En cualquier caso convendrán conmigo que el tema de los nacionalistas periféricos nos tiene cogidos por nuestras partes más nobles como si fuese un perro gorilero. No hay forma de que afloje sus mandíbulas. Par así decirlo el perro se ha quedado catatónico y ninguna medicina es capaz de relajar sus músculos. La verdad, la cosa se está haciendo ya tan insoportable que, como decía una pintada cuando la famosa revolución de los claveles portuguesa, apeteix fusilarlos.
Otra metáfora de esta "pestilencia", como la llama Arcadi Espada, podría ser la del hijo adolescente que te tiene de los nervios y no ves que mejore con el paso de los años. Y aquí es donde podríamos pararnos a reflexionar sobre las diferentes formas de afrontar el reto en función de la ideología del padre. ¿Que hace un padre conservador con ese hijo? ¿Que hace un padre progresista? Vaya por delante que no creo en esas clasificaciones sensu strictro porque el que es de una forma para una cosa es lo contrario para otra, pero aceptemos el esquema por esta vez y para este caso, para que nos podamos entender. Un padre conservador, supongo, se planta y dice al hijo que no irá de botellón hasta que no viva por su cuenta. Porque ese padre piensa que en el momento en que su hijo viva por su cuenta lo más probable es que malditas las ganas que va a tener de ir de botellón. Un padre progresista, por contra, no le pondrá pegas al hijo para que haga su vida más o menos peligrosa y se la financia en la medida de sus posibilidades porque está convencido de que esa es la mejor manera de amortiguar la natural rebeldía de la edad y acortar su duración. Dos formas de afrontar las cosas, cada una de ellas con sus imprevisibles resultados. Pero como, cuando Huston tiene un problema, algo hay que hacer so pena de acabar todos en el psiquiátrico, pues entonces...
Pues entonces van los Populares y dicen: dentro de la ley todo lo que en ella quepa; fuera nada. A lo que los Socialistas contestan: esa ley se ha demostrado que no sirve; hay que cambiarla. Bien, Sres. Socialistas, pues digan cómo hay que cambiarla, preguntan los Populares. Elemental, querido Watson, responden los Socialistas, el Estado federal. ¡Ah! ¿Pero es que no es federal el Estado en el que vivimos?, se interrogan los populares. Bueno, sí, pero no lo suficiente. Pues díganme hasta donde hay que llegar. Pues muy claro, hasta donde el chaval quiera. ¿Y los otros chavales, entonces...? Ya, pero es que es éste el que está insoportable. Y vosotros creéis que no cundirá el ejemplo si los otros ven que el macarra se ha salido con la suya... y así hasta el infinito y cada vez peor de los nervios todos.
Yo, los que me conocen ya saben, en mi casa por mis güevos que nadie va de botellón, que ya fui bastante yo y a la vista están los resultados.
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