viernes, 26 de diciembre de 2014

Pesca artesanal



Uno que el parecer manda bastante en un partido que se llama Izquierda Unida ha dicho entre otras sandeces que si él llega a gobernar en vez de ayudar a los bancos ayudará a las personas. En alcanzando este punto, uno se pregunta si este tipo de tipos son simple y llanamente unos analfabetos o, mucho más probable, unos caraduras que no tienen reparo en aprovecharse de los naturales resentimientos de la pobre gente. A la pobre gente, ya se sabe, por las circunstancias de la vida, quizá porque Dios no les favoreció en la cosa genética, por lo que sea, le suele ser difícil reconocer su cuota de responsabilidad en su propia suerte. Así es que si están mal y ellos no tienen la culpa, que otra cosa más lógica que albergar resentimiento hacia quién sea que un coletillas le señale como culpable de sus desgracias. Porque el caso es que, no sé ustedes, pero hay que ver el alivio que a mi me supone tener bien identificado el objetivo al que deseo por lo que sea lanzar mis dardos envenenados. 

Ayudar a los bancos versus ayudar a las personas. ¡Agárrame tal mosca por el rabo! Pues bien, el señorito de Izquierda Unida lo tiene claro: es la eterna dialéctica ricos/pobres. Mala gente/buena gente en definitiva. Y venga y dale, y se van a enterar estos hijos de puta que ahora me pongo en huelga y se van a tener que comer sus basuras... yo también las mías, pero lo hago con alegría porque sé que estoy jodiendo a alguien. La condición humana en estado puro. La rabia que nace de la envidia que brota de las diferencias. ¡Anda que no da todo esto para comer el coco a las víctimas del botellón! ¡Tan felices que fuimos de jóvenes!

Vienen a cuento semejantes consideraciones porque, según tengo entendido, se nos viene encima un año cargado de citas electorales. Y tiemblo ya pensando en el cúmulo de majaderías con las que nos vamos a tener que desayunar cada día so pena de salir pitando a cabalgar por las inabarcables estepas al sur de la cordillera. Podemos, jodemos, chingamos, nos separamos... ¡menuda vara! Cómo si no supiésemos que aquí ya está vendida, y requetevendida,  toda la pesca de arrastre. Lo poco que queda, que sin embargo es bastante, es la pesca artesanal. Las artes de cada uno para mejor sustentarse. 

En fin, vamos a ver si somos capaces de hacer oídos sordos al tsunami que se nos vine encima.

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