Uno nunca sabe, cuando se lanza a opinar, hasta que punto no estará influido por el hecho de que las cosas le van bastante bien. Hay salud para uno y los que uno quiere, dinero no falta y afecto tampoco. Así que dadas las dichas circunstancias no sería extraño que tendiese a ver la realidad a través de un cristal de color rosa. Puede ser, no lo descarto, pero también es posible que esté en lo cierto si digo que en España se empiezan a ver signos de madurez digamos que democrática. Es decir que quizá por primera vez en la historia de la democracia se está viendo llegar a los puestos de máxima responsabilidad a gente con méritos suficientes para ocuparlos. Soraya, creo, es un buen ejemplo de ello.
Quizá, y sé que decir esto es altamente arriesgado, recuerden estos días a aquellos de los últimos cincuenta del siglo pasado cuando Franco, después de ensayar un montón de tonterías, decidió poner los asuntos serios del Estado en manos de lo que se dio en llamar tecnócratas y que no eran otra cosa que lo que la gente normal conocía como "gente preparada". No le importó a Franco que proviniesen de la Esquerra Republicana, del Opus Dei o de la madre que les parió, lo único que les exigió fue competencia en el cargo. Y sólo los necios pueden negar hoy el brillante resultado de aquella jugada maestra. Aquellos años fueron los del verdadero despertar de España a la modernidad. O si quieren decirlo en plan "dialéctica marxista", los años de la revolución burguesa pendiente.
Pues bien, veo a Rajoy y sus ministros y pienso en un gobierno de tecnócratas que lo primero que hacen, como hicieron aquellos de Franco, es poner las cuentas en limpio. Después, la administración del Estado. Dijo ayer Soraya que para finales de 2015 todos los españoles tendremos una página en la Administración del Estado similar a la que ahora tenemos en nuestro banco. ¿Se imaginan? No volver a ver la jeta a uno de esos torturadores que llaman funcionario. Será un esfuerzo fantástico, no lo dudo, pero no hay otra salida si queremos vivir en el siglo. A continuación la enseñanza. Una reforma que trata de poner en valor el esfuerzo y el mérito individual. Como era de esperar ha sido ruidosamente denostada por los de siempre, los putos vagos, pero los verdaderos padres de la patria, es decir, los que más tiran del carro, al Ilustre Colegio de Ingenieros Industriales me refiero, esos, han hecho saber por medio de un manifiesto que han publicado los medios que están totalmente de acuerdo con la reforma que se pretende llevar a cabo. Luego, está esa actitud de Rajoy de no entrar a los trapos que le tienden los unos y los otros. El calla y de tarde en tarde contesta por boca de un mediador interpuesto que siempre es alguien importante y parece que va por libre. Digamos que es ladino, pero también elegante e inteligente.
No sé, pero yo aseguraría que hemos empezado a vivir una segunda movida mucho más importante que aquella tan alabada de la Transición que en realidad no fue para tanto. Y no me extrañaría nada que el país pegase otro salto hacia adelante como el que pegó en los años sesenta. Me gustaría vivir para ver si estoy en lo cierto.
Ese mirar de Rajoy a los periodistas como lo que son, o sea, chusma, es impagable. Ojala nos dure muchos años. En comparación con los últimos presidentes que hemos tenido (a excepción de Calvo Sotelo), es sin duda lo mejor.
ResponderEliminarNo eres el único en pensar así. A bastante gente de mi entorno les oído decir más o menos lo mismo. Lo de los periodistas como chusma es un completo acierto. Salvo las excepciones de rigor no son otra cosa que parte del aparato de propaganda de los partidos. Abren la boca para cantar su mantra. Son orgánicos,.
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