sábado, 1 de febrero de 2014

Balanzas fiscales



Cuando de adolescente me contaron aquello del "pienso, luego existo", la verdad, no entendí nada y la primera reacción, como con tantas otras incomprensiones, fue hacer chistes con los compañeros. Chistes, supongo, porque éramos niños bien, que de haber sido niños mal, ¿quién sabe?, la natural reacción puede que hubiese sido el mosqueo con su corolario de violencia. Lo que quiero decir con esto es que las cosas, por lo menos para mí, son mucho más complicadas de lo que a primera vista parecen. Porque es que si por un lado los humanos somos los únicos seres vivos que se sepa que tenemos el maravilloso don de reflexionar sobre lo acontecido o por acontecer con vistas a mejorar nuestras expectativas, por otro esa reflexión está tan condicionada por las circunstancias que nos rodean que difícilmente podemos aceptar que exista esa cosa conocida como libre albedrío. 

Es un problema de los mayores que tenemos los humanos, que sólo solemos tener en cuenta las circunstancias que nos convienen cuando escribimos la ecuación a resolver para dar salida a nuestros problemas. Las otras circunstancias, pelillos a la mar, y así es que tantas veces salgamos de los trances con más daño que escarmiento. 

Lo de las circunstancias ya lo dejó claro Ortega con aquello de "yo soy yo y mis circunstancias". Tampoco lo entendimos cuando nos lo contaron e hicimos chistes al respecto. Claro, no se nos pasaba por la cabeza que el hecho de estar educándonos en un colegio de pago fuese una circunstancia de entre las que más pueden influir sobre mi yo y su propensión a la flatulencia. Y así todo, que, de lo contrario, otro gallo nos cantara. Para empezar tendríamos que aceptar la humildad de no saber que es tanto como decir: me voy a poner a estudiar esto a ver si consigo sacar algo en limpio. Estudiar, quizá la mejor forma de envejecer dignamente... si es que eso significa algo.

El caso es que, sostenía Larra: "...pues nunca está el hombre más filósofo que en sus malos ratos: el que no tiene fortuna se encasqueta su filosofía, como el falto de pelo su bisoñé; la filosofía es, efectivamente, para el desdichado lo que el bisoñé al calvo; de ambas maneras se les figura a entrambos, que ocultan a los ojos de los demás la inmensa laguna que dejó en ellos por llenar la naturaleza madrastra." 


Así que mejor dejarlo y que lo de las "balanzas fiscales" lo resuelvan los académicos. 

4 comentarios:

  1. El Racing sale en el NY Times y tú vas y nos hablas de Descartes y Ortega. ¡Venga ya!

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  2. Me contó la historia el taxista que me trajo a casa el otro día. El hombre no se explicaba que Botín no pusiese el dinero necesario para pagar lo que hiciese falta. Quizá el hombre tuviese razón porque para la ciudad y su banco quizá sea mucho mejor un buen equipo de furbo que ese centro cultural a la orilla del mar, vaya un tostón...

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  3. Pues me parece un tema tan peliagudo como lo de Descartes. Por un lado uno tiende a pensar que si Botín es quien es y tiene lo que tiene es porque a lo largo de su vida no ha cedido en dar su dinero para bobadas. Pero luego vas y te planteas si un buen equipo de fútbol será una bobada o no. Obviamente, para nosotros lo es; pero para una gran mayoría de la humanidad, no. Dentro de unos meses, cuando venga el Mundial, me quedaré solo con chicas en clase, porque los chicos estarán durmiendo porque se habrán pasado la noche viendo en directo los partidos. Una cosa que mueve tantas pasiones nos diría Ortega que no debería ser indiferente a los intelectuales. La mayoría de los jóvenes de Asia no saben quién es Cervantes; pero la mayoría sí quién es Iniesta, Casillas o Xavi.

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  4. Hoy ha dicho un nota local que lo del Racing es un sentimiento. Todo ha sido salir en el NYT y ponerse la gente como gallitos. Ayer estaba el barrio insoportable. Hasta 16000 personas fueron a ver el partido. Y eso que es un equipo de tercera. Desde luego que es para pensárselo.

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