas cosas sin acabar jurando en hebreo.
ResponderEliminarLo que pasa, Jacobo, es que en Cataluña hay mucha gente, yo diría que la mayoría que no se merece eso. En cualquier caso no te preocupes que en cuatro días se empezarán a caer los palos del sombrajo. La risa en este mundo, ya sabes, siempre ha ido por barrios y ahora les toca reír a los de Madrid.
Eliminar