miércoles, 31 de diciembre de 2014

Día glorioso



Ayer, a primeras horas de la mañana, la peña fue convocada para una incursión por los valles de Trasmiera. El objetivo era "La Moderna" de Hoz de Anero. El sol era radiante, pero soplaba una brisa de nordeste heladora. En cualquier caso, día perfecto para pedalear. Nos apeamos del tren en Orejo y comenzamos la cabalgada. Parando aquí y allá para comentar las diversas incidencias que se iban produciendo no tardamos en llegar al objetivo marcado que, oh desilusión, estaba cerrado por vaciones. En cualquier caso, otra cosa no, pero en ésta nuestra España, en lo que a comederos hace, el problema es escoger. Tanta es la cantidad y calidad. Acabamos en uno de entre los muchos que hay en Hoznayo. Bien es verdad que antes de decidir no dudamos en indagar las condiciones del contrato que nos ofrecían unos y otros. Los mesoneros, claro, son ingeniosos, pero no tanto como para hacer frente a nuestra depurada metodología. Así que oponiendo a su remoloneo navideño nuestra cáustica determinación conseguimos que los 22 € del menú se quedasen en 12, lo que, dadas las circunstancias del mercado, es un precio en los límites de lo razonable siempre y cuando lo ofrecido tenga la satisfacción garantizada. Satisfaction guarantee, que le dicen los ingleses. 

Pues bien, la tuvo. Tanto el cocido montañés como el escalope de ternera me supo a gloria. Yo creo que fue porque estaba muy bueno, pero después de un par de horas de pedaleo, y más con el frío que hacía, nunca sabré si mi biología andaba para muchos distingos. Es lo que tiene el hambre, que es la mejor salsa, Teresa Panza dixit. Anyway, llenamos la endorga, hablamos de viagras y demás artificios como corresponde a nuestras declinantes condiciones y, ahítos de euforía, salimos a la dura intemperie de un sol ya horizontal para iniciar la retirada. Los últimos kilómetros, de la estación a casa, fueron realmente duros a causa de un nordeste de frente que parecía cuchillos afilados... que más dulce hicieron la llegada. Rematé la jornada con tres horas y pico de "Lawrence de Arabia". Sin moverme del sillón. De tan relajado como estaba. 

Estos días, por así decirlo gloriosos, me llenan de confianza en mi mismo y en mis amigos de toda la vida. Hasta qué punto hemos sido capaces de aprender las lecciones de la vida que ahora nos basta para disfrutar plenamente con la simple compañía que nos hacemos y un discreto dispendio. Menos de 15 €. En esto consiste, pienso, el éxito de toda una vida. En cierta medida, es el "apartate que me estás quitando el sol" de Diógenes a Alejandro Magno. O el "menos es más" de Nosequién. La sabiduría conquistada, en definitiva. ¡Demos gracias a los dioses!

domingo, 28 de diciembre de 2014

El Ángel Caído



Hay cosas a las que resulta complicado encontrarles el verdadero significado. Por ejemplo la obsesiva insistencia con la que las cadenas televisivas informan de los accidentes aéreos. Ayer, por lo visto, hubo uno por el sureste asiático y las dos o tres veces que zappeé a lo largo del día parecía como que con el avión se había venido abajo el mundo. Año desgraciado para la aviación: cuatro aviones se han perdido en vuelo, reza un titular en no recuerdo qué periódico. Desde luego que, una de dos, o es manipulación o es estulticia esta manera de relacionarse con el hecho meramente accidental. Un avión caído cada mil millones de vuelos. Esta debiera ser la verdadera noticia.

Quizá, pienso, con esa insistencia se trate de crear algún tipo de inquietud a los miles de millones de personas que se pasan la vida de aquí para allá por los aires. Te puede tocar, tío. Con las mismas probabilidades más o menos que el gordo de la lotería si compras un décimo. Y hay que ver cómo suelen soñar paraísos los que ya tienen el décimo en bolsillo. Pero no sé si esos sueños serán proporcionales a la inquietud que albergan los que están en trance de volar. Me parece que no. Juraría que la inmensa mayoría se sube a los aviones con la inocencia de Icaro. O de Faetón. Desafían las leyes de la gravedad sin por ello sentir la necesidad de elevar una plegaria a los dioses. 

Si vas andando de un sitio a otro no estás libre de accidentes a pesar de los pocos elementos que pones en juego. Un traspiés lo da cualquiera y si caes mal... No te digo los traspiés que se pueden producir cuando suben los elementos en juego. Los millones de piezas de un avión que se tienen que conjuntar a la perfección a lo que hay que añadir los aleas de la climatología. Un verdadero milagro que se llegue casi siempre a buen puerto. Y, sin embargo, hemos dado en pensar que eso es lo más natural. Y si algo falla, a falta de chivo, clamamos contra los dioses. ¡Hasta dónde llega la soberbia! 

Así que, no nos engañemos, hay accidentes y accidentes. Unas veces porque el diablo las enreda y otras porque desafiamos a los dioses y estos, hartos, nos expulsan del paraíso. La verdad, no comprendo en donde está el interés de la noticia más allá del dolor que puede alcanzar a los loved ones de los expulsados.

In memoriam



Los bardos son una gente curiosa a más no poder. Y más imprescindibles también. Sin ellos, se me antoja, el mundo continuaría en la edad de piedra. Están los maestros, están los sacerdotes, está la familia, con todo su esfuerzo educativo, pero a la postre, la tarea más difícil, la de ayudar a la gente a reconocerse en lo que realmente son, eso, es tarea mayormente de los bardos. Y de ahí esa relación amor/odio que solemos tener con ellos, la misma que por otra parte tenemos con nosotros mismos en función de los cambiantes estados de ánimo. 

Corazón ligero, lengua ágil y pies veloces: la mejor definición, diría yo, que se ha dado de lo que debe ser un bardo. El corazón ligero para transitar de una emoción a otra sin dificultad y así acumular un bagaje de experiencias inaudito que sólo una lengua ágil será capaz de relatar. Los pies ligeros para huir de las ocasionales iras que suscita la verdad desnuda en las cabezas cuadradas... que son muchas, la mayoría quizá, y poderosas a veces. 

Así las cosas no será aventurado declarar que dime qué bardo te gusta, o te disgusta, y te diré quién eres. De ahí, la importancia de saber desmenuzar lo que ese bardo representa: lo qué cuenta y, cómo no, lo qué vive. Es decir, la coherencia. Un suponer, ¿con qué My way se quedarían ustedes, con el de Frank Sinatra o con el de Sid Vicious? Pues bien, dada la intrínseca similitud viciosa de los dos personajes, para mí no hay color, la versión de Sid, con sus constantes disonancias, es la que me aporta reconocimiento. La de Frank, impecable en su factura, es la representación genuina de la impostura burguesa... como quien oye llover. 

Total, todo este rollo para llegar a la gran desgracia del año que ahora acaba: nos ha dejado Amy en plena gloria y en plena juventud, como suelen los mesías. Amy Winehouse vino a remediar la orfandad en que caímos muchos cuando se fue Camarón. Amy, el inevitable vampiro que todos llevamos dentro: o me dejas colgarme de tu yugular o "Back to Black"


He left no time to regret 
Kept his dick wet 
With his same old safe bet 

Me and my head high 
And my tears dry 
Get on without my guy 

You went back to what you knew 
So far removed from all that we went through 

And I tread a troubled track 
My odds are stacked 
I'll go back to black 

We only said good-bye with words 
I died a hundred times 
You go back to her 
And I go back to..... 

I go back to us 

I love you much 
It's not enough 
You love blow and I love puff 
And life is like a pipe 
And I'm a tiny penny rolling up the walls inside 


We only said goodbye with words 
I died a hundred times 
You go back to her 
And I go back to 

Black, black, black, black, black, black, black, 
I go back to 
I go back to 

We only said good-bye with words 
I died a hundred times 
You go back to her 
And I go back to 

We only said good-bye with words 
I died a hundred times 
You go back to her 
And I go back to black

Kep his dick wet. Realmente insoportable para quien se ha acostumbrado a que el mundo gire a su alrededor. De ahí la importancia de recibir unos cuantos buenos sopapos cuando todavía uno está a tiempo de moldear el carácter. De lo contrario, a cada contratiempo, back to black. Como la vida misma. 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Pesca artesanal



Uno que el parecer manda bastante en un partido que se llama Izquierda Unida ha dicho entre otras sandeces que si él llega a gobernar en vez de ayudar a los bancos ayudará a las personas. En alcanzando este punto, uno se pregunta si este tipo de tipos son simple y llanamente unos analfabetos o, mucho más probable, unos caraduras que no tienen reparo en aprovecharse de los naturales resentimientos de la pobre gente. A la pobre gente, ya se sabe, por las circunstancias de la vida, quizá porque Dios no les favoreció en la cosa genética, por lo que sea, le suele ser difícil reconocer su cuota de responsabilidad en su propia suerte. Así es que si están mal y ellos no tienen la culpa, que otra cosa más lógica que albergar resentimiento hacia quién sea que un coletillas le señale como culpable de sus desgracias. Porque el caso es que, no sé ustedes, pero hay que ver el alivio que a mi me supone tener bien identificado el objetivo al que deseo por lo que sea lanzar mis dardos envenenados. 

Ayudar a los bancos versus ayudar a las personas. ¡Agárrame tal mosca por el rabo! Pues bien, el señorito de Izquierda Unida lo tiene claro: es la eterna dialéctica ricos/pobres. Mala gente/buena gente en definitiva. Y venga y dale, y se van a enterar estos hijos de puta que ahora me pongo en huelga y se van a tener que comer sus basuras... yo también las mías, pero lo hago con alegría porque sé que estoy jodiendo a alguien. La condición humana en estado puro. La rabia que nace de la envidia que brota de las diferencias. ¡Anda que no da todo esto para comer el coco a las víctimas del botellón! ¡Tan felices que fuimos de jóvenes!

Vienen a cuento semejantes consideraciones porque, según tengo entendido, se nos viene encima un año cargado de citas electorales. Y tiemblo ya pensando en el cúmulo de majaderías con las que nos vamos a tener que desayunar cada día so pena de salir pitando a cabalgar por las inabarcables estepas al sur de la cordillera. Podemos, jodemos, chingamos, nos separamos... ¡menuda vara! Cómo si no supiésemos que aquí ya está vendida, y requetevendida,  toda la pesca de arrastre. Lo poco que queda, que sin embargo es bastante, es la pesca artesanal. Las artes de cada uno para mejor sustentarse. 

En fin, vamos a ver si somos capaces de hacer oídos sordos al tsunami que se nos vine encima.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Nochebuena



Paseaba anoche, hacia las diez, por el Sardinero y apenas algún coche apresurado rompía la quietud más absoluta. Sólo algún petardo lejano contrapunteado por ladridos más lejanos todavía. Tenía algo de inquietante. Hasta qué punto, me decía, es homogénea, u obediente, esta sociedad. Todos haciendo lo mismo a la misma hora del mismo día. Luego, de vuelta a casa, tres apóstoles del conservadurismo, los bardos Serrat, Sabina y El Gran Wayoming, en la televisión estatal... bueno, y un cuarto para rematar que más que bardo es placebo, el albañil de San Vicente, que el que tuvo, retuvo.   

A continuación me puse a ver el discurso que había largado el Rey muchacho unas horas antes. La increíble levedad de la previsibilidad. Querer encontrarle los tres pies a ese gato es el ejercicio de voluntarismo más tonto que se pueda concebir. Los del periódico global, antiguo independiente de la mañana, le encontraron un pero sin embargo. Un perinquinoso pero que diría Critilo. No ha dicho nada sobre su hermana, se quejan. ¡Pero hombre de Dios! ¿En qué se creen ustedes que consiste el ejercicio aristocrático del poder? ¿En trapitos sucios acaso? No, para nada. Eso queda para la chusmilla parlamentaria. Y bien está que así sea. 

Por lo demás, no había lío en la casa. Las celebraciones de las familias debieron ser más austeras de lo que venía siendo costumbre. No sé, me pregunto si no estaremos cambiando para mejor. Acaso, quizá, estemos empezando a saber gobernarnos. En cualquier caso, por primera vez en años dormí siete horas seguidas. 

Me voy a la cocina que dentro de un rato vienen los hijos a comer. 

martes, 23 de diciembre de 2014

Otra humilde proposición.



Recuerdo a un compañero de colegio de complexión atlética y voz de barítono cuya frase favorita era "me las follaría a todas". Era su gracia y, sobre todo, su banderín de enganche porque si hay deseo que colme todas las fantasías de todos y cada uno de los adolescentes medianamente sanos ese es el de poder follárselas a todas. Al respecto, ya se lo tengo mentado, nunca alcanzó la narrativa semejante grado de verosimilitud como en "My secret life", una disección minuciosa hasta la exasperación de la obsesión sexual de un adolescente. Claro, ya se habrán dado cuenta que decir obsesión sexual de un adolescente es una frase completamente pleonasmática porque ¿qué otro tipo de obsesiones se le conocen al adolescente? En fin, está en la naturaleza de las cosas y  habría que ser Dios para cambiarlo. De hecho, los que dicen ser sus representantes en la tierra ya han hecho todo lo que estaba a su alcance, hasta quemar en la hoguera, para revertir la tendencia, pero ya ven cuales han sido los resultados. 

Traigo tal obviedad a colación a propósito de lo que nos cuentan que está pasando en ese llamado Estado Islámico. Supongo que tales atrocidades serán en buena medida propaganda del enemigo, pero así y todo la leyenda de que mujer que pilla el yihadista mujer que se folla a la brava tiene que ser un aliciente de tal envergadura para los adolesccntes  musulmanes que abarrotan los barrios desfavorecidos de los países opulentos que no es extraño que se apunten a miles cada día para ir allí a jugarse la vida. Hay que tener en cuenta que en las comunidades musulmanas los jovencitos sufren todavía de la misma represión sexual que sufríamos nosotros antes de que llegasen aquellos maravillosos años con sus píldoras anticonceptivas y todo lo demás. 

En resumidas cuentas, que esto de la violencia islamista no se va a curar con discursos, controles policiales en las fronteras y demás mandangas. La única solución que le veo yo es que se agarre por el cuello a los imanes y se les obligue a predicar en las mezquitas la liberación sexual de la sociedad que pastorean, Porque el día que esos jóvenes musulmanes follen en sus barrios lo mismo que follan los cristianos en los suyos no habrá leyenda suficientemente atractiva que les mueva a ir a jugarse la vida allí donde no se les está perdiendo nada. 

Así de sencillo. 

domingo, 21 de diciembre de 2014

La tentación totalitaria




Leo hoy en el periódico global, antiguo diario independiente de la mañana, el artículo de un catalán experto, como casi todos ellos, en circunloquios para llevar el agua a su molino, o sea, ya saben, la cosa. Empieza el payo poniendo a Borges el Sobrenatural como pal de paller en el que sustenta toda su posterior argumentación. Ya se sabe que Borges era muy anglófilo y que contraponía la tolerancia y respeto del otro de los ingleses frente a lo contrario de los hispanos en general. Por supuesto que el hecho de disponer de una monarquía parlamentaria desde hace trescientos años algo ha tenido que influir en las gentes de aquel país, pero el contraponer las gentes de aquí con las de allá apesta a tópico que tira para atrás. Lo haga Borges o su porquero. 

Lo qué sí es indudable es que hay más gente respetuosa con el otro en unos países que en otros. De la tolerancia, ni lo miento, porque me paree el concepto más correoso e indefinido de todos los que se suelen tirar a la cabeza los discapacitados intelectuales cuando discuten entre ellos. Así bien, lo que convendría preguntarse es por qué hay gente más respetuosa con el otro y por que hay lugares en los que se concentra mayor proporción de esta gente. Supongo que tendrá que ver con el nivel educativo, pero sólo puede ser una suposición como, por otra parte, todo lo que es difícil si no imposible demostrar. Así que a saber qué otras circunstancias intervendrán en el desarrollo de esa característica de la condición humana. Seguramente daría para un extenso tratado. 

Por eso, decir desde esa exquisita equidistancia, de la que suelen hacer gala tantos colaboradores del citado diario global, antiguo independiente de la mañana, que el problema creado por la cosa catalana es debido a la intolerancia y falta de respeto hacia el otro tanto de los unos como de los otros, catalanes y españoles, ya saben, que el buen equidistantizador, Borges sin ir más lejos, es un experto en compartimentos estancos rellenos de una sustancia homogénea perfectamente diferenciable de la del compartimento de al lado. Mandangas de simplificador en definitiva que, por otra parte, es lo que mejor y con más gusto entienden las personas de poca sustancia. 

A mí el caso más manifiesto de respeto por el otro es el que me han contado se da en Suiza donde ni siquiera se puede tirar de la cadena del retrete a partir de cierta hora de la tarde. Claro, en Suiza el nivel educativo es bárbaro. A ningún niño, desde hace siglos, le han dejado irse de rositas cuando cierra una puerta de golpe. Y así todo. Pero es que hubo un tipo allí llamado Calvino que a la que te distraías un pelo te quemaba en la plaza pública. Y todavía queda allí un rescoldo muy vivo de esas hogueras. Y que nadie se engañe, es precisamente ese rescoldo el que hace que aquellas tierras encanten a la gente que por motivos diversos les va de perlas en la vida. Desde Chaplin y Polansky a Ana Patricia y el mismo Borges que se educó allí porque era un señorito argentino cuando todavía no había llegado a Argentina la plaga perona. 

Es evidente que lo del respeto del otro es cosa sumamente importante a la vez que tremendamente difícil. Exige un autocontrol que sólo se adquiere con la más represiva de todas las educaciones, cosa que ni les cuento lo mal vista que está en estos días que corren. ¡Como si la educación pudiese ser de otra manera! Y así es como a falta de esa necesaria educación la gente se pasa la vida molestándose los unos a los otros generando con ello un malestar al que cada vez más personas tratan de poner remedio por métodos digamos que totalitarios. No sabes autocontrolarte, pues te controlo yo con el garrote. 

Ya digo, la tentación totalitaria que no cesa. Siempre está ahí, al acecho, tratando de resaltar los naturales desajustes que por diversos motivos se producen en cualquier sociedad y más si por una pertinaz opulencia se da en el abuso de prácticas festivas aún en ausencia de motivo de celebración. Los desajustes que sólo necesitan de un charlatán que les encuentre causa ajena al propio desmadre generalizado. Un culpable que exima al respetable de su cuota de responsabilidad. Más viejo que los pedos. Y parece que más inevitable también. Siempre, sospecho, se estará en lo mismo mientras no impere la ley de Calvino, es decir, el autocontrol que nace de la educación represiva. 

En resumidas cuentas, se me han ocurrido estas reflexiones porque tengo noticia de que mi admirado Houellebecq acaba de publicar nueva novela  en la que por lo visto nos vamos a topar con una Francia en la que rige la Sharia. La ley coránica. Me muero de ganas de leerlo. A ver que solución le va a dar esa ley a lo de las playas de Cap d´Agde. 

Por lo demás, diga lo diga el periódico global, antiguo indpendiente de la mañana, lo del independentismo catalán es un caso de libro de lo que les vengo comentando, es decir, de tentación totalitarísta. Tots plegats, como les gusta decir. 

viernes, 19 de diciembre de 2014

The Beggar´s Opera



Como decían mis tías las de Logroño, el no ya le tenemos, o sea que vamos a por el sí. Total, por pedir no se pierde nada. Ni siquiera la dignidad que es cosa que no tengo idea lo que pueda ser como no sea una especie de amor propio mal entendido que generalmente conduce a la producción de situaciones francamente ridículas, cuando no cómicas. Así que, dado lo poco que se pierde y lo mucho que se puede ganar no es extraño que el hábito pedigüeño esté entre los más extendidos entre las gentes de toda condición y lugar, con los preceptivos repuntes, eso sí, ya sea cuando pintan bastos, ya sea cuando se avecinan fechas entrañables cual es el caso tal que ahora. 

Así es que andaba yo estos días por Madrid catando el ambiente prenavideño por ver si así sacaba algo que poder contar y no se pueden hacer idea de las veces que me han podido abordar con el mejor de los rollos siempre. Bueno, voy a pasar por alto los dos besos que me estampó una señora cuando transitaba por la calle del Desengaño camino de mi restaurante preferido, el Lara para ser exactos. Dos besos y una honesta proposición, claro está. Pero, pelillos a la mar, hablemos de los abordadores profesionales que supongo recibirán cursillos al estilo del que recibió Guzmán de Alfarache cuando las adversas circunstancias le llevaron a practicar la mendicidad por tierras italianas. Cursillos en este caso pagados por ese nuevo tipo de empresa que llaman ONG y que en realidad en la mayoría de los casos es una organización para sacarle fondos sobre todo al Gobierno y por extensión a todo el que se deje. Fondos que, so capa de hacer el bien, sirven sobre todo para dar empleo a los que, o bien, no han querido estudiar o, si han estudiado, lo han hecho de mala gana. Se de lo que hablo porque conozco a un montón de médicos trabajando para ONGs y ni uno sólo de entre ellos fue capaz de pasar el corte para poder hacer el MIR. 

Pues sí, una verdadera peste, sobre todo si vas en solitario. Chaleco reflectante con logotipo, tablilla en la izquierda y bolígrafo en la derecha, se te acercan sonrientes para solicitarte unos minutos. Suelen ser veinteañeros de agradable countenance, lo cual se pueden imaginar el gancho que supone. Una tentación para tanto y tanta aburrido y aburrida que deambula al azar a la caza de emociones tontas. Al final, si pican, acaban de socios colaboradores de una organización que de no gubernamental no tiene nada, pero sí de antidarwiniana en el sentido de que están concebidas para ayudar a los explotadores de esos países ricos en recursos naturales a que la gente común no se les subleve. Yo te cuido a los niños, yo te curo a los enfermos y así tú te puedes comprar una mansión en la Côte d´Azur y a vivir que son dos días. En fin, ya sé que convendría matizar todo esto que les digo, pero en términos generales no me apeo de la burra. 

Ahora bien, organizaciones no gubernamentales con fines altruistas propiamente dichas sí que las hay. Al menos yo conozco una. Y ésta sí que es darwiniana por los cuatro costados en el sentido de que exige lucha al que quiere ser ayudado. Lucha en forma de esfuerzo intelectual. El que se necesita para adquirir conocimiento como paso previo al logro de la libertad individual.  

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jueves, 18 de diciembre de 2014

Segunda derivada



"El parque de Cabárceno 'sacrifica' a tiros a todos sus lobos adultos", reza el titular del Órgano Oficial de la Burguesía Catalana. Da una idea de por donde va esa gente. Si hasta yo he leído que primero les han sedado, después les han puesto una inyección letal y cuando ya estaba certificada su muerte se les ha pegado un tiro para descartar posibles errores. La mala baba que destila el resentimiento, sin duda alguna. Los señoritos no se han salido con la suya y ya sólo les queda el consuelo de denigrar con calumnias a los que se lo han impedido. La verdad, sinceramente, creo que estaríamos mejor sin esa gente, pero tenemos que resignarnos porque, además, todo el mundo sabe que junto a lo peor siempre están los reductos de lo mejor y sería muy triste que hiciésemos pagar a los más justos por la rabia de los miserables. ¡Jo! Si es que hasta ese "quinqui de Badalona con aspiraciones vaticanas", que así es como califica Sostres a la pluma estrella del Órgano Mefítico, escribe hoy desde la distancia que a la independencia no se le espera ni para prontro ni, lo más probable, para nunca. Menudo palo, con todo lo que se había apostado a caballo que parecía ganador de todas, todas. Sí o sí, decían. Por lo demás, ¿qué hay de malo en que se 'sacrifique´a tiros a los lobos? Sólo a enfermos de animalismo les puede parecer mal eso. Lo criticable en todo caso es el procedimiento que se ha utilizado. Sedarlos y ponerlos una inyección, ¿para qué? Ahora va a resultar que los animales preven el futuro. No sé, porque entonces, en que nos vamos a diferenciar de ellos. Me parece a mi que a Dios, después de todas las molestias que se tomó para hacernos a su imagen y semejanza, no le va a gustar nada que nos asemejen a los animales porque, al fin y al cabo, es asemejarle a Él.  

Por lo demás, y cambiando de tema, ahora que ya tenemos aquí estas fechas entrañables, quisiera recordarles que bueno sería que consideráramos que también el cerebro es entraña. Sin que ello, claro está, vaya en desdoro de la entraña digestiva que por derecho propio ostenta el liderazgo del alarde entrañeril en estas, ya digo, fechas entrañables. Y digo esto, no por nada sino porque dejar de lado el cerebro me parece poco práctico si se quieren ver cumplidos esos deseos de renovación, renacimiento, o como quieran llamar a ese afán de mejora del mundo en general y de yo mismo en particular, que suelen surgir con motivo de lo que se ha dado en llamar solsticio de invierno que no es más que un punto de inflexión -segunda derivada- en el que la luz que iba a menos pasa a ir a más. 

Más luz en el hemisferio norte y más luz en el cerebro. Lo uno por la propia naturaleza de las cosas y lo otro a ver como lo conseguimos porque nadie regala eso. Ni tampoco se compra, aunque a veces nos hacemos la ilusión de que lo hemos conseguido por el simple procedimiento de vender el alma al diablo. En fin, vamos a ver como nos lo montamos porque si no renovamos el contrato de la luz, chungo.  

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Poitiers



Cuando residía en Salamanca frecuentaba a un catalán de la Seu de Urgel que andaba por allí licenciándose en filología árabe. Era un tipo muy curioso que tenía su ergástula en la calle Tentenecio, justo encima de donde solíamos ir a por el suministro ocasional de sustancias psicoactivas. Así que todo era que nos oyese llegar y allí que se descolgaba en busca de palique. Y no sé si sería a causa de sus estudios, del frío y hambre que pasaba, de los porros que fumaba, o de lo que fuese, pero siempre andaba tratando de maravillarnos con las cosas de la cultura musulmana. Y por él seguro que fue que leyese por entonces La Realidad Histórica de España  de Américo Castro. Y como lo uno trae lo otro, también, La Formación del Reino de Asturias de Claudio Sánchez Albornoz. Ámerico y Claudio, dos entrañables enemigos irreconciliables que se lanzaban entre sí estilizados insultos cuya recopilación bien pudiera servir para componer un manual de improperios rimbombantes a la vez que inofensivos. 

Pues bien, creo que fue de aquellas lecturas que saqué la idea de que el Camino de Santiago fue un invento de las monarquías europeas de la época con el que se trataba de erigir una barrera a las hordas musulmanas que venían por el sur. Hay que tener en cuenta que hacia el 730 de nuestra era los moros de la costa habían llegado hasta Poitiers donde les paró los pies un tal Carlos Martel de la estirpe de los Capetos, creo. ¡Y Poitier está muy arriba, oye! Si alguien no les para sabe Díos lo que hubiera sido esto. A lo mejor Alemania era ahora como Afganistán o cosa por el estilo. Una pasada. 

Les pararon los pies en Poitiers y luego el Camino de Santiago era un corredor por el que bajaba la gente del norte en busca de "espiritualidad" y muchos se quedaban en sus alrededores porque la habían encontrado. Así se fue repoblando el despoblado norte de la Península y los musulmanes cada vez lo tuvieron peor porque los bárbaros venidos del norte no perdían el tiempo en abluciones. Siete siglos después de Poitier los moros fueron expulsados de la Peninsula en cuyo sur quedó cristalizada una frontera que nunca más se ha movido... hasta ahora.

Hasta ahora por decir algo. Porque la cosa ya va para largo. Más de un siglo que we are here because you were there. El colonizador colonizado a la postre. Y claro, si a eso se le añaden una serie de circunstancias coyunturales que sería largo comentar, pero sobre todo inútil por ser de sobra conocidas, pues resulta que ya tenemos demasiados moros de la costa metidos hasta la cocina y con ganas de cocinar. Y bueno, cous-cous de vez en cuando no está mal, pero cordero halal a diario... ya saben el olor apestoso que eso deja luego cuando se va al retrete. 

Definitivamente, no. Hasta ahí podíamos llegar. Con todo lo que hemos luchado para librarnos de los malos olores. Sin duda hay que tomar cartas en el asunto. Al menos eso es lo que cada vez piensa más gente. Por ejemplo en Alemania donde se ha creado una asociación llamada PEGIDA -Patriotas europeos contra la islamización de Occidente- que está haciendo temblar a todos los devotos de lo políticamente correcto, incluida la Sra. Merkel. 

Coda.- De todas formas si quieren hacerse una idea más exacta de a donde lleva el gusto por la carne halal miren este video: https://www.youtube.com/watch?v=6bR63LrxY1Y

martes, 16 de diciembre de 2014

Borsalinos



Por Malasaña, cerca de Bilbao, me meto en un restaurante de nombre Este-O-Este. El menú me hace pensar que tiene que ser cosa de medio moros. Ha sido por el cous-cous más que nada que me haya decidido. No había clientes cuando he llegado y me han pasado a un reservado al fondo. De inmediato me ha llamado la atención que el único decorado eran nueve círculos formando un rombo sobre una de las paredes. En cada círculo un rostro. En el vértice superior Nietzsche. En el inferior Sartre. Por el medio, Heidegger, Shopenhauer, Kierkegaard, Spinoza, Unamuno... Sócrates en el centro y no recuerdo quién más, en cualquier caso no anglosajón. Quién ha puesto eso ahí, he preguntado al camarero. He sido yo, son mis preferidos, me ha contestado. Pues intimida comer bajo semejante mirada, he rematado. Ha sonreído y se ha ido a lo suyo. Y yo a lo mío que era un surtido de humus y falafeles. Estaba divino, pero me ha sabido a poco. Después me ha traído el cous-cous, que lo mismo. De postre, yogurt griego con miel y nueces. Por diez euros, qué más se puede pedir. E incluso he agradecido la relativa escasez que, qué duda cabe, es signo de refinamiento donde los haya en estos tiempos que corren. Al salir le he preguntado que de donde era y me ha dicho que del Kurdistan. Le he contestado con un ¡oh! ligeramente admirativo y le he preguntado que si peshmerga. No eso es de las montañas. ¡Ah!, y he salido sin más, pensando, eso sí, que qué mundo más curioso éste.

Estos paisajes que tantas veces he recorrido en bicicleta y que ahora veo desde el tren. Allí al fondo, por levante, se adivina la esbeltez de "la Moza de Campos". También por aquí descubrí un mundo que es todos los mundos. No hay millas de oro, ni luces de colores, ni restaurantes kurdos, ni mariachis, ni estatuas humanas desafiando la gravedad, ni borsalinos con guitarra que cantan "obi, obá, cada día te quiero más", pero el verde incipiente de los campos avisa de que Perséfone ya metabolizó el grano de granada y está a punto de escapar de los infiernos para convertirse en Demeter. Una explosión de vida que los vientos mecerán y el sol dorará... hasta que Perséfone se vuelva tragar el grano. Los ritmos sagrados de la naturaleza. Aquí y en todo el mundo. La esencial y fatal identidad de todo lo que existe.

Y en esto que levanto la cabeza y compruebo que estamos parados en Alar. Veo la casa en la que me demoré tres o cuatro años. Tres o cuatro años que bastaron para renacer, vivir, tragar el grano de granada... y vuelta a empezar en el campo al que me arrojaron los vientos. No sé, ya veremos en que para la cosa. De momento tenemos el solsticio a la vuelta de la esquina y eso también es renacer. Habrá que pensar porque si, a lo mejó, me compro un borsalino y agarro la guitarra y voy a la calle Preciados a tocar rumbitas...

lunes, 15 de diciembre de 2014

Minimalismo

 
                                  2013                                      2014                            

Claro, sacar conclusiones de lo que ves es arriesgado. Sin embargo conviene intentarlo porque es una de las cosas que más intensidad pueden dan a la vida. Vas por ahí e inevitablemente ves cosas, aunque sólo sea para no chocarte o caer. Y cada una de esas cosas son como letras, palabras o párrafos de un libro en el que, si sabes, lees. El libro de la vida.

Aprender a leer la vida es tarea ardua que suele cundir muy poco. Por eso supongo que es que solemos ser tan aburridos la mayoría de los mortales. Nos ponemos a contar lo que hemos visto y casi siempre nos sale un churro. Y, sin embargo, no hay cosa o suceso que no encierre dentro sí una historia interesante. La mar de interesante si al que la cuenta le cundió el aprendizaje de esa difícil lectura.

Ser consciente de estas dificultades, añadido al deseo de superarlas en la medida de lo posible, supongo que fue lo que me llevó a dar, primero con "el grado cero de la escritura", un tostón seguramente necesario para una mejor comprensión del segundo, "mitologías", los dos de un tal Roland Barthes. Así me di cuenta de todos los significados que puede haber detrás de un Citroën DS21, de un chalet de tipo vasco, de un combate de catch o, en definitiva, de cualquier cosa.

De cualquier cosa, por ejemplo la iluminación navideña de la calle más emblemática en lo que al lujo hace de todo el país. El año pasado me llamó la atención por su flamboyance  y por tal fue que la trajese a este blog. Este año es puro minimalismo y traigo hoy la comparación pretendiendo con ello extraer conclusiones. De la flamboyance al minimalismo en el lugar más emblemático, es decir, que marca tendencia, no puede ser por casualidad.  Porque es que, además, no es sólo la iluminación, también esa nueva sede de ZARA es minimalista por los cuatro costados. Vista por fuera es una castellana casa de viviendas que tiene una discreta tienda en sus bajos. Por dentro, prodigio de funcionalidad.

Es curioso, porque lo mismo esa iluminación que ese edificio es obra de gallegos. Como gallego es nuestro hombre en Moncloa. Un estilo venido de donde suelen venir las borrascas. Porque borrasca tiene que ser en este Madrid barroco la  llegada de aires minimalistas. Fuera caterings de la Moncloa. Los canapés los confecciona Viri, la señora de nuestro hombre. Y los adornos de Navidad los cuelga ella también. Al minimalismo no le cuadra la mala grasa que son todos esos falsos empleos creados con el sólo propósito de mejorar las estadísticas. ¡Y a qué precio! Lo mismo que la flamboyance de las iluminaciones que no es sino gusto propio de pavos reales en fase de apareamiento. ¿Qué sentido tiene eso hoy día cuando todos conocemos  de sobra lo que hay debajo de la capa? 

Señoras y señores, parece querer decirnos ese fresco general procedente de  Galicia -¿lo cogen?-, déjense de mandangas y vayamos a lo que importa... que no otra cosa es el minimalismo. Lo que importa, o sea, prescindir de la horterada, que ya tuvimos nuestro lote.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Cabarcenogénesis

 
 
Resulta que un veterinario de un "parque de la naturaleza", que le dicen, que hay en la petit province se ha visto obligado por las circunstancias a sacrificar a todos los lobos adultos del citado "parque de la naturaleza" o "centro de interpretación", que también así queda bien. ¡Válgame Dios, ya la tenemos armada! Ahora resulta que sacrificar lobos es un crimen atroz. Como torturar a yihadistas para sacarles la valiosísima información que tienen y no quieren soltar. Pues nada, yo cogía, agarraba y a cada uno de esos indignados por los lobos les ponía a vivir de pastorear ganados por los pastizales de las cordilleras y, a los antitortura les proporcionaba un hermano periodista secuestrado por esas gentes malandrinas y descomunales. Porque esa es la cuestión, que es tal el grado de majadería al que están llegando ciertos sectores de la sociedad que ya se considera normal poder ponerse en el lugar del lobo o del yihadista, pero de ninguna forma en el del pastor o del encargado de procurarte seguridad.

A mí, desde luego, no me agrada que maten lobos ni torturen yihadistas, pero comprendo las tremendas contrapartidas que tiene el proceso civilizatorio. Comer queso de oveja y cabra así como lechazos y cabritillos a cada hora, lo mismo que evitar que a nuestras mujeres les acaben rebanando el clítoris tiene que obligar por fuerza a ciertas cautelas desagradables... que, afortunadamente, la sabia naturaleza se encarga de poner en marcha al margen de consideraciones de tipo, por así decirlo, legales, o sea, de milongas encaminadas en no pocos casos a satisfacer la buena conciencia de los majaderos. La sabia naturaleza, digo, genera campesinos desalmados y crueles servicios de inteligencia que preservan el abastecimiento de nuestras despensas y los clítoris de nuestras mujeres... entre otras cosas. 

El majadero, o el mamarracho, como todos ustedes saben es un tipo que por el querer de los dioses y sabe Dios qué otras causas tiene una especial tendencia a mirar la realidad a través del ojo de la cerradura y creerse que, así, ya lo ha visto todo. Claro, al ver tan poco le resulta extremamente sencillo encajar las cuatro piezas... lo cual, como que le da pie para justificar su indignación tan pronto entran nuevos elementos en juego que es incapaz de comprender. Bueno, para no extenderme les diré que eso es, ver por el ojo de la cerradura, lo que le pasa al que va a ver la naturaleza al "parque de la naturaleza" de cualquier provincia sea pequeña o grande. En los dichos parques no se ve nada de nada, incluso menos que en cualquier documental por malo que éste sea. De hecho, hace no muchos años, cuando todavía perduraba el resplandor de aquellos maravillosos años, se habló mucho de suprimir todos los "parques de la naturaleza" un concepto que de puro pleonasmo es casi oximorón. Luego, claro, con lo del desarrollo de la industria turística... ya saben, la gente, con tal de no quedarse en casa, aunque sea se traga un parque de la naturaleza y le sabe a Serengueti.

Yo, no es que no me guste presumir de mis muchas adquisiciones, pero es que, además, en esto de la naturaleza tengo todo el derecho del mundo si lo hago porque he dedicado toda mi vida a su estudio. Y, además, como debe ser todo estudio, empezando por lo general para acabar profundizando en una parcela minúscula de lo particular. Y miren, resulta que a esa parcela minúscula no he conseguido verle el fin ni en pintura. Ha resultado ser infinita. Y por eso supongo que es que de lo que con menos seguridad hablo es de esa minúscula parcela que me robó media vida. Pero, bueno, en definitiva, de la naturaleza y sus complejos procedimientos sé algo más que la inmensa mayoría aunque nunca se me haya ocurrido ni por asomo entrar al parque de Cabárceno cuando he pasado por su puerta y no te digo ya agarrar un avión para ir al Serengueti. Y sé perfectamente que no se derivarán efectos colaterales adversos para los intereses de la humanidad si desaparecen los lobos o los yihadistas.

Y, por lo demás, allá cada cual con su afán de retratarse a través de sus indignaciones. Majadero o mamarracho saldrá las más de las veces.

viernes, 12 de diciembre de 2014

¡Fiesta!

 
 
A las once de la noche un día entre semana el VIPS de la calle Goya tiene todas las mesas ocupadas pero, cosa curiosa, no hay alboroto. Esta no es mi España. Sin embargo a las doce del mediodía me cuesta cinco minutos cruzar la Castellana por Cibeles. Los semáforos no funcionan y los guarros urbanos con el pito en la boca no consiguen revertir el caos: peatones y conductores se disputan a cara de perro el espacio. Me fijo que los coches son todos enormes y  el conductor es muy raro que vaya acompañado. Si a eso le añades el trepidar de múltiples martillos neumáticos que taladran el pavimento y las correspondientes mesnadas de turistas queriendo fotografiarse justo donde la acera se estrecha... sí, desde luego, como ha dicho el Presidente, lo de la crisis es historia pasada... como si la historia pudiese ser de otra manera que pasada.  

Paseo por las calles del centro, peatonales a medias a causa de las legiones de repartidores, y flipo con la cantidad y calidad de establecimientos hosteleros. Se acerca la hora de la comida y es raro en el que no apetece entrar. Al final decidimos hacerlo en uno de los de toda la vida y es como si fuese un milagro que te puedan dar tan bien de comer, tan buen trato en un ambiente tan agradable por sólo once euros. Desde luego que Mateo Alemán se hubiese tenido que morder la lengua hoy día a propósito de los mesoneros. Y Guzmán de Alfarache tendría que ser uno de aquellos hipsters que comían en la mesa del fondo. Porque esa es la cuestión, que se ve por todas partes mucho joven hipster, gadged en ristre. Ignoro de qué vivirán pero dan la impresión de que lo hacen muy bien y con mucha facilidad.

Y lo bueno del caso es que esto no ha hecho más que empezar. En el horizonte se vislumbran nuevas conmociones. Un chino la quiere armar gorda por la parte de Campamento. 6000 milloncejos del ala para un complejo no precisamente de Edipo. Más ocio versus negocio. Y los de Bollywood andan buscando sede aquí para sus eventos de alfombra roja. 40000 personas dicen que traerán todos los años a desmadrarse por los figones y tablaos de la ciudad. Turismo de calidad todo él. La verdad, no me extraña que nadie quiera perderse la fiesta que es Madrid en particular y España en general. Porque eso es España, el país de la fiesta que no cesa. Nadie nos gana en eso ni de lejos. Lo mismo en cantidad que en calidad. Y ya, si lo relacionas con el precio, ni te digo.

Bueno, yo no sé lo que podría llegar a ser esta ciudad si de repente llega un equipo al ayuntamiento que se decide a poner orden en el caos del tráfico. Una ciudad para peatones y ciclistas abierta las 24 horas del día. El despiporre, vamos. El centro del mundo al alcance de todos los bolsillos. Pasen, señores, siéntase seguros y diviértanse por dos perras.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Chusmología

 
 
Si tuviese poderes para ello, Rector de una universidad o cosa parecida, pondría en marcha sino una licenciatura, que sí creo que daría para ello, sí por lo menos un master en chusmología. Porque no sé ustedes, pero yo echo mucho a faltar tanto unos parámetros que definan lo que entra dentro de la condición de chusma como una teorización sobre su génesis, desarrollo, extensión y en último extremo las consecuencias de su victorioso campar por los campos de la lógica.

Sería por tanto, creo yo, de altísimo valor para mejorar el funcionamiento de la república, o reino para ser exactos, cualquier esfuerzo que ayudase a un mejor reconocerse en las propias miserias. Ese insistir casi sobrehumano que vemos no sólo en los medios de comunicación sino en una simple conversación al tresbolillo con cualquiera que te topas por la calle, ese insistir, digo, en la corrupción o, en su defecto, en la inutilidad de todo aquel que tiene algún tipo de responsabilidades públicas, ese insistir, insisto, a falta de una justificación lógica, tiene que traer causa, perdón por la tertulianez, de carencias intelectuales propiciadas por el patológico predominio de los sentimientos, bajas pasiones sobre todo, sobre el recto razonar... que no otra, juraría, es la alteración que erige a cualquiera en chusma: sentimientos sobre razón, cercanía sobre lejanía, Dionisos sobre Apolo en definitiva.

Digo que se insiste a falta de una justificación lógica y creo que digo bien, porque si tan corruptos e inútiles fuesen los cientos de miles que tienen algún mando en plaza, ¿cómo se podría justificar entonces que sea éste, según todas las encuestas, un país que está entre los quince o veinte mejores de todo el mundo en casi todo? Algo no cuadra, señores míos, tertulianos y demás. Sin duda la corrupción e inutilidad para lo práctico no es nuestro mayor problema y sí, acaso, un cierto malestar interior generalizado por causas a analizar que es el que hace verlo todo negro  so pena de entrar en doloroso conflicto con el propio estado de ánimo.

Causas a analizar, eh ahí el núcleo principal de esa nueva ciencia que propongo. ¿Por qué tanto encabronamiento cuando tantos tienen tanto de todo lo fundamental? Mejor comida, más salud, mejor educación, mayor seguridad, mejor vivienda que la que nunca soñaron tener sus padres y no digo ya sus abuelos? ¿Acaso fue algún virus que les inoculó la opulencia en forma de falsas expectativas? ¿O el simple no soportar que otros parezcan ser más que tú? No lo sé, pero sin duda algo está fallando aquí por falta de una ciencia que sepa destripar el mal que es capaz de trasformar a gente con todas las papeletas para ser ciudadanos justos en simple y despreciable chusma que corre tras cualquier coleta que les inculca la esperanza de poder vengarse de agravios imaginarios.

Ya digo, no sé, pero mientras tanto se insiste en lo mismo de lo mismo, no se debate del mundo que viene y los inevitables cambios que todos tendremos que afrontar esté quién esté al timón de la nave. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

Conundrum



Que el Planeta Tierra se está calentando parece ser un hecho demostrado. La disminución progresiva de los casquetes polares y la fusión de los glaciares dejan poco espacio a la duda. Sin embargo en lo que nadie va a poder evitar la controversia es respecto a las causas de ese calentamiento: ¿es debido, por lo menos en parte, a la actividad humana? Hay opiniones para todos los gustos. O, para ser más exactos, diremos que para todas las situaciones. Según de lo que cada uno viva la percepción tenderá a ser una u otra. Y no va a ser fácil llegar a un acuerdo porque el calado de las consecuencias de decantarse de un lado u otro es morrocotudo. Sobre todo si al final se acepta que sí, que somos los humanos la causa primera del grave problema. 

Bueno, grave según para quién. Hay que tener en cuenta que a Rusia y Canadá les viene de perlas el asunto. Cada grado que suba la temperatura ganan millones de hectáreas para el cultivo y demás actividades humanas. Además, para cerrar el círculo, son los dos países con mayores reservas de esas sustancias fósiles que están en el origen de la debacle general. O sea, otra variable de gran envergadura que habrá que tener en cuenta a la hora de llegar a pactos. Un verdadero conundrum como dicen los anglosajones.

A mi edad, como es lógico, lo único a lo que se aspira es a que te dejen terminar la jornada lo más en paz posible, lo cual no quita para que uno trate de comprender lo que le rodea más que nada porque esa actividad mental es un entretenimiento divertido y barato. Y, la verdad, voy a ser franco, no se me alcanzan en absoluto la mayoría de las razones por las que los humanos nos complicamos tanto la vida tratando de facilitárnosla. Les pondré un ejemplo que, al respecto, a mí me parece paradigmático: la jardinería. Cogen ustedes, agarran un libro y dicen, me voy a leer a un banco del Retiro esta bonita mañana de primavera. O de otoño. Pues bien, desistan del empeño porque no llevarán ni cinco minutos sentados cuando se le habrá puesto a menos de veinte metros un jardinero con un aparato que mete un ruido infernal. Es que así va más rápido, rinde más, argumentan los responsables del engendro. Bien, pienso yo, pero no estamos pagando un sueldo a tres o cuatro millones de parados... ¿para qué queremos ir tan rápido? Quizá para tener que pagárselo a cinco o seis dentro de poco. Y, además, yo no estaría tan seguro de que vayan más rápido que he visto mucho segar con dalle y atropar con rastrillo y a poco arte que haya en dos patadas te dejan lista una hectárea. Y mientras tanto a nadie se le impide que siga leyendo que es a buen seguro la actividad más rentable de todas. 

Bueno, si quisiera, podría seguir hasta el infinito la lista de actividades y actitudes que me son del todo incomprensibles por lo molestas, inútiles y, ya puestos, para abreviar, sencillamente estúpidas. Los millones y millones de kilómetros que no se harán para hacer exactamente lo mismo que puedes hacer justo al lado de tu casa. Aunque mas exacto sería decir para no hacer, porque todo ese afán de lejanía no es sino la consecuencia del nada tener que hacer con su inevitable secuela de vacío existencial. Caro ansiolítico, desde luego, ese puro alarde de la nada. 

No sé, porque cada uno es cada uno y se las apaña como puede para resistir. Pero que no me vengan con milongas ecologistas tratando de parecer bonito. El otro día coincidí por curiosidad con una concentración de ese tipo de gente guay junto al faro de Cabo Mayor y, cosa curiosa, todos, absolutamente todos, habían ido hasta allí en coche. Aquello parecía la romería de San Pantaleón. Ni uno debió sentir el gusanillo de la contradicción. En fin, en cualquier caso, en muchos lugares se han dado cuenta de que es más divertido ir a los recados andando o en bicicleta. Así echas el día, que mira que cuesta a veces, y no emites carbónico que es lo que debería molar si se pretende ser guay. 

Cochina mentira



Siempre me ha parecido que una de las formas supremas de la estupidez es el ir presumiendo por ahí de ser de los que siempre van con la verdad por delante. La verdad por delante, ¿qué quiere decir eso cuando se trata de casos en los que no hay llaga en la que meter el dedo? O sea, casi siempre. En la inmensa mayoría de los casos nos tenemos que limitar a una sospecha o intuición y, por supuesto, nos podemos decantar en un sentido u otro, pero siempre a la sombra de la duda que es la que nos hace cautos, es decir, menos tontos. 

Por otro lado están los que de puro pasarse de listos van siempre con la mentira por delante. Y ya saben lo que dijo Nosequién, que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad para la inmensa mayoría que, como todo el mundo sabe, esta formada sobre todo por incautos. Así es que uno de los oficios más necesarios, comprometidos y quizá difíciles que existen es el de develador de mentiras. No por nada sino porque una sociedad que se sustenta en mentiras tiene todas las papeletas para acabar a tortas antes que tarde. 

Así, por ir a lo concreto, comentaré sobre lo que a mi limitado juicio constituye una de las más perniciosas mentiras de la humanidad: la lengua como alma de los pueblos. Un pueblo, una lengua, dicen, porque la lengua es lo más sagrado y por tal es que sea lo primero que te quiere quitar el conquistador porque es la mejor manera de destruirte. De ahí a pasar a afirmar que hay lenguas que suenan mejor que otras y, un paso más, lenguas en las que se piensa mejor que en otras. En las teles francesas se tiran miles de horas tratando de convencer al personal de semejantes puerilidades, lo cual no quita para que la realidad sea tozuda y,así, la nueva Presidenta de la Francofonía abrió la presentación de su nuevo mandato hablando en inglés y no por nada sino porque es conocedora de que las clases dirigentes de los países que fueron colonias francesas se expresan mejor en inglés que en francés. Pragmatismo obliga: los negocios se hacen mejor en inglés. 

Hoy viene una noticia en los periódicos cuanto menos chusca. Un partido político alemán quiere imponer que los inmigrantes hablen alemán en sus casas. Suena a imbecilidad, pero es que a eso es a lo que tiende toda idea de superioridad de lo propio. Es lo de ciertos catalanes o vascos aquí en nuestra casa que, los pobres, ya no saben en que dar para aligerar su complejo. Ahora, después de haberse pasado décadas  asegurando que ser bilingüe te hace más inteligente, añaden para redondear que también protege contra el alzheimer. Da igual que no haya nada serio en que basar tales afirmaciones, lo que cuenta es tener la sensación de que estás humillando a los venidos a más que ya, muchos, incluso te sobrepasan. 

Imagínense lo que le importa a cualquier español, francés, alemán o polaco, sus idiomas una vez que han alcanzado un determinado grado de formación que les convierte automáticamente en ciudadanos del mundo. Apañados estarían si tuviesen que dedicar sus esfuerzos a saltar las barreras que son sus idiomas. Convénzanse, los idiomas vernáculos son para las pobres gentes. Como siempre han sido por otra parte. Newton, el más universal de todos los ingleses, escribió sus Principia en latín que era la lengua que usaban los únicos capacitados para entenderle. Hoy los hubiese escrito en inglés como hacen chinos, japoneses, alemanes, franceses y españoles, cuando tienen algo realmente importante que decir. 

Así que, mis queridos compatriotas, no se dejen impresionar cuando alguien les venga con la milonga de la nostra identitat. Los idiomas son muchos, aunque cada vez menos a Dios Gracias, pero el pensamiento correcto sólo es uno. Y eso es lo que cuenta para el que quiere entenderse. Porque esa es la otra, cuando uno empieza a sentir que va a menos lo primero que le pasa es que no quiere así le maten entenderse con los que piensa que están yendo a más. Es una ley de la naturaleza contra la que es complicado actuar. Por eso hay que ser pacientes que no complacientes. 

En fin, por lo demás, con los idiomas como con todo es el progreso el que acorta las distancias. Lo mismo que en las islas griegas el comercio marítimo unificó los mil dialectos en una lengua, en el mundo de hoy, con tanto comercio de todo tipo supongo que pasará lo mismo. De todas formas que no se me amohínen los amantes de la diversidad porque si hay siete o nueve millones de seres humanos en el planeta habrá la posibilidad de siete o nueve mil millones de formas de pensar. Y esa es la variedad que sí que tiene enjundia. 

Coda.- Perdón, Jacobo, por haberme metido en camisa de once varas.  

domingo, 7 de diciembre de 2014

¿Y?



Si a alguien se le ocurriese ir contar  a Beavis y Butt-Head que ha estado en Paris y ha visto la Gioconda, seguramente recibiría por respuesta un escueto y tirando a despectivo "¿y?"

El caso es que anoche estaba bastante cansado al llegar a casa, así que enchufé la televisión me fui a ARTE y me puse a ver. Estaban pasando un documental sobre la Gioconda. Bueno, ya saben, torrentes de palabrería hueca sobre lo enigmático de su sonrisa, que si es triste que si es irónica, que si patatín que si patatán. Luego, claro, que si era la mujer de éste, que si era la de aquel, cosas todas la mar de interesantes... tanto que se me pusieron en la cabeza Beavis y Butt-Head y no me les podía sacar. Al cuarto de hora, apagué y me puse a hacer solitarios. 

Yo no sé si habrán visto alguna vez a esta chocante pareja de dibujos animados. Desde luego hay que tener bastante cuajo para poder soportarlos. Hay que tener en cuenta que quizá sean la síntesis más perfecta que se pueda concebir de los dos grandes monstruos del pensamiento contemporáneo, a saber, Nietzsche y Shopenhauer. Efecxtivamente, cualquiera medianamente experto en estos dos autores sabe que si hubiesen tenido la oportunidad de ver lo que yo vi anoche, esas frenéticas masas de orientales venidos del ultramundo gadget en mano, amontonándose en una especie de tomatina para ver una estampa millones de veces vista ya... no hubiesen podido pasar del escueto "¿y?" que es lo que mejor expresa ese maravillamiento demoniaco de las mentes fáusticas ante lo que pareciendo normal al común de los normales escapa a la comprensión de, incluso, la suprema inteligencia divina. 

Porque, bien, dirá un entendidillo, es simple fetichismo. Sí, ya, una palabra muy culta, pero ¿qu´est-ce que c´est le fétichisme? ¿No sería mucho más apropiado llamar pulcra y llanamente imbecilidad a hacer 10000 kilómetros para ir a ver una cosa que ya has visto millones de veces? Además, ya puestos, si me dices que vas a París a ver el espectáculo del Moulin Rouge o del Folies Bergere, lo entiendo un poco más porque hasta yo he caído en eso, pero la Gioconda... ¡anda ya! Lo último que se me hubiese ocurrido a mí hacer en París.

En fin, allá cada cual. Si te sientes mejor después de haber visto el que dicen es el original de la Gioconda, pues venga, haz los kilómetros que sean necesarios y aguanta las colas de aquí te espero. Todo es poco con tal de sentirse mejor. Y además, por qué van a tener que comprenderlo todo aquellos a los que les da por pensar. Con saber que gracias a esa incomprensible propensión del común de la humanidad  a ver de cerca lo supuestamente original se genera la mitad por lo menos del PIB mundial, para qué queremos más.  

jueves, 4 de diciembre de 2014

¡Vaya un tostón!



marinero con guitarra

Ustedes de verdad creen que la corrupción es la segunda preocupación de los españoles como asegura un payo en la tribuna del periódico global, antiguo diario independiente de la mañana. Ustedes creen que los españoles están muy preocupados por la existencia de pederastas, que es que si haces caso a la prensa acabas convencido de que levantas una piedra y aparece uno. Ustedes creen que desenterrar cadáveres de desaparecidos de la Guerra Civil puede estar entre las preocupaciones de alguien que no piense en sacar beneficio de ello. Y así un millón de cosas más que sólo existen en el ánimo de gente porque los medios de comunicación machacan con ellas con no se sabe que aviesas intenciones que, en cualquier caso, nada tienen que ver con su pretendida contribución a la mejora de la calidad democrática o, simplemente, de una sociedad más justa. 

Bueno, decir que no se sabe que aviesas intenciones no es justo: resaltar la corrupción está claro que malicia arguye porque las más de las veces es prevención a destiempo tratando de ocultar propias vergüenzas. Por no hablar de la pederastia que, aparte de la manía de algunos de aprovechar lo que sea para denigrar a la Iglesia, es obsesión de quienes a buen seguro no están muy seguros de sus propias inclinaciones. Como siempre pasó, por otro lado, con la homosexualidad que siempre fue perseguida principalmente por quienes la practicaban de tapadillo. Lo de desenterrar muertos parece más bien de esperpento de Valle Inclán: como aquel cura que se emborrachaba e iba a sacar los huesos de las tumbas para vendérselos a los estudiantes de medicina. Y de contento que estaba pensando en el beneficio, por el camino a Santiago bailaba con el esqueleto. 

Las preocupaciones de la gente no hace falta encuesta que nos las vengan a descubrir ni medios que se dediquen a pregonarlas. Uno sólo tiene que mirar hacia adentro para saber de que van y un poco hacia afuera para confirmar las sospechas. Son todas preocupaciones relacionadas con el más puro y duro egoísmo. El egoísmo ciego que sólo la inteligencia puede modular para hacerle compatible con los otros egoísmos. Por eso, siempre que estalla el conflicto en no otra cosa debemos pensar que en un fallo de la inteligencia por una parte y por la otra aunque no siempre, bien sure, en la misma proporción. Y así, por lo mismo, por mucha estulticia que haya por una parte, como por la otra haya suficiente inteligencia no otra cosa pasa que el consiguiente tostón que da el necio a causa del rencor o el resentimiento que le crece por dentro al sentirse ninguneado. 

Así que, si bien lo consideramos, toda esa insistencia de los medios en ciertos temas sin sustancia es porque no pueden soportar que la gente pase de ellos olímpicamente. Es como si no perdiesen la esperanza de desencadenar el conflicto con el cual ya tendrían por un tiempo el trabajo resuelto y la clientela asegurada. Les podría poner miles de ejemplos al respecto, pero baste con el tema catalino. ¿Se imaginan la que se hubiese podido armar si el resto de los españoles hubiesen entrado al trapo de los delirios de los catalanistas? Y mira que lo han intentado los medios de comunicación. Pero cómo iba a ser posible si ni por asomo está ese tema entre las preocupaciones de los españoles. Un tostón, sí, pero de ahí no pasa, ni va a pasar nuca, se lo aseguro. 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sistemas complejos



Los que nos hemos pasado los mejores años de la vida dedicados al estudio de un sistema complejo tenemos por derecho mayor capacidad para comprender el mundo que los que no hicieron ese esfuerzo por mucho que, quizá, hiciesen otros mayores si es que los hay. Porque, al fin y al cabo, qué es el mundo sino un sistema complejo. Y todos los sistemas complejos, no se engañen en esto, son en el fondo el mismo sistema, es decir, un conjunto infinito de elementos que interactúan entre sí sin que la acción de uno solo de ellos deje indiferente a todos los demás, incluidos los que pudieran parecer más remotos. 

Así es que estos días que tanto insensato hay por ahí repartiendo fórmulas mágicas no sólo para hacer compresibles mediante un cursillo abreviado los sistemas más complejos sino también la manera de controlarlos para que funcionen como la seda, convendría que los que sabemos un poco del asunto levantásemos nuestra voz para advertir del engaño y ofrecer por medio de las metáforas pertinentes una aproximación al escepticismo necesario para sobrellevar con elegancia las angustias inherentes a la inaprensibilidad de dichos sistemas. 

El cuerpo, sistema complejo donde les haya, que me diga alguien cuando pasó un día completo en el que no le mandó algún mensaje inquietante. A la que te pasas un pelo, y aún sin pasarse, dispepsia, mialgia, jaqueca, disuria...  porque es que todo lo que se usa se gasta y al gastarse renquea. Bien, al principio con tres en uno se soluciona. Al poco, ni con diez en uno. Hay que cambiar las piezas y muchas no tienen recambio posible. Así es que el equilibrio perfecto, la ataraxia, esa especie de entre felicidad e idiocia que dicen que llegan a alcanzar los yoguis de la india no es en realidad otra cosa que estar muerto en vida. Estar vivo es que te duela algo. Esa es la triste realidad que tanto le maravillaba a Shopenhauer: tanto dolor y, sin embargo, nadie se quiere morir. O casi nadie. Por lo menos conscientemente que en el inconsciente ¿qué otra cosa que ansias de salir del mundo puede ser toda esa burricie gratuita que tanto espectáculo da?

Pues igual que el cuerpo, cualquier sistema complejo. Un Estado, por ejemplo. Siempre le está doliendo algo y cortando un poco por aquí y empalmando por allá se alivia y sigue funcionando. El caso es que se desconfíe de quienes sugieren cirugías mayores. Extirpar órganos de los que se desconoce su importancia. Que no otra cosa es lo que preconizan los gurús porque para ellos vivir es estar muertos.  

Por tanto, ojo al parche si queremos seguir doliéndonos por estar vivos. Porque ya digo, hay por ahí una cantidad de tipos que por haber hecho solo cursillos creen saber de lo no saben...