El pasado sábado hubo velada en casa de Isi. Cuando nos retirábamos, en la calle ya, comprobamos que llovía lo suficiente como para hacernos desistir de ese paseo hasta casa que tan bien viene para metabolizar las copillas de más que nunca faltan en tales ocasiones. Así que pedimos un taxi. Primero se bajaron unos, luego otros hasta que me quedé solo con el taxista. Por la radio no paraban de decir cosas de un tal Neimar que se intercalaban con los mensajes que iban de taxi a taxi para una mejor atención de la demanda. Lo que me llamó la atención fue que a uno de los taxistas intercomunicados todos le llamaban "Carroñas". Carroñas para arriba, Carroñas para abajo, y Carroñas como si tal cosa, haciendo caso omiso de su ominoso alias. Ninguna connotación detestable según todos los indicios. Por la dicción concluí que Carroñas y sus interlocutores debían de ser casi todos sudamericanos. Quizá por aquellas tierras, pensé, sea un apelativo normal o, incluso, cariñoso.
Reconozco que al ROTO alguna vez le he encontrado algo de chispa, pero por lo general sus chistes son del estilo de éste que les muestro. No comprendo qué es lo que han podido ver en él los redactores del periódico para publicarlo. Me parece de un simple que raya la estulticia. Por no hablar de la odiosa demagogia que subyace en el mensaje. Así que nada más verlo por casualidad, inmediatamente me he acordado de Carroñas y he pensado. ¿Por qué El Roto y no El Carroñas? Francamente, para alguien con esa insidia tan fácil y peligrosa me parece mucho más apropiado El Carroñas. Los ricos, los pobres, los que se quedan con todo... ¡joder, que rollo más estúpido! Cuándo van a terminar con eso, por lo menos la gente a la que se le supone dos dedos de frente.
Anyway, si en vez de codiciosus hubiese dicho, yo qué sé, por ejemplo ingerentibus... bueno, esto debiera consultarlo con Jacobo, porque no tengo ni idea de como se debería denominar a esa pasión que tienen algunos por ingerirse en las cosas de los demás... pues eso, que me hubiese parecido de alguna ocurrencia y oportunidad porque, al presente, no menos que en el pasado como sería de esperar, hay por el mundo una auténtica avalancha de situaciones insostenibles a causa de la injerencia de los unos en los asuntos privados de los otros. Así por ejemplo, aquí en España vuelven los políticos a la carga sobre como tienen que abortar las mujeres. Y en Francia tienen montada una buena a causa de Tous a poil et on s´caresse, un libro obligatorio en las escuelas que les indica a los niños como tienen que relacionarse con los compañeros. Pero todo eso son pelillos a la mar comparado con esas leyes que hay por medio mundo que condenan a muerte o a cadena perpétua a los homosexuales. ¿Cómo se puede seguir manteniendo relaciones diplomáticas normales con semejantes países? Rusia por ejemplo. ¿A qué van allí los deportistas y todo su séquito de vampiros? ¿Por qué traga el mundo con tal facilidad con semejantes desmanes?
Sería de lo más interesante saber algo de los mecanismos mentales que incitan a la humanidad a inmiscuirse de forma tan violenta en cosas que no le incumben en absoluto. Ilustres doctores tiene la psicología que apuntan a esto o aquello como más probables causas de la inapropiada conducta, no sé, mucha palabrería en definitiva que no soluciona nada. Para mí que no es si no más de lo mismo, es decir, hacer el mal como más fácil y asequible forma de encontrar consuelo para quien se siente desgraciado... sobre todo, supongo, si no es capaz de reconocerse como tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario